Dos días después Eslater condujo de nuevo al mismo edificio, la tarea de la jornada que le esperaba seria especialmente agotadora, pues había en su historia un personaje femenino que es, fría, pero con un lado tierno, que trabaja en un refugio de animales, y que en cierta escena tendría que llorar con ganas, tendría un papel muy importante en la trama, casi protagónico.
Por eso los evaluadores estaban con toda su energía y concentración en el cuarto, donde iban pasando una a una las actrices, inclusive la supervisora del casting había traído a su bull terrier para que puedan asegurarse de que, quien obtenga el papel no tema ensuciarse un poco. Algunas personas harían lo que sea por participar en una película, inclusive llegar a fingir que el pelo de los animales no les daba alergia, como fue el caso de la participante número doce, que cuando empezó a hincharse no pudo mantener más la farsa, y tuvo que retirarse, pero a un hospital.
A pesar de eso, los ánimos no decayeron, el perro era el único confundido, pues venían chicas, lo acariciaban, y luego de un rato se iban, a pesar de eso siempre mantuvo su buen humor, aunque ya luego de la veintitrés, empezó a solo quedarse acostado, de todos modos fue útil tenerlo ahí, pues de no ser por esa ayuda no hubiera podido escoger a las seis finalistas, de las cuales luego solo quedarían cuatro nombres en la lista. Decidir quién interpretaría aquel personaje requirió que, cuando se hayan ido las chicas, los encargados de la decisión pidan una pizza y se mantuvieran dentro de las instalaciones hasta tarde, para analizar bien a la afortunada a la que escogerían, pues no solo actuaria, su interpretación seguro sería una oportunidad que pocas tendrán en la vida, y querían darle esa suerte a la indicada.
Ya en la noche, era el día y la hora en que, Leire y el escritor solían hacer un videollamada, la amistad había avanzado un poco más, ahora no solo compartían texto, sino también fotos, que servían de contraste de la vida en un pueblo y en una ciudad tan importante como aquella. Los temas más recurrentes de los cuales hablaban era sobre productos de ficción, podcasts, libros, películas o series, no siempre estaban de acuerdo en una opinión, pero siempre compartían sus puntos de vista de tal forma que lograban que el otro note algo que se le paso la primera vez.
También a veces, y muy poco se hablaba del hermano de Leire, pero de forma muy secundaria, ya que ella lo prefería de esa manera, y de todos no había demasiado que decir. No había demasiadas preguntas sobre el trabajo de él, pero ese día en específico, sería el tema principal de la conversación.
—Hola ¿Ya estas cocinando? —dijo ella, desde su habitación a la cámara de su portátil.
—Ya está hecho —respondió, desde su mesa—, solo dejare que se enfrié un poco.
—Bien, yo ya comeré en un rato… —No tenía su mente, del todo en él—. Pero, por cierto, hay algo que tengo que decirte, y quería que sea de una vez.
—Suena a algo malo.
—Lo es, de cierto modo, —Su estado de ánimo, era confuso, entre feliz y triste—, bueno, es una buena noticia para mí, y quizás mala para ti.
Joel se enfrentaba a aun interesante acertijo que intento resolver antes de que se lo explicaran, pero en esa ocasión no tuvo paciencia.
—Veras… te aviso que lo que diré, quizás no te guste —dijo ella, y espero un par de segundo antes de seguir—. Mara me había dicho… cuando lo descubrió, sobre tu trabajo; con esto quiero decir que sé que eres J. Eslater.
Había sospechas sobre aquel dato, pues muchas veces, Joel las encontraba hablando en privado, y luego cuando él se acercaba por otro tipo de actividad, parecían cambiar de tema, o lucir como si guardaran alguna clase de información privilegiada. De todos modos, no había muchos cambios con respecto a lo anterior, pues el que Leire lo sepa, solo era una prueba más de que Mara fue quien lo descubrió, al menos se lo dijo únicamente a alguien de mucha confianza, por lo menos al principio.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Quería que me lo cuentes tú mismo si te sentías en confianza —reveló ella—, y no estaba segura de cómo te lo tomarías, además luego empezaste a hablarme, y yo desde el inicio nunca quise nada contigo, o sea, solo como amigos, y ya, no quería manipularte ni nada remotamente parecido.
Lo cual era cierto, la única cita que tuvieron fue idea exclusivamente de él, y ella quiso pagar su parte, eso ablando un poco la impresión de enterarse de lo que ella le contaba.
—Ya veo… hubiera agradecido que me lo digas.
—Tienes toda la razón, pero no lo hice hasta ahora, por el motivo de que no quería arruinar la amistad, aunque sé que en algún momento te lo iba a contar. Y hay otra cosa más —Ahora lo que más le costaba decir—, cuando Mara y tu pasaron por la librería, y vieron “Torrente implacable” ella no, no describió el libro con mis palabras, lo hizo con las suyas, con sus propias palabras.
—Me dices que ella uso sus palabras ¿Cómo suyas?
—Fui yo quien, antes que ella, te hablo del libro… —aclaró—, pero lo que te dije fue lo que ella me había dicho, días antes de eso. Lo que digo es que, fui yo quien no fue sincera, quise impresionarte, y use su reseña que me conto alguna vez para conseguirlo, al menos use las partes de la crítica que eran positivas, todo lo que no me gusto si fueron mis palabras.
—¿De modo que no te gustó mi libro?
—Al inicio no, lo tenía en físico, y lo había leído hace años por que Mara me lo había recomendado mucho, pero me parecido algo lento en muchas partes, y enrevesado innecesariamente…, pero bueno, la cosa es que ella si te hablo con la verdad de lo que pensaba de tu libro, no fue falsa sobre eso.
—Entiendo, entonces ella era fan de lo que escribo —¿Cómo que enrevesado?—, lo que no entiendo es ¿Por qué me cuestas esto ahora?
—Es que Mara, pago los siguientes tratamiento de Ryan, y sentí que ya era hora de que supieras todo esto, porque no creo que se merezca que sigas pensando que es mala personas, si es que es lo que piensas.