Conflictos En La Narrativa

20

Fase dos fallida, fase uno fallida.

El trabajo continuaba en la mente, y la computadora de Mara, pero no era lo mismo, sin el apoyo de su maestro no sentía que podría conseguir los mejores resultados, cada que borraba una línea, evocaba en su mente una simulación de lo que él le diría al respecto de aquella parte. La motivación inicial de querer ganar el concurso ya había desaparecido casi por completo, ahora el logro aunque significativo, sería menor, o no sentiría del todo que sea merecedora del ningún tipo galardón.

Su teléfono se hallaba al lado suyo en cada escritura, y se veía tentada a llamarlo otra vez, pero se convencía en que lo mejor sería respetar su decisión de que no se hablen. Eso podría ser lo peor, hubiera estado mejor sin conocerlo, pero sin su apoyo y retroalimentación, no considera que tener las habilidades para ganar nada, igual se obligaba a terminar el libro, por que como quiera, escribir historias sí le gustaba, y sobre eso siempre fue sincera.

Su jornada fue algo más variada que lo normal, pues en mitad de su turno fue asignada a ayudar a Carlos, que llevaba el camión con dirección al pueblo a comprar comida para algunos animales. Mara se encontraba en su asiento, con la vista a la ventana, y poco lo escuchaba.

—Mi primo Modesto no se compró el paquete del gimnasio… —decía él, mientras iban por el campo.

Los arboles aledaños que dejaban pasar, se asemejaban a los del pueblo natal de Mara, ese no sería el único pasado que añoraba, regresar a cuando decidió no mencionar que sabía de su identidad a Joel sería increíble, en esas circunstancias las cosas quizás hubieran salido mucho mejor para ambos, podrían haber formado una amistad interesante, apoyarse mutuamente, y quizás si, llegar a ser algo más ¿Por qué había elegido entonces ocultárselo? Quizás una decisión imprudente, o puede que necesitase estar segura de que si era quien deducía que era, eso ya no parecía tener importancia, a pesar de eso, los pensamientos se mantenían en círculos sobre todo lo referente al asunto.

—Veo que te estoy aburriendo —dijo Carlos.

—¿Eh? —Ahora si volvió a verlo—. Discúlpame, estoy siendo egoísta… otra vez, es que me distraje, está bien si quieres hablar.

—No, déjalo, claramente tienes cosas en mente.

—Podemos hablar —dijo, con atención a él—, sigue contándome de tu primo que se molestó con el paquete del gimnasio.

—Mejor no… dime que te pasa, está bien si no das detalles.

—Que la regué, hice algo malo, no fue sincera… y ahora tengo un amigo menos.

—Eso es complicado, si —Con la mirada todavía en la carretera—, ¿Y ya no te puede perdonar?

—Creo que… —Ni idea—, no lo sé.

—Entonces no te centres en eso. —Desconoce de quien habla—, saca a esa persona de la ecuación, si vuelve bien, y si no, tú de todas formas intentaras ser tu mejor versión, como quiera podrás aprender de esa experiencia independientemente de lo que él haga.

—Suena muy fácil…

—No dije que lo fuera. Solo busca lo bueno de esa relación, y ocúpate de eso, es lo que yo haría.

—Tienes razón —decidida—, intentare dejar de pensar en él, no es productivo.

—Es lo que digo, no hay muchas otras opciones.

—Me concentrare solo en lo mío, y al menos el esfuerzo que el invirtió no será en vano —afirmó, con decisión—, es lo mejor que puedo hacer.

—Eso está mejor.

—Ahora sí, sígueme contando, te juro que te pondré atención.

Tras unos minutos llegaron a una propiedad en el campo, donde escogieron la comida para los animales. El trayecto de vuelta sería mucho más agradable para ambos que el de ida.

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad. Joel se encontraba en su mesa, allí se encontraba su portátil más nueva, la cafetera de la cocina se encontraba desconectada, no hay música de fondo. Lo único que podría oírse es el teclear rápido de sus dedos.

Se había propuesto dedicar ese día a trabajar en la idea de la peleadora callejera. Pero, la idea de crear una escena de lucha en una habitación acolchada de un psiquiátrico era muy buena, ya en la escaleta había espacio y justificación para el enfrentamiento, pero considerando que ya no interactuaría con Mara, eliminar ese aspecto de la historia es una opción plausible, en un futuro alguien podrían preguntarle sobre esa escena en una entrevista para medios digitales, él tendría que responder “fue idea de alguien que pensé que era mi amiga”, sería una respuesta aceptable, algo cursi, pero tendría sentido. En cambio sí responde en una entrevista: ”Una persona con quien ya no interactuó” fomentaría que algunos de sus fanáticos investiguen de más “Una amiga que ya no está entre nosotros” ni hablar.

Quizás sea exagerado pensar de esa forma, ella le dio su autorización y no habrá problema, pero de igual modo, había un conflicto ético mínimo ahí. Lo que sí que no era una opción, es que llegado el momento, si le hacen la pregunta, asegurar que la idea era suya, eso no estaba a discusión, ni paso por su cabeza.

Eslater dejo de teclear, necesitaba la opinión de alguien externo al problema, una persona que tenga algo de relación con aquel mundo. Vio frente a su mesa a la protagonista femenina del libro que escribía, era una mujer más alta que él, que se vendaba los puños, pues acaba de derrotar a una asesina de los barrios bajos, que ahora yacía en el suelo de la sala. La protagonista respiraba con pesadez y poco le importaba lo despeinada que se veía ni las heridas en su cara, se limpió el sudor de la frente y soltó el mejor consejo que le pudo dar a su creador.

—Tienes que… —No, no iba a hacer que su personaje le hable, es demasiado cliché, mejor buscaría otra forma de hacer la escena del sueño, pero en otro momento, lo que si escogió, es que por ahora no lo barraría de la hoja y dejaría ese asunto para después.

Con el propósito de despejarse de esa historia un momento intento revisar entre las ideas de su antigua portátil, a ver si escribía mejor algo diferente. Así que se puso manos a la obra, empezó a testear las tramas de su vieja lista de ideas, la primera estaba ambientada en un submarino, y el elemento de acción era que debían descubrir que los saboteaba antes en la superficie, además se trataba de algo futurismo y se usaba las profundidades del mar como metáfora de las profundidades de la mente, pero investigando un poco se dio cuenta que toda la historia se sucedía en base a principios físicos inexistentes, de modo que la dejo de lado, que es lo que un buen artista hace, no eliminar una idea, sino dejarla para un futuro, solo de momento, pues alguien creativo entiende que con ciertos retoques, algo de innovación, mezcla de diferentes perspectivas e ingenio, no existen las malas ideas.




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