Conquistando a Diane

Prefacio.

Tan solo frenó en seco cuando al ingresar al salón la encontró a ella, lucia hermosa en su vestido largo y lleno de brillantes, el maquillaje impecable y ese cabello rojo que caía lleno de ondas en su espalda recién arreglado, parecía lista para ser la portada principal de una revista, de no ser por los ojos vidriosos que lo detallaron con intensidad.

Pasó saliva acercándose a ella, tan solo deteniéndose en el momento que ella se estremeció y negó pasando saliva para luego expulsar un pesado suspiro, elevó sus castaños ojos hacia él quien pudo ver la decisión en su mirada, pero no por eso dejó de sentir el peso en su pecho cuando vio la caja de terciopelo rojo que cargaba entre sus delicadas manos.

Alcanzó a notar el descenso de su corazón hacia su estómago, y en el momento que ella expulsó un pesado suspiro solamente dio un paso viendo la caja en sus manos, la notó abrirla y pasar saliva viendo la preciosa joya que yacía en su interior y en el momento que elevó nuevamente su mirada hacia él simplemente asintió.

Terminó de acortar la distancia entre los dos y le ofreció la caja viéndolo a los ojos.

—No puedo hacerlo—el susurro de voz, tres palabras que le helaron la piel y le erizaron el alma—lo lamento, pensé que sí, pensé que era lo que quería, pero no es así.

—¿Aun después de todo? —desconoció el hilo de voz que se escapaba de su pecho, ella tan solo asintió.

—Por ese todo es que no puedo hacerlo—ella misma tomó la mano masculina dejando la caja con el anillo de compromiso en la palma, cerrandola contra ella—siempre me considere una romántica empedernida, deseaba tanto un cuentos de hadas que fui viviéndolo a través de las vidas de otros, pero esta es mi vida, esta es mi historia y no quiero un matrimonio donde no seré cien por ciento feliz, porque estoy consciente que si merezco mucho más, aún cuando lo nuestro parezca lo correcto.

—Es que lo es—fue seguro reteniendo la mano femenina apretando los dos la caja del anillo—lo es Emma, pasamos por demasiadas cosas para que ahora digas que no, por favor entiende que nuestros caminos estaban destinados.

—No—sonrió con debilidad—no porque el amor no se fuerza.

Pasó saliva y después de suspirar profundamente elevó sus puntillas para dejarle un delicado beso en la mejilla, separándose al fin de su presencia.

—¿Es por el? —consultó con voz amarga, ella no bajó su mirada—¿lo amas a él?

—Sí, completamente—había seguridad aún en el hilo de voz que respondió—y no puedo ignorar lo que mi corazón dice, porque si bien eres el amor de mi vida—suspiró sonriendo con debilidad—él es el amor para mi vida.

Estaba buscando la salida cuando fue retenida por el brazo, tan solo volteó a verlo, pero él no dijo nada, así que ella separó la mano masculina de su brazo apretándola despacio.

—Por favor no lo escojas a él, no nos hagas esto.

—Ya lo hice—Pasó saliva—ya escogí a quien quiero en mi futuro, a quien deseo a mi lado y al lado de mi hija, siempre fuimos suyas.

Y sin saber que responder notó la figura femenina buscar la salida, dejándolo a él a la deriva para escoger el futuro que ella realmente quería, uno que ya no lo incluía.




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