Conociendo a Enrique

Capítulo veinticinco

Llegaron los tres a la casa de los padres de Enrique, como el camino era muy largo llegaron cansados, Cindy lo único que quería era descansar, (bueno aunque todos querían eso. Descansar).

 

 

 

Cuando iban bajando del coche sonó el móvil de Cindy, y al verlo, era su jefe quien la estaba llamando.

 

 

 

Su jefe le dijo que podía tomarse unos días de descanso, que le habían comentado de su situación con el Sr. Miller (Lucas), en ese momento Cindy frunció el ceño, no entendía ¿quién pudo haberle dicho de su problema con Lucas?, algo andaba muy mal y ella tenía que averiguar que es lo que estaba pasando.

 

 

 

Ella para ver que le respondía su jefe le preguntó, ¿quién había sido la persona que le había comentado sobre ella?, porque no pudo haber sido ni Enrique, ni Carlos, ya que ellos estuvieron todo casi todo el tiempo con ella, y además ellos no comentarían algo tan delicado sin primero consultarselo a ella.

 

 

 

Su jefe algo nervioso le respondió “que lo había escuchado por AHÍ”, así que por su aprecio hacía ella decidió llamarla y darle algunos días para que ella pudiera responerse y con suerte solucionar sus problemas.

 

 

 

Nada, absolutamente nada cuadraba, Cindy estaba aún más confundida, de hecho, iba a ser ella quien le iba a pedir unos días de tolerancia a su jefe, ella no se esperaba que el sr. Arnold supiera de los problemas de su vida personal...

 

 

 

Pero al final, ella a pesar de todas sus dudas, le agradeció a su jefe por la empatia demostrada, él le respondió que no había nada que agradecer y que esperaba que pudiera solucionar sus problemas con la mayor calma posible y luego colgó.

 

 

 

Enrique y Carlos esperaban a que ella les dijera algo, ya que en su rostro se denotaba conmoción, pero ella solamente sonrió como si nada, y les dijo que era su jefe, que le había dado unos días de descanso, ambos hombres la miraron dudosos...

 

 

 

-Si, lo sé, yo también hice esa expresión al oírlo, pero me parece perfecto, ¿y sabes qué?, yo le iba a pedir eso, unos días para poder solucionar todo esto... – dijo Cindy aliviada.

 

 

Carlos y Enrique asintieron de manera sonriente, esa acción por parte de Arnold les parecía genial.

 

 

 

Entraron y los recibió el sr. Díez, quien al parecer estaba recién despertando de su siesta.

 

 

 

Los tres saludaron al señor y este los invitó a pasar, mientras caminaban hacia la parte interior de la enorme casa, el sr. Díez les comentaba que por el momento la madre de Enrique había viajado y estaría unos días ausente.

 

 

 

Al oír esto, Cindy sintió un alivio, ya que no se llevaba bien con la que quizá, sería su futura suegra.

-Solo estamos yo y tu hermano, tu hermana también se volvió a su casa, dijo que sus hijos tenían que volver a la escuela y ya sabes como es tu hermana, con cosas de la escuela es muy estricta... – comentó el padre de Enrique.

 

 

 

Ellos respondieron con palabras cortas como:”que bueno”, “me alegro”, “espero que todo les vaya bien”, y cosas así...

 

 

 

SU padre les propuso ir a cenar a un restaurante por la noche, para celebrar que ellos estaban de visita por la casa, Cindy, Carlos y Enrique accedieron.

 

 

 

El sr. Díez se puso a conversar con Carlos, contento de verlo, ya que hace mucho tiempo no lo veía, le dijo a Carlos que él pensaba que ya no eran amigos con Enrique, pero Carlos le dijo que no era así, sólo que no había la posibilidad de ir, hasta ese día.

 

 

 

Mientras tanto, Enrique acompañó a Cindy hasta la habitación para que ella pudiera darse un baño y descansar.

 

 

 

Ella ya se veía mejor, estaba como que volviendo aquella sonrisa carismática a su rostro, esos días alejada de los problemas le vendrían de maravillas.

 

 

 

Ella al entrar en la habitación se sentó sobre la cama, y le dió unas palmadas al espacio vacío que había junto a ella, dándole la seña a Enrique para que se sentara junto a ella.

 

 

 

Él se le acercó y cuando estuvo junto a ella, esta le dió un abrazo, mientras le decía:

 

 

-Gracias Enrique, no sé qué sería de mí si no estuvieras conmigo, te amo.

 

 

-Yo también te amo querida, y debes tener muy claro que siempre estaré ahí para ti, para protegerte de todo aquel que quiera dañarte o dañarnos – le dijo Enrique, lentamente la tomó por el mentón y la comenzó a besar...

 

 

Cindy le correspondió a aquel beso y se dejó llevar, por las caricias que le hacía Enrique.

 

 

Aquel beso se convirtió en beso apasionado, ambos se querían demasiado, Enrique sabía que estaba en el lugar correcto, que Cindy era aquella mujer que sin buscarla, la encontró.

 

 

 

Él recostó a Cindy sobre la cama mientras la seguía besando, luego empezó a quitarle las prendas una por una, aquella tarde se demostraron mucho más amor que la primera vez, ambos quedaron exhaustos, después de estar ahí acostados y abrazándose por unos minutos más, decidieron entrar a tomar el baño juntos...

 



#20764 en Novela romántica
#2589 en Novela contemporánea

En el texto hay: crimen, romance, drama

Editado: 31.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.