Conflictos: El Origen.

Capítulo 6.

Unas semanas después de haber avanzado la investigación de la tragedia.

Denis y Gino decidieron escaparse por un fin de semana como novios, luego de haber solucionado sus problemas. Caminaban por los pasillos del hotel Taruya Springs, el lugar donde se conocieron y se dieron su primer beso. Las olas del mar y la brisa daban alegría al ambiente. Denis aún recordaba la sensación del aliento de Gino, mezclado con el leve aroma del licor que había tomado esa noche. A pesar de que Gino había bebido lo suficiente como para estar ebrio, ambos sintieron que no era un beso cualquiera, sino el inicio de algo más profundo.

-Nunca pensé que estaríamos aquí otra vez-dijo Gino sosteniendo la mano de Denis mientras observaban el ocaso desde el balcón de la habitación.

-Lo sé. Ha pasado un buen tiempo. Ahora estamos aquí como novios.

-Me da gusto estar contigo. Mi padre ya sabe de lo nuestro, así que eso facilita más el estar aquí.

Gino acarició su cabello y besó su frente.

Ambos se miraron antes de darse un beso tierno en los labios.

*****

Después del viaje, Denis regresó a casa y fue recibido por su padre, quien habló con seriedad:

-Hijo, tengo que decirte algo sobre tu madre.

-¿Qué pasó con ella?-le preguntó.

-Ella ha estado muy delicada de salud. Necesita estar hospitalizada. Los medicos dicen que es un asunto serio.

Denis se quedó atónito por la noticia. Sin regresar a mirarlo, preguntó:

-¿Puedo ir a visitarla?

-Sí, pero sería mejor que aún no lo hagas.

-Es urgente, papá. Ella necesita saber sobre mí relación.

-Ve, hijo. Habla con ella.

Denis se retiró de la gran casa con pasos apresurados. Subió a un carro negro. Su chofer contratado por el señor Armijos, al notar la entrada de Denis, inquirió:

-¿A dónde lo llevo, joven Denis?

-Al hospital. Necesito ver a mi madre.

-Como usted ordene.

El conductor puso en marcha el auto sin decir nada más. Denis tenía la idea de hablarle sobre Gino y lo feliz que está a su lado.

Al llegar al hospital, un médico se colocó frente a él. Declaró:

-Denis, tú sabes que estas horas ya no son de visitas.

-Doctor, necesito verla urgentemente. Por favor, no me lo impida. Prometo no demorarme mucho.

-Está bien. Sígueme. Yo te llevaré a donde está.

Fue guiado hasta el cuarto donde estaba ella.

La vio más frágil de lo que recordaba, pero con una sonrisa tierna al verlo.

-Denis, mi amor...-susurró ella extendiendo su mano.

Él la tomó con cuidado. Empezó a hablar:

-¿Cómo te sientes?

-He estado mejor. ¿Cómo estás tú? Supe lo de tu fiesta.

--Ya todo está más tranquilo. Mamá, mi padre no debía ocultarme sobre tu condición. ¿Por qué lo hizo?

-Yo le pedí que lo haga por tu bien, hijo. No seas tan duro con él. Tu padre te ama tanto.

-Quisiera que te recuperes para ir a los campos floreados de Sandoun contigo, así como cuando yo era un niño.

-No te puedo asegurar que mejore pronto. Yo lo que quiero es que seas feliz y sigas con tu vida.

Denis dejó salir unas pocas lágrimas. Se las secó y luego continuó con voz llorosa:

-Mamá, tengo algo que decirte sobre mí.

Damaris lo miró con paciencia. Denis tomó aire antes de soltar:

-Estoy con alguien. Se llama Gino y es mi novio. Y sí: soy gay, mamá. Lo siento mucho.

Denis esperó con nerviosismo su reacción. Damaris apretó su mano con calidez.

-Ya lo sabía-respondió suavemente-. Y quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti por decírmelo. Eres valiente por aceptarte como eres. Tu padre me lo ha contado todo y no por eso hemos dejado de amarte.

Denis la abrazó con fuerza. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que todo estaba bien.

****

A la mañana siguiente, unos rayos de sol iluminaban la habitación de Boris, quien se encontraba frente a su escritorio. Intentaba plasmar con un bolígrafo todo lo que había vivido en las últimas semanas desde su propia perspectiva. Sus palabras eran casuales y comprensibles. Suspiró aliviado al terminar y cerró su diario.

Miró un sobre grande en donde se encontraban los secretos adicionales que le había mencionado Austin. Había llegado a su dirección el interior y junto con su contenido había una hoja con ciertas indicaciones de cuidado. Todo lo que estaba pasando era muy difícil de procesar y asimilar para él. Pensaba en casa momento duro, incluyendo la noche de la intoxicación masiva de los menores y cuando revisó los correos que recibió de manera anónima. Fue un hecho tras otro que le causaba amargura y pesar.

Mientras seguía inmerso en sus pensamientos, su celular sonó. Era una llamada entrante de Darwin. Boris no la contestó. En vez de eso, le envió un mensaje por Whatsapp: "Hablemos mejor esta noche. Hoy es mi fiesta a las 7:30 en mi casa. Te espero." No recibió respuesta, solo la confirmación de lectura del mensaje. Boris tenía un mal presentimiento.




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