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Al siguiente día, Cindy cuando despertó vió a Enrique dormido en el sofá, ella se fue a enjuagar la cara y luego salió hacia afuera...

Al salir se encontró con la hermana de Enrique, quien aún estaba con el pijamas puesto, Cindy estaba vistiendo una camisa ancha y los shorts de la hermana de Enrique, Lily era el nombre de la mujer, ella le preguntó a Cindy por Enrique y ella le dijo que aún estaba durmiendo en la habitación, Lily era una persona muy abierta hacia los demás, basta decir que sacaba conclusiones precipitadas, muy extrovertida, aveces mal pensada y... al escuchar a Cindy la miró con una expresión perversa, Cindy se dió cuenta de inmediato, pero decidió no decir nada, ya que era (supuestamente) la novia de Enrique y ese tipo de conductas no tendrían que ofender la de alguna manera.

Sólo sonrió y siguió hablando con Lily, pasaron por el extenso pasillo que conducía hasta la sala principal, la vista al ser del segundo piso casi tercero era maravillosa, la mansión estaba algo alejada de la ciudad eso le daba un toque especial al paisaje mañanero.

Se notaba que los padres de Enrique eran reservados, preferían la tranquilidad, estar alejados de los ruidos que habían en la ciudad, afirmó Lily.

También le mencionó que a su padre le encantaban las celebraciones en las que participaba toda la familia, le hacía bien recordar aquellos tiempos en los que sus hijos estaban pequeños y corrían por toda la casa, y ahora que ya sus hijos se habían independizado, la casa estaba vacía y silenciosa.

Y con respecto a su madre, suele ser una persona complicada pero con el tiempo le empezaría a agradar, dijo Lily...

Al llegar al comedor, estaban allí el sr y la sra Díez (los padres de Enrique), quienes los estaban esperando junto al otro hermano de Enrique para desayunar y la sra Díez apenas vió a Cindy la miró con desagrado, no dejó de mirarla ni por un segundo, Cindy estaba incómoda pero trató de mirar de forma seria a la mujer para que no creyera que la estaba incomodando, sólo quería que Enrique bajara y le dijera para irse.

Y por suerte bajó Enrique y viendo la expresión de angustia de Cindy y a su madre viéndola de forma no muy amable, dijo que se retirarían, que ambos tenían que trabajar (refiriéndose a él y Cindy), Cindy se levantó de inmediato y se dirigió hacia la habitación en compañía de Enrique, ella se cambió la ropa y bajaron de nuevo al comedor, se despidieron y luego procedieron a retirarse.

Cindy estaba aliviada de no tener que lidiar más con aquella mirada fija y penetrante de la sra Díez...

Mientras iban en el coche, Enrique con una voz apenada le preguntó a Cindy si quería ir a desayunar a algún lugar, ella aún estaba conmocionada por lo que había pasado la noche anterior, no sabía si debía aceptar o rechazar la invitación, estuvo unos minutos fuera de sí mirando por la ventana, y luego de unos pocos minutos después asintió para luego decir “sí, vamos”, lo dijo sin mirar en ningún momento a Enrique, no quería que la mirada de Enrique chocará con la suya. Por el otro lado Enrique mantuvo la vista hacia adelante...

Al llegar a la cafetería donde anteriormente Enrique había visto a Cindy con aquel hombre, se dispusieron a pedir café y unos panes rellenos con mermelada de cerezas, al terminar lo que se habían pedido, él dijo que la llevaría hasta su casa, para que pudiera descansar mejor y que él haría lo mismo.

Al llegar al apartamento de Cindy, ella se despidió extendiendole la mano, y luego se dirigió hasta su puerta.

Enrique se quedó viéndola hasta que ella entrara y cuando lo hizo, arrancó el coche y se retiró.