Dos semanas.
Habían pasado ya dos semanas de un mes de vacaciones, la casa de su madre y su habitación se encontraban como la última vez que los había visitado.
Klaus no entendía absolutamente nada, tampoco entendía porque su madre lloraba todas las noches cada vez que él les pedía ver a Félix, porque él estaría esperándolo.
Puede que ellos no estuvieran bien, pero en su cama siempre susurraban cuánto se amaban, aunque Félix no lo abrazara como él lo hacía, aunque su rubio favorito tuviera la piel fría y pálida, a él le encantaba estar allá.
Su apetito había disminuido, Félix no respondía sus llamadas y mensajes, haciéndolo sentir como un bebé llorón por las noches.
“No está”
De nuevo esa voz.
Ignorándo la por completo, Klaus baja hacia la cocina, su madre necesitaba ayuda, aunque él no era totalmente bueno en lo culinario, podría ayudarle en lo más sencillo.
La noche llegó rápidamente, las llamadas eran desviadas al buzón y los mensajes sin ser respondidos. Su madre estaba recargada en el marco de la puerta, el pelinegro lo noto, levantó la mirada y con un pequeño abultamiento de labios que tanto a su madre como a Félix les gustaba.
-Félix está enojado conmigo, debo de regresar, el debe extrañarme, no le gusta estar tanto tiempo solo.
-Klaus…-Su madre se acercó a él, sentándose a su lado- Klaus, debes de entender que esto lo hicimos por tu bien, Félix….
-Estoy enamorado de Félix, ustedes me ayudaron a pedirle que fuera mi novio y después mi esposo, aceptaron que nos fuéramos a vivir juntos cuando teníamos veintidós…¿Por qué no quieren que lo recupere? Ha sido distante, inclusive no me habla, me ignora, quiero estar con él, lo amo mamá y me duele estar perdiéndolo.
Y con eso último, su madre se soltó a llorar. Klaus no disfrutaba verla llorar, así que, estiró sus brazos y la abrazo fuertemente.
-Se que me quieres, y buscas mi bienestar…Pero Félix es mi vida mamá, es mi todo en este mundo- Los sollozos incrementaron y por alguna razón, el pelinegro comenzó a llorar- Sabes, hay alguien que me dice que no está, pero lo siento, siento ese amor que aún me tiene, y todos nuestros recuerdos, se que puedo recuperarlo, se que el aún me ama, tal vez hice algo mal y está molesto conmigo- Su mamá apretó fuertemente su abrazo- Mamá, aún está, ¿Verdad? ¿Aún está ese amor que me prometió frente al altar?
Su madre asintió repetidas veces, diciendo el “Si” con voz entrecortada.
El corazón de Klaus se sentía vivo, porque no sólo él pensaba eso, sino también su madre, su familia.
Félix siguió ignorando sus llamadas y mensajes.
Su familia se negaba a dejarlo volver hacia su hogar.
Su familia se había encargado en traer sus cosas hacia la de sus padres
¿Por qué?
Félix y él estaban juntos.
Félix y él eran muy felices juntos, pero….
¿Por qué era tan distante con él?
Se sentía extraño todo, su cabeza le decía algo, esa pequeña voz siempre gritando que Félix no está más.
Él está, él lo sintió, él sintió el amor de Félix.
Su teléfono vibró en una ocasión.
“6° Aniversario”
Klaus se sentía feliz, mañana sería su sexto aniversario de casados.
Félix prepararía una cena y él estaría en el trabajo.
Pero si eso lo hacía sentir feliz entonces, ¿Por qué estaba llorando?
¿Y porque esa voz volvía a decir lo mismo?
¿Por qué esa voz lo culpaba de lo que había ocurrido?
¿Porque la imagen de Félix asustado lo estaba atormentando?