- ¿A qué secundaria irás? - le preguntó Gonzalo. -no lo sé – respondió. Estaba insegura, su madre quería que fuera a la preferida de todos, supuestamente la mejor. Mariela se alegraba de su hija por sacar buenas notas siempre, se enorgullecía, quería que fuera a la mejor escuela, no obstante, el dinero no era suficiente, además Gabriela había ido a otra secundaria, podría darle el uniforme que había usado y así como siempre ahorrarse lo de un nuevo traje. -Tal vez al Colegio Ángeles- contestó insegura. – tal vez yo también iré allá- Gonzalo se puso feliz al saber la respuesta. -yo también iré allá- Rosa y Fernanda hablaron. Muchos de sus compañeros asistirían a esa escuela, otros cuantos decían otros colegios. Pronto todos comenzaron a discutir sobre una nueva vida que podrían tener, la mayoría estaban entusiasmados, querían entrar a otra nueva etapa.
-Ten, te los manda Gonzalo. El idiota no vendrá a clases por una semana, está enfermo y quería que te los diera. – Adela le entregó una caja de chocolates junto con un cisne de papiroflexia. – Adela era su vecina, una niña robusta con piel morena, pertenecientes a las más altas del salón. Vivía al lado de Gonzalo y por ende se llevaban bien, aunque se la pasaran insultando. – Gracias, espero que se recupere. – Tomó las cosas entre sus manos, se sintió triste por la situación de su amigo – oye… - se colocó en el asiento de al lado y susurrándole con ojos curiosos le preguntó - ¿Te gusta Gonzalo? - una enorme sonrisa curiosa anhelaba la respuesta. El recreo había empezado, pero a causa de que Adela intervino para que no saliera junto a Dulce y Rubí y permaneciera en el salón para darle las cosas permaneció en el salón. Adela estaba intrigada, ella se interesaba del porqué alguien como Gonzalo se había interesado en Farah. – ¡No! - contestó mesurada – ¿Enserio? ¿Ni un poquito? – apretó su dedo pulgar con el índice cerrando los demás dedos en puño, quería en verdad saber, sin embargo, la inocente Farah permanecía asustada ante su interés. ¿Por qué siempre le preguntaban eso? - Claro que no, ¿Por qué lo dices? – ella no quería a nadie de la forma que decían, ni siquiera comprendía el concepto. – Pues ya sabes, porque Gonzalo te regala estos papeles, dulces y siempre anda tras de ti. – Recordó todas las veces que él hablaba feliz sobre las buenas acciones que hacía su compañera. - Solo somos amigos, supongo que le caigo bien, también Julián, Alexis, Lucas y Roberto son mis amigos. – Adela giró sus ojos frustrada, al parecer Gonzalo tenía razón cuando le decía que Farah era muy inocente y que si se atrevía a declararle su amor ella lo rechazaría. – No tontita, ya sabes, Gonzalo no te quiere como amiga- Le quitó los chocolates y rodeó con su dedo índice la forma de corazón en que los chocolates venían. Giró la caja una y otra vez y se la acercó a su rostro. Farah era incapaz de comprenderla, se sintió asustada ante el hecho de que ya no sería amiga de Gonzalo. – ¿él no quiere que sea su amiga?, entonces ¿ya no seremos más amigos? – le preguntó asustada. – Adela chocó su palma en su frente- A ver Farah, ¡Le gustas a Gonzalo!, él quisiera que tú y él fueran novios. – le dijo las últimas palabras con más detenimiento.
Farah se aturdió inmediatamente, no podía creer que Gonzalo gustara de ella. Se asustó enseguida, de pronto la palabra “gustar” se había convertido en una palabra negativa, aún seguía sin comprender bien, pero no veía de buena forma a esos actos de noviazgo; de hecho, le parecía asqueroso, más cuando a veces veía a su hermana con su novio.
De pronto comenzó a detestar los regalos de papiroflexia y las demás cosas que le había dado, pronto le empezó a donar todo a Edwin, a partir de eso ya no vio a Gonzalo de la misma forma, se sentía aterrada y no quería que nadie gustara de ella, no quería a nadie de esa forma, no lo podía creer, su mente se turbaba a causa de ello. Y lo demostró cuando al regresar de su reposo lo ignoró. De pronto comenzó a rechazar los demás regalos sin herirlo y escapaba de enseguida junto a Edwin a la salida. Los sentimientos de amistad que sentía por él empezaron a desaparecer. Gonzalo se enteró que Adela se lo había dicho y se decepcionó de ella, se sentía triste al ser ignorado por la única niña que le gustaba. Sin embargo, él sabía que Farah nunca le haría caso, no era suficiente para ella. De pronto comenzó a respetar su decisión.
- ¡Le voy a decir a Farah tu secreto! – Karina lo amenazó para que Gonzalo y Julián la dejaran de molestar. Farah se encontraba cerca de ellos junto a Rosa. - Ella ya lo sabe, ¿verdad Farah? – Le aclaró ante su amenaza. Farah se avergonzó, siempre la habían ignorado todos y ahora que la notaban le era difícil la situación de que estuviera en boca de todos, en ese preciso momento se dio cuenta de que todos sus compañeros ya sabían, se avergonzó aún más. No quería que nadie supiera de su vida.
La fecha de la graduación se acercaba, quedaban los últimos meses en su amada primaria. Comenzarían a practicar el baile. Formaron a los alumnos de los dos grupos por estatura. Como Farah era de las más bajitas, le tocó junto a otro niño cercano, para su desgracia le tocó con un alumno del “A”, antes había sido su compañero en tercero y recordaba que él en ocasiones la había insultado. Definitivamente no quería que su esperado baile de graduación fuera con alguien desagradable. Volteó hacia atrás mientras practicaban los pasos con la dirección del profesor de educación física, Alexis bailaba con otra niña del “A”, Dulce bailaba con un compañero de su salón. Prefería alguien de su salón.
Suspiró ante desear el cambio de compañero. Mientras más practicaba con él más deseaba el cambio, no obstante, no se atrevió a hablar, Anselmo no tomaba su mano y tampoco la giraba en los tiempos correctos. En ese momento pensó que tal vez con la única persona que le gustaría bailar sería con Alexis. Él era su amigo, el único amigo que la trataba bien desde que la conoció, su rival de clase y la persona con quien pasaba más tiempo. Anheló bailar con él.