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Capítulo # 13

Capítulo # 13

En la mansión Dimou Markus.

Zeus miró a sus hermanas y cuñadas por presentarse así, y tener esos objetos en las manos, si estaban locas de verdad, entendía en una parte, quería tanto a Hera como él, ahora estaba de acuerdo que le darían una paliza a Petra para que aprendiera, que con Hera nadie se metía, era su mujer.

—Fue Petra —dijo Zeus mirándolas—. Ella la lastimó.

—¡Zeus! —exclamó Hera sorprendida.

—Ahora sí —dijo Sofía furiosa—. La mataremos, la cortamos en pedacitos, para que no nos descubran, compramos pirañas y listo.

Todos quedaron sin color, qué muerte más espantosa ahora agradecían a Dios que Sofía era su hermana y así poderla controlar.

—¡Esta es peor, que mujeres asesinas! —exclamó Fedra perpleja.

—Claro que sí —dijo ella sonriendo—. Nos llamaremos, “Asesinas sensuales”

—Cálmate —habló su hermano mayor—. Acuérdate, que estás embarazada.

—Pero —dijo Sofía, desanimada.

—Igual, le vamos a enseñar a esa mujer que, con una Markus, nadie se mete —aclaró Clío con seriedad.

—¡Así es! —exclamaron Letha y Nora.

—Chicas, gracias por protegerme. No creo que Petra se vuelva a meter conmigo —les aseguró Hera. 

—¿Y por qué estás tan segura? —le preguntó Nora.

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En otro lado.

En un hotel lujoso.

Petra apenas había despertado, cuando se miró al espejo grito de cólera de ver cómo alrededor de su ojo estaba entre verde y morado. Su amiga salió a verla.

—Petra —dijo ella asombrada por lo hinchado que tenía el ojo—. Pareces un animal raro, ja, ja, ja, ja.

—Cállate la jeta —le dijo obstinada Petra—. Por tu culpa, estoy así Briseida.

—No querida, te llamé para que separaras a Zeus de esa mujer. Jamás te insinué que la fueras a golpear —le recordó Briseida con sinceridad—. Yo me voy unos días con Ezio, no es tan mal amante como imaginaba, lo importante que no puede embarazarme, porque se hizo una vasectomía. 

—Suerte para ti —sin importarle lo que le estaba contando—. Me las va a pagar —murmuró frenética.

—Te dejó —dijo Briseida alejándose de ella.

Petra se quedó pensado en lo que le haría a Hera.

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En la mansión Dimou Markus.

Hera logró calmarlas un poco.

—Hera, déjanos golpearla —insistió Sofía.

—Ya cálmate. Guerra china —dijo Zeus molesto—. Piensa en mi sobrino o sobrina.

Las demás soltaron una carcajada por haberla llamado “Guerra china”

—No me llames así —ella seria.

—Compórtate —le ordenó él.

Sofía guardó silencio y molesta.

—No se puede quedar así —dijo Nora mirándolas. 

—No sé, va a quedar así —habló Letha con seguridad, en eso le llegó un mensaje y lo leyó rápidamente—. Vámonos, chicas.

—Vamos —dijo Fedra mirándolas. 

—¿Y por qué se van? —les preguntó Hera.

—Haremos, unas cositas para nuestros niños —mintió Clío—. Nos vemos.

—Adiós —dijo Zeus despidiéndose. 

Ellos se quedaron extrañados de la actitud de sus hermanas, no le prestaron mucha atención, siempre eran un poco raras.

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En otro lado.

—Ya sé en dónde está —comentó Letha feliz—. Ahora esa zorra sabrá quiénes somos nosotras.

—¡Asesinas sensuales! —exclamó Sofía.

Todas se miraron y no pudieron evitar soltar una carcajada.

—Me gusta —dijo Clío sonriendo con malicia—. Lástima que no podremos, hacerlo realidad.

—Sí —dijo Nora soltando un suspiro—. Lástima.

—Ahora, Petra sabrá lo bueno —dijo Letha con firmeza.

—Claro que sí —habló Fedra sonriendo. 

El chofer dejó a las chicas en el hotel, Letha se bajó y se reunió en recepción para saber en dónde se estaba quedando Petra, para enseñarle que con su cuñada nadie se metía.

Todas se bajaron al saber la dirección de Petra, Fedra tocó la puerta, ella no sabía quién era ella, cuando Petra abrió, Fedra le metió un golpe en el estómago que la hizo doblarse de dolor, en ese momento entraron todas y comenzaron a atacarla, Sofía solo logró meterle una cachetada y entre Nora y Clío la amordazaron para que no se defendiera, Letha la golpeó con la correa y le dejó marcas en las piernas, Petra estaba asustada y sus gritos eran ahogados, por la presión de la boca que no permitía que saliera su grito de dolor. 

—Esto es por Hera —dijo Clío furiosa—. No te metas con ella —le aclaró golpeándola con la rodilla.

—Sí —afirmó Nora dándole otra cachetada.

Petra estaba furiosa. 

—Esto es una advertencia —amenazante Sofía—. Te vuelves a acercar a ningunos de los Dimou o Markus, juro que te mando a matar y nadie te recordara. Esto no es nada, porque no queremos llenar nuestras manos de sangre, al menos nos estamos dando el gusto de ver tu cara de miedo y de ira. 

—Otra cosa más —dijo Letha cruzando los brazos—. Olvídate de mi hermano y no te acerques a él, ni lo mires.

Las chicas antes de irse la volvieron a golpear, los golpes fueron en los brazos, pierna, estómago y cara, por ellas la hubieran matado, pero no podían llegar tan lejos.

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Semanas después.

Hera se encontraba riéndose de su hija, como la tenía toda babeada el vientre, lo tierna que era con su hermanito. Zeus era muy atento, todo lo que ella necesitaba se lo daba, le pidió que dejara de trabajar o estudiar, ella se negó. Ahora la ayudaba en lo que podía, sin dejar sus responsabilidades, Helena se estaba comportando como una niña grande y en lo que podía también ayuda a su madre, dejando a Hera sorprendida, sin darse cuenta, Hera estaba cumpliendo siete meses de embarazo, las dos familias se emocionaron con la llegada del nuevo miembro de la familia.

El matrimonio de Sofía y Elián fue en todo lo alto, los Dimou se asustaron al ver todo tipo de clases sociales, sabían que Sofía era especial, pero no sabían qué tanto, Elián se encontraba encantado con los amigos de su mujer, Tiara quería salir corriendo, al ver tanta gente sin clase, observó como su hija era feliz y se quedó en la boda de su hija.




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