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Miko

— ¡Tia, tía! ¡Despierta! — exclama una voz chillona e infantil sacudiéndome— ¡Es hoy!

Voy abriendo de apoco los ojos, la luz de la mañana se cuela por las cortinas transparentes de la ventana cerca de mi cama, como puedo me acomodo de manera que quedó sentada apoyada en el respaldo de la cama, me rasco los ojos y ato el cabello.

— Buenos días a ti también, Jenna. —saludo a mi sobrina quien está a todo brincar.

— ¡Tia, tía! ¡Hoy es el día! ¿Me vas a llevar a tu trabajo?—pregunta abrazándome por el cuello y pegando su carita a mi mejilla.

— Claro que sí, te lo prometí y lo vamos a hacer, solo vamos a arreglarnos y nos iremos, ¿Si? —explico a lo que Jenna asiente rápidamente con su cabeza.

— ¡Yey! Voy a ir con la tía Miko a trabajar, ¿Me vas a pagar verdad? — declara y yo niego con la cabeza.

— Jenna, nunca cambias. —reprocho y ella solo me sonríe bajandose, yo me calzo y después de cepillarme los dientes bajamos juntas a la cocina dónde Mai está esperándonos.

— ¡Mami, mami! ¡Ya levánte a la tia Miko! — vocifera Jen corriendo hacia su madre.

— Jenna, no debes levantar así a tu tía, ella debe descansar bien —dice Mai regañando a su hija la cual baja la cabeza y empieza a temblarle el labio— perdona Miko, ya le he dicho que no te levante así.

— No pasa nada —aclaro bostezando— ella está emocionada por qué hoy la llevo al trabajo.

— ¿Hoy era? —pregunta

— Si —afirmo— no te preocupes por el tiempo, hoy entro un poco tarde.

— ¿Ves mami? La tía no está enojada conmigo por haberla levantado temprano, no se puso como troll como tú me dices.

— ¡Jenna! — llama Mai.

— ¡¿Cómo que troll?! —grito— Óyeme tu.

Mai suelta una risita y Jena se nos queda viendo sin saber si hizo algo malo o bueno, su inocencia y optimismo me reconforta la mayor parte del tiempo que pasó aquí, han pasado 4 años desde que me divorcie y me separaron de mis hijos, trate por todos los medios posibles hablar con ellos y verlos pero Máximo simplemente se esfumó con ellos, no se cómo lo hizo pero el aprovecho mi falta de dinero para hacerlo.

Es una rata infeliz que me humilló y desprecio sin justificación alguna, creí conocerlo bien que me deje ilusionar y depender, renuncie a todo creyendo firmemente en el y siempre lo apoye, le di todo lo mejor de mi tanto en cuerpo como alma para que me tirará como muñeca de trapo sucia sin valor alguno. Jamás lo perdonaré por eso, durante todos estos años no hay noche que no llore por mis hijos añorando volver a abrazarlos y darles besos, la última vez que lo hice tuve que haberlo extendido más.

Máximo ni siquiera me dejó llevarme alguna pertencia mía, para cuando me sacaron de aquella casa del abogado el ya se había ido y al tratar de volver a casa el simplemente dijo que no era bienvenida, hizo que me echaran diciendo que cometí adulterio poniendo a la mayoría de vecinos en mi contra, en lo único que pude pensar fue en como se sentirían mis bebes al no tenerme cerca.

Sin ni un solo centavo en mi bolsillo o algo para cubrirme del frio me vi obligada a regresar a la casa de mi abuela, creí que iba a estar furiosa conmigo por haberme escapado sin decir nada pero me recibió con un abrazo cálido, ambas lloramos por todo lo que sucedió y con el tiempo fui tratando de retomar mis estudios para conseguir un trabajo estable, no fue nada sencillo, el hecho de que ahora solo fuera yo y mi abuela no lo hacía mas fácil.

Yo no estaba bien en ningún aspecto, cada noche lloro ya sea consciente o inconscientemente por mis hijos, mi rencor por Máximo sigue en pie, no me importaba si me dejaba en la calle sin dinero y cosas, pero si me enfurecio que me quitará injustamente a mis niños y me separara de ellos. Jamás le fui infiel teniendo varias oportunidades, siempre me mantuve a raya aún sabiendo el efecto que tenía en otros.

Cuando mi abuela falleció me dejó su casa, aún conservo las escrituras pero no vivo en ella por todo lo que me atormenta y recuerda, me vine a vivir con Mai y sus hijos, su esposo falleció y ella no puede cuidar a tres niños sola sin apoyo, se lo difícil que es eso así que le ayudo a cuidarlos y también monetariamente.

Pago la mitad de los gastos y ella la otra, así mismo ayudo a los niños con sus trabajos escolares cuando puedo, Jenna es la de enmedio con 6 años, antes de ella está Jostin con 10 y la menor pero no menos importante mi pequeña Titi — o Tatiana— quien cada vez que la veo hacer algo nuevo me impulsa más a recuperar a mis hijos sea donde sea que Máximo los tenga

Hace tiempo Mai lo encontró por internet y al parecer al igual que yo ha prosperado en sus negocios, el se ha convertido en el CEO de Unspring una marca que tiene centros comerciales y tiendas de ropa de lujo. Yo por otro lado me enfoque en culminar mis estudios y graduarme otra vez pero de administración de empresas, con mucho esfuerzo y apoyo logré estar donde estoy hoy.

— ¡Que grande tía! —dice Jenna al bajarnos del auto y ver la entrada de Moonkiss, mi empresa de cosméticos — Ya quiero ver cómo es por dentro.

— Te sorprenderas más —le digo cargándola.

Moonkiss es lo que más trabajo y determinación me llevo conseguir, fabricamos muchas clases de maquillaje para distintas clases de personas, hay desde las fórmulas más normales hasta las más especiales para gente hipoalergica o con Parkinson. Nuestro lema es “Belleza y dolor para inclusion” siempre trato de mantener mis productos lo más asequibles y accesibles posibles.

Nuestra marca se caracteriza por lo fáciles que son de utilizar y conseguir, me tomo más de tres años poder llegar hasta este punto, fue duro y adverso pero no me deje pisotear por la vida, Mai me necesitaba, Jostin, Jenna y Titi me necesitaban, yo misma necesitaba superarme y hacerme para recobrar mi futuro y todo lo que casi pierdo.Ahora que lo tengo todo voy a recuperar lo que mi ingenuidad me arrebato, mis hijos.

— Buenos días señora Dawson —saluda la recepcionista.




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