Confesión equivocada

CAPÍTULO 6

³«¿«³

La película siguió sin problemas, mientras no pude dejar de pensar en lo que dijo sobre Ashiel. Mi amiga Athena, no ha dejado de perseguirnos, igual que una acosadora innata. Pensé que sería un problema salir con él. Esperé algún indicio de gesto lanzado de su parte; sin embargo, este gemelo ha estado tranquilo. Es decir que esta salida ha sido una normal como cualquier otra.

Echo un vistazo a los llaveros de exhibición que están en un mostrador.

Hace días he estado recibiendo regalos pequeños sorpresas en mi escritorio. Aún desconozco quién es el admirador secreto que tengo.

—¿Te gusta? —pregunta Cassis detrás de mí. Alarga una de las manos y ríe—. Te queda bien el de rosado.

Echo un vistazo a lo que ha señalado, encontrando un llavero en forma de conejo rosa. ¿Por qué me parezco a eso? Al lado de este, hay un gato negro con una expresión huraña, igual que Cassis.

—Te pareces a ese gato negro.

Oh, cielos. Lo dije sin pensarlo.

Él echa un vistazo al llavero.

—¿Tengo parecido a un gato gruñón?

—Olvida lo que dije —respondo enseguida, volteándome—. Sigamos. —Miro de reojo a Athena que está con la mirada en nosotros—. En la otra estación, es la parada de mi bus.

—Sí, pero antes, te invitaré un helado. ¿Puedes esperarme sentada?

—Está bien.

Acato a sus palabras y me siento en el asiento del frente a un local de ropa, mientras que Athena viene enseguida hacia mí. Pensé que iba a ir rápido a casa, pero me equivoqué.

—¡¡Te lo dije!! —exclama mi amiga a mi lado. Busco a Cassis, comprobando que ha desaparecido de mi visión—. No te preocupes por él. Solo vine a decirte que ese gemelo problemático, no planea hacer nada malo contigo.

En eso tiene razón.

No he visto movimientos sospechosos.

—¿Y si quiere que sea su amiga con derecho?

Ella ríe.

—Con la mirada clandestina que te dio varias veces, dudo que quiera eso de ti —objeta con una risa por la expresión desconcertada que le he dado—. Eres muy lenta en ciertas cosas, Line. ¿Será que veré este año un triángulo amoroso entre hermanos?

Arqueo una ceja.

—¿Insinúas que a Cassis Harvey le gusto?

—Sí.

Está diciendo pavadas. Es imposible que a ese chico problemático le guste. Si es así, ¿por qué lo haría? ¿Qué he hecho para que se fijara en mí? Más lo pienso, más estoy segura que no es así.

—No digas idioteces. Es imposible que le guste.

—¿Por qué no?

—¿Por qué le gustaría al chico rebelde el salón? —cuestiono—. Solo piénsalo con profundidad. ¡No he hecho nada para enamorarlo!

Ella se vuelve a poner de pie y se coloca su mascarilla y gorro.

—A veces, no te das cuenta de tus propias acciones, chica —comenta entre una risa—. No pienses que es imposible. Si tienes la autoestima baja, deja eso a un lado y mírate con profundidad. —Palmea mi hombro—. Eres bonita y posees algo que atrae. Apuesto que, si fuera hombre, estaría también enamorado de ti.

¿Qué dice esta chica?

Quiero argumentar algo, pero se aleja de nuevo, tomando su papel de acosadora. ¿Acaso dijo que soy bonita? Solo soy normal. No es que me considere igual que una basura; sin embargo, si estamos hablando de esos gemelos que son muy atractivos, es imposible que piense andar con uno de ellos.

Cada uno desprende una belleza única. A pesar de tener el mismo rostro, sus maneras de ser, llaman mucho la atención a cualquiera.

—¿Cuál te gusta? ¿La vainilla o el chocolate? —pregunta Cassis apareciendo enfrente de mí con dos helados en ambas manos. No tiene expresión de agresividad. Al contrario, desde que empezó a conversar conmigo, ha tenido una sonrisa—. ¿Qué ocurre?

¿Le gusto?

—Vainilla —respondo, agarrando el helado de la derecha. Enseguida se sienta a un lado de mí. ¿Acaso lo he estado viendo de mal manera? Los rumores que giran a su alrededor, no ayudan nada. Echo un vistazo a un lado. Se ha sentado junto a mí y ha sacado su celular—. ¿Te gusta alguien, Cassis?

Oh, cielos. Lo he soltado.

Él deja de mirar la pantalla de su celular y voltea a mirarme.

—¿Por qué lo preguntas?

—Curiosidad —respondo sonriendo nerviosa. Trato que no vea que estoy incómoda a su lado. Como un poco de helado y miro al frente, lejos de su mirada penetrante—. ¿Está mal preguntar eso?

Permanece en silencio por unos largos segundos.

—Algo así.

¿Algo así? ¿Le gusta alguien? ¿Qué es esa respuesta vaga?

—Es normal que nos guste alguien. Ya sabes, a esta edad, no es de otro mundo tener un primer amor —explico sin mirarlo y comiendo el helado—. ¿Esa chica es de nuestro instituto? ¿O es…. Mayor que tú?

Las preguntas las hice con suavidad y casi como si fuera tuviera tocando un tema delicado.



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En el texto hay: humor, secundaria, romancejuvenil

Editado: 26.06.2025

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