Unas semanas después de haber avanzado la investigación de la tragedia.
Denis y Gino decidieron escaparse por un fin de semana como novios, luego de haber solucionado sus problemas. Caminaban por los pasillos del hotel Taruya Springs, el lugar donde se conocieron y se dieron su primer beso. Las olas del mar y la brisa daban alegría al ambiente. Denis aún recordaba la sensación del aliento de Gino, mezclado con el leve aroma del licor que había tomado esa noche. A pesar de que Gino había bebido lo suficiente como para estar ebrio, ambos sintieron que no era un beso cualquiera, sino el inicio de algo más profundo.
-Nunca pensé que estaríamos aquí otra vez-dijo Gino sosteniendo la mano de Denis mientras observaban el ocaso desde el balcón de la habitación.
-Lo sé. Ha pasado un buen tiempo. Ahora estamos aquí como novios.
-Me da gusto estar contigo. Mi padre ya sabe de lo nuestro, así que eso facilita más el estar aquí.
Gino acarició su cabello y besó su frente.
Ambos se miraron antes de darse un beso tierno en los labios.
*****
Después del viaje, Denis regresó a casa y fue recibido por su padre, quien habló con seriedad:
-Hijo, tengo que decirte algo sobre tu madre.
-¿Qué pasó con ella?-le preguntó.
-Ella ha estado muy delicada de salud. Necesita estar hospitalizada. Los medicos dicen que es un asunto serio.
Denis se quedó atónito por la noticia. Sin regresar a mirarlo, preguntó:
-¿Puedo ir a visitarla?
-Sí, pero sería mejor que aún no lo hagas.
-Es urgente, papá. Ella necesita saber sobre mí relación.
-Ve, hijo. Habla con ella.
Denis se retiró de la gran casa con pasos apresurados. Subió a un carro negro. Su chofer contratado por el señor Armijos, al notar la entrada de Denis, inquirió:
-¿A dónde lo llevo, joven Denis?
-Al hospital. Necesito ver a mi madre.
-Como usted ordene.
El conductor puso en marcha el auto sin decir nada más. Denis tenía la idea de hablarle sobre Gino y lo feliz que está a su lado.
Al llegar al hospital, un médico se colocó frente a él. Declaró:
-Denis, tú sabes que estas horas ya no son de visitas.
-Doctor, necesito verla urgentemente. Por favor, no me lo impida. Prometo no demorarme mucho.
-Está bien. Sígueme. Yo te llevaré a donde está.
Fue guiado hasta el cuarto donde estaba ella.
La vio más frágil de lo que recordaba, pero con una sonrisa tierna al verlo.
-Denis, mi amor...-susurró ella extendiendo su mano.
Él la tomó con cuidado. Empezó a hablar:
-¿Cómo te sientes?
-He estado mejor. ¿Cómo estás tú? Supe lo de tu fiesta.
--Ya todo está más tranquilo. Mamá, mi padre no debía ocultarme sobre tu condición. ¿Por qué lo hizo?
-Yo le pedí que lo haga por tu bien, hijo. No seas tan duro con él. Tu padre te ama tanto.
-Quisiera que te recuperes para ir a los campos floreados de Sandoun contigo, así como cuando yo era un niño.
-No te puedo asegurar que mejore pronto. Yo lo que quiero es que seas feliz y sigas con tu vida.
Denis dejó salir unas pocas lágrimas. Se las secó y luego continuó con voz llorosa:
-Mamá, tengo algo que decirte sobre mí.
Damaris lo miró con paciencia. Denis tomó aire antes de soltar:
-Estoy con alguien. Se llama Gino y es mi novio. Y sí: soy gay, mamá. Lo siento mucho.
Denis esperó con nerviosismo su reacción. Damaris apretó su mano con calidez.
-Ya lo sabía-respondió suavemente-. Y quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti por decírmelo. Eres valiente por aceptarte como eres. Tu padre me lo ha contado todo y no por eso hemos dejado de amarte.
Denis la abrazó con fuerza. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que todo estaba bien.
****
A la mañana siguiente, unos rayos de sol iluminaban la habitación de Boris, quien se encontraba frente a su escritorio. Intentaba plasmar con un bolígrafo todo lo que había vivido en las últimas semanas desde su propia perspectiva. Sus palabras eran casuales y comprensibles. Suspiró aliviado al terminar y cerró su diario.
Miró un sobre grande en donde se encontraban los secretos adicionales que le había mencionado Austin. Había llegado a su dirección el interior y junto con su contenido había una hoja con ciertas indicaciones de cuidado. Todo lo que estaba pasando era muy difícil de procesar y asimilar para él. Pensaba en casa momento duro, incluyendo la noche de la intoxicación masiva de los menores y cuando revisó los correos que recibió de manera anónima. Fue un hecho tras otro que le causaba amargura y pesar.
Mientras seguía inmerso en sus pensamientos, su celular sonó. Era una llamada entrante de Darwin. Boris no la contestó. En vez de eso, le envió un mensaje por Whatsapp: "Hablemos mejor esta noche. Hoy es mi fiesta a las 7:30 en mi casa. Te espero." No recibió respuesta, solo la confirmación de lectura del mensaje. Boris tenía un mal presentimiento.
Editado: 06.04.2025