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Máximo

Años antes

Venir a Estados Unidos es una de las desiciones más difíciles que he tomado especialmente desde el divorcio de mis padres, Gregory es el niño mimado de mamá y por eso no quiso venir conmigo a visitar a papá y quedarnos unos días, no pienso quedarme más de un mes para tomar un descanso después de toda la presión de mamá para que me graduara con honores y hacerme cargo del negocio familiar, ella realmente me sofoca y no se para a pensar en que no soy un titere al que puede mover como le plazca.

Eso es algo que le desagrada de mi y es que no puedo quedarme callado con toda la mierda que me dice, Máximo ayuda a Gregory con esto, Máximo cúbreme el turno en el trabajo, Máximo concentrate en tu reputación. La odio como no tienen idea, supongo que cada padre tiene su favorito y por eso yo soy como el niñero del engendro de 15 años que tengo por hermano menor.

Llevo ya varias horas conduciendo para llegar a la casa de mi padre alejada de la civilización, no entiendo su agrado de alejarse de la tecnología y la gente, es un auténtico excluido de la tercera edad que me está sacando canas ya tan joven, solo tengo 21 y mi padre pareciera ser un niño al que hay que cuidar.

Al llegar a la extraña finca desagradable llena de lodo y solitaria me bajo del auto— que estacione en una zona cerca, no vaya a ser que me lo roben— y con sumo cuidado camino sobre el lodo para no deslizarme por qué eso es lo último que quisiera.

— Maldito barro —mascullo al ver cómo se ensucio parte de mi pantalón.

Esto es más terrible de lo que creí, cuando pensé en venir aquí y pasar tiempo con mi papá no pensé en suciedad y cero tecnología, debe haber señal y cable por qué si no entonces voy a morir todo el mes, tal vez salga a un que otro bar que ví de camino aqui o merodear por las tiendas. Me acerco a la puerta y oh sorpresa, no hay timbre, empiezo a pegarle toques para que me abran pero no sucede. Lo que faltaba, que mi padre haya contratado servidumbre incompetente, cuando al fin la abren una chica no tan alta, joven y muy hermosa me recibe.

Vaya, vaya, vaya, ella está bien, digo, está más que bien, tiene el cabello atado en una coleta que reluce más sus ojos azules como el océano y acentua su delicado rostro. La veo de arriba a abajo embobado por su belleza hipnótica y su cuerpo bien desarrollado, no soy alguien que mete el ojo por cualquier lugar pero cuando lo hago es porque de verdad es importante o en este caso, fascinante.

— Bueno, bueno, bueno, ¿Quien eres tu, muñeca? —pregunto con tono juguetón al ver cómo sus mejillas se enrojecen.

— ¿Yo? —se señala así misma y yo ruedo los ojos, ya sabía yo que era muy bueno para ser verdad, es tonta e ingenuo o no me explico por qué pregunta eso.

— Si, tu —afirmo apoyándome en el marco de la puerta.

— ¡Max! —exclama mi padre en piyama acelerando el paso hacia la entrada — ¡Es bueno verte hijo!

— Hola a ti también papa— digo y la chica abre los ojos como platos, es tierno y gracioso ver sus reacciones muy expresivas.

— Mira Miko, el es mi hijo del que te hablé —le indica mi padre a Miko, vaya, que hermoso nombre, muy exótico pero hermoso.

— El es su hijo —repite ella aún sorprendida viéndome a mi y después a el, eso es porque ambos nos parecemos.

— Máximo Grand —digo mi nombre extendiendole la mano que ella no toma, me dejó ignorado.

— Mucho gusto señor Grand, soy Miko Dawson, la ama de llaves. — es muy joven para ser ama de llaves pero contando que mi padre necesita ayuda no veo mal que haya contratado a alguien cerca o un poco lejos de mi marco de edad.

— Pasa Max que te mostrare tu habitación, Miko arreglate que hoy vamos a cenar afuera, yo invito —le indica mi padre a la chica quien no tiene tiempo de réplicar porque cuando menos lo espero papá ya está en las escaleras conmigo.

Miko. Ese nombre no creo poder sacarmelo de la cabeza ahora y siento que queda mejor con mi apellido; no soy el único que lo piensa por qué mi fiel amigo de abajo responde con esa dulce y suave voz, ¿Será que ella es así de suave? Si así es cuando trabaja no puedo imaginar como es para otras cosas, creo que mi estadía aquí no será tan mala como pensé.

Actualidad

Ser empresario es horrible, ¿De que putas me sirve tener dinero si no me funciona para lo que quiero? Mi vida se resume en: reuniónes de trabajo, reuniónes escolares y depresión. A eso es lo que se ha reducido mi vida después del divorcio y de perder las ganas de enamorarme otra vez. Lo único bueno que tengo de toda la miseria en la que éstoy sumerjido son mis hijos que, a pesar del tiempo y las discusiones sigo protegiéndolos y atesorandolos para mantenerme cuerdo en el desastre que es mi mente. Odio casi todo lo que me rodea y a casi todos pero a quien más es a esa zorra infiel que destrozó el corazón que le entregué y que le pertencio única y exclusivamente a ella.

Está reunión se me ha hecho eterna y aburrida al punto en que me encuentro pensando en que estaría haciendo un vagabundo en estos momento, todas las reuniones suelen ser monótonas y desagradables gracias a todos estos vejestorios y novatos del mercado que me enoja más porque no hay reunión donde no se salgan del tema y hablen de lo calida y preciosas que son sus familias, tengo mucho que decir de sus matrimonios pero no lo hago por qué primero: debería estar en uno y segundo, puedo perder muchos acuerdos y tratos que ayudarán al futuro de mis hijos.

Yo los eh sacado adelante y es mi deber como su padre abrirles el futuro y si eso significa seguir siendo así de infeliz entonces lo seré. Levantándome de mi asiento finalizó la estúpida reunión y dejo de contener mi enojo, ya me dolían los puños de tanto apretarlos y mi cabeza me daba vueltas del coraje, está migraña no me ha querido dejar en paz desde que llegué con Elliot y los trillizos aqui ¿Que se puede hacer? Llevar el apellido Grand conlleva hacerse a un lado y mantener el valor del nombre. Mi padre se puso a si mismo antes que su apellido por su bienestar y admiro lo que logro mantener aún fuera del juego.




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