Capítulo seis

Llegaron a la casa de Enrique, y ambos se bajaron al mismo tiempo del coche, en la puerta principal estaba Carlos, quien levantó su mano para saludarlos, al verlos juntos Carlos dijo: -Bien, mis consejos funcionaron, al parecer Enrique por fin hizo las cosas bien. Él fué quien le había dado consejos a Enrique para que tal vez Cindy lo perdonara, y sí, sus consejos dieron resultados positivos.

-Que bueno que llegan, pensé que no llegarían juntos – dijo Carlos con una sonrisa capciosa.

-Sí, recogí a Cindy de la empresa para poder hablar de unos asuntos, - respondió Enrique...

Cindy sólo se quedó viendo a Carlos hacerle guiños a Enrique, se veía gracioso, un poco más y Cindy no se aguantaría la risa, pero se mantuvo con una actitud de tranquilidad.

-Vamos, pasen no se queden ahí – dijo Carlos. – Ya casi será la hora del almuerzo y yo estaba preparando algo...

Enrique miró a Cindy, como con una expresión de temor,

-¿Qué le sucede, está todo bien? – le preguntó Cindy...

-No Cindy, nada está bien, ¿Acaso no escuchaste que Carlos cocinó? – dijo él poniéndose una mano sobre la frente.

-Calmese sr. no creo que su comida haya quedado tan mal, por lo menos debemos probarla, para no hacer sentir mal a Carlos – le dijo Cindy poniendo una mano sobre el hombro de Enrique para que se calmara.

-Está bien, vamos – le dijo Enrique – ah, y una cosa más, ya no me digas señor, ok? Porque no estoy tan viejo, o sí? Dijo sonriendo...

-Está bien señ... digo... Enrique. – dijo Cindy sonriente, ella no acostumbraba a tener ese tipo de confianzas, pero ya que él le había pedido que no lo llamara así, ella simplemente asintió.

Luego fueron al comedor, los platos ya estaban servidos en la mesa, al dar el primer bocado, tanto Cindy como Enrique sentían que no podían pasar la comida... Estaba demasiado salada.

Enrique tomó un sorbo de agua y dijo: - Que les parece si los invito a comer?

Cindy casi de inmediato respondió : - me parece bien, ¿que dices tú Carlos?

Carlos se quedó viéndolos algo confundido por la propuesta de Enrique, y al probar su propia comida lo entendió todo, Enrique había propuesto eso de la nada, para que él no se sintiera mal...

-Sí, vamos – dijo Carlos riéndose a carcajadas.

Llegaron a un restaurante, conversaron mucho, tocaron el tema de los días de gruñón que había tenido Enrique, pero él mismo Enrique se reía.

-Sé que estamos pasando un buen rato, pero debo retirarme, tengo algo pendiente que hacer – dijo Cindy.

Procedió a despedirse de Carlos extendiendole la mano, y luego a Enrique, pero Enrique le presionó la mano y se quedó viéndola fijamente, como si quisiera decirle muchas cosas.

Pero lo único que dijo fue: - Adiós Cindy.

Cuano ella se alejó de ellos Carlos le dijo a Enrique en voz baja: ¿que haces?, ¿por qué solo te quedas viéndola?, ve y ofrecete a llevarla...

-Tienes razón, - le dijo Enrique levantándose de su silla.

Cindy ya estaba por cruzar hacia el otro lado de la calle, cuando escuchó que alguien en la parte de atrás la llamó, era Enrique que venía hacia ella.