Elevó su mano cuando miró a la familia ingresar al enorme gimnasio donde la ceremonia se daría, el pequeño de rubia cabellera se soltó de sus padres para salir corriendo hacia donde sus compañeros se encontraban, por lo que solo pudo ampliar la sonrisa al ver como de manera natural abrazó a su hija entre todos los chiquillos ataviados en sus perfectos trajes blancos, esperando la ceremonia que los elevaría un peldaño en ese deporte que los hace más centrados, responsables y sin duda disfrutan mucho, el karate.
Recibió los abrazos y doble beso de su mejor amiga, Alice, quien lucía hermosa con el cabello en cola y unos delgados lentes de medida, tanto tiempo haciendo detalles a pincel en sus magníficas obras de arte, mismas que ya han sido expuestas en casi todo el mundo, comenzaron a dañar poco a poco la vista de la artista, pero tal parece que hay intenciones de una cirugía láser prontamente.
No pudo resistirse a la búsqueda de sus brazos de la encantadora Valerie, quien con un hablado rápido y sin duda seguro le enseñaba sus nuevos zapatos de florecitas blancas que su tía le había enviado en su último viaje a París, quizás crecer con una madre artista, un padre multimillonario y una tía super modelo era de gran ayuda cuando se trataba de conseguir lo último en moda, juguetes y tecnología para los menores, aunque Emma sabía muy bien que la familia de Alice no perdía su humildad sin importar cuantos ceros se sumarán a su cuenta.
—¿Qué tal el trabajo?—preguntó la joven rubia después de acomodarse en su lugar, tan solo recibiendo el beso en la coronilla de parte de su esposo, quien fue a asistir a los chicos.
—Muy bien, tuve un montón de reuniones, además que estamos buscando como conseguir un nuevo socio, Grivaal, ¿los has escuchado?
—Yo no, pero Trevor si—indicó buscando a su esposo entre los pequeños, quienes tomaban del termo que les ha llevado—es como una empresa de compras y envió, querían conectar mis obras con los clientes potenciales, sabes que, si bien tu llevas mi marca, el me aconseja y busca lo mejor para mis exhibiciones y pinturas.
—Si lo sé—le acomodó el suave flequillo rubio que le cruzaba la frente, sonriéndole con debilidad—bueno, en si Salomé y Enrico concuerdan en que es una excelente oportunidad y además ya vamos como obteniendo una mayor cartera de clientes que no tengan que ver con ustedes.
—¿Cómo así?—la rubia frunció el ceño tomando a su hija quien después de pedir permiso solicitó ir hacia donde se encontraba su hermano, así que Alice aceptó.
Ambas guardaron silencio para vigilar que Valerie llegará con bien y así sucedió, la sonrisa fue en conjunto cuando vieron a la chiquilla de castaño cabello, parecida a su padre, abrazar a Diane y atender las indicaciones que Trevor, el esposo de Alice, estaba dándole a los futuros karatecas.
Emma se fascinaba de manera genuina y sin duda se sentía completamente feliz viendo el crecimiento de sus mejores amigas, mucho tiempo atrás el hombre apuesto y tatuado que ahora se encuentra con su hijo y su Diane le robó el aliento en el vestíbulo de una torre en Nueva York cuando apenas se estaba mudando, poco bastó para que ella pudiera entender que ese tatuado de rebelde cabellera era el alma gemela de su mejor amiga Alice y vaya que no se había equivocado, muchas luchas después, un par de preciosos hijos y un matrimonio sólido, la joven rubia vivía el cuento de hadas que siempre mereció, donde no era una princesa, sino la reina.
—Okay, ¿cómo es eso de las empresas que tienen que ver con nosotros?
—No es nada malo, es solo que, bueno casi todos mis clientes son ustedes—se puso a reir viendo a Alice—mis mejores amigas, los padres de ellas o los negocios de sus parejas, no me quejó te lo aseguro, porque son empresas increíbles y me ayudaron a crecer muchísimo, muchísimo—repitió tomando la mano de Alice—pero me gustaría como salir de esa zona de confort, porque sé que cada negocio que a ti se te ocurra, o Zack o a Mia, a Courtney o a tu hermana, incluso tus padres van a buscarme—Alice sin dudarlo asintió—pero me gustaría que otros, ajenos a nuestro circulo, también tuvieran esa confianza.
—Y la tendrán—Alice le sonrió débilmente, llevándole un mechón del rojo cabello detrás de la oreja—papá habla de lo mucho que le has ayudado desde que tomaste sus redes sociales y le hiciste la página web, y si bien cada uno tenía como su área de mercadeo, pienso que Forza nos ha dado eso, fuerza, un empuje especial a lo que queremos y sobre todo nos ha conectado con los clientes que merecemos.
Emma solo amplió la sonrisa dejándose estrechar en los brazos de su amiga.
—Grivaal me parecía una buena idea, es como una versión de lujo de Amazon o al menos así lo vi, pero Trevor siente que en cualquier momento podría dejar de funcionar.
—¡Exacto!—Emma se acomodó en su lugar—tengo esta sensación de que podría no ser suficiente para arriesgarnos, si bien con ustedes nos va bien, la idea es que Forza se expanda de muchas maneras—suspiró pesadamente—pero vamos a ver, Salomé tiene una reunión con el dueño y sus socios en una semana, así que me gustaría ir con ella, no quiero involucrarme—indicó más segura—pero si ver si al menos estamos hablando de un lugar decente y no el sótano de una casa con cuatro jóvenes haciendo spam desde miles de celulares.
Alice solo se puso a reir y negó, las dos suspiraron al mismo tiempo volteando hacia donde los chicos se encontraban, cuando se vieron unos segundos se sonrieron más débilmente.
#1051 en Novela romántica
#395 en Chick lit
#308 en Novela contemporánea
madresoltera, dos hombres y una mujer, amor desilusion amor propio
Editado: 25.12.2022