—Debería ser pecado que te despierte tan temprano, pero ya estás acostumbrado a esto, ¿verdad? Hoy será un día especial, hoy conocerás a la mujer que amo, pero debes tener cuidado, es una mujer muy, pero muy exigente —le decía mientras le acomodaba la ropa.
Xander miró a su hijo con preocupación, no había mencionado a su exigente y molesta jefa que lo llevaría, sabía que a la mujer no le gustaban los niños.
—Te pondré este gorro, usaré uno, no creo que se moleste, todos lo usan en esta temporada —suspiró al ver la sonrisa de su pequeño, que parecía comprender lo que le decía—. Aylan, tienes que comportarte bien, mi jefa es una mujer… ok, ella es un poco complicada, solo a mí se me ocurre amar a una mujer así y por obvias razones, no estamos juntos.
Aylan le respondió con una palmada en la cara, como si aprobara su confesión.
—Gracias por el apoyo, socio —bufó Xander, besándole la frente.
Xander recogió con agilidad las cosas de su hijo, del mismo modo en que recogió su material de trabajo, salió para abordar su auto, asegurando al pequeño antes de empezar a conducir.
Pensativo por cómo le explicaría a su jefa que había tenido que llevarse a su hijo a trabajar, porque a su niñera le había surgido una calamidad familiar, Xander no admiraba al pequeño como era costumbre desde que fue dejado a su cuidado. Todas las mañanas se despertaba tan maravillado, como asustado de saberse un padre soltero.
—Hola Xander, ¿qué llevas ahí? —con curiosidad, el portero del edificio lo detuvo.
—Hola Mike, es mi hijo, se llama Aylan.
—Viejo, ¿tienes un hijo?
—Sí Mike, tengo un hijo, tengo que irme, no puedo quedarme a contarte la historia, voy tarde y ya sabes lo que pasará si la jefa llega y no estoy en mi puesto.
Mike se rascó la cabeza y se interpuso para impedirle continuar.
—¿Qué sucede Mike? No me digas que ya llegó la jefa.
—No viejo, pero sabes que no puedo dejarte pasar con tu hijo, me van a despedir.
—Mike, por favor, le explicaré a la jefa, mira, no puedo dejar a mi hijo a su suerte, apenas tiene 8 meses, su niñera no pudo cuidarlo hoy y no podía faltar, se lo explicaré a la jefa.
—Viejo, ¿qué hay de su madre?
—Su madre… soy padre soltero, fue cosa de una noche, mira te resumo… hace 4 meses apareció con él y una prueba de ADN que habíamos solicitado, me lo dejó y no volví a saber de ella. Por favor, no puedo perder el empleo.
—Viejo lo siento, pero son reglas de la jefa, nos votará a los dos.
Xander empezó a caminar de un lado a otro, Aylan lo imitó moviendo las piernas, como si también estuviera discutiendo.
—Mike, está haciendo frío, permíteme pasar, necesito poner a salvo a mi hijo, prometo que hablaré con la indolente, desalmada de Jade.
—Buenos días, Xander, espero que además de estar hablando mal de mí y violando el código de vestimenta, especialmente en un día tan importante como hoy, tenga una buena disculpa para tan descabellado atuendo.
—Señorita Crosgrove —se giró con enorme vergüenza, logrando que la molesta mujer se percatara de su hijo.
—No, ¡no puede ser! Lo que faltaba, ¿un bebé? Dígame algo, además de su espantoso atuendo, de usar prendas prohibidas por el código de vestimenta, ¿en algún lugar dice que mi compañía es guardería?
—Señorita Crosgrove, lamento haberme traído a mi hijo, pero…
—¿Su hijo? —su sorpresa fue evidente.
—Sí señorita, él es mi hijo Aylan, verá, soy padre soltero y a mi niñera se le presentó una calamidad familiar a última hora, no podía faltar al trabajo, es un bebé tranquilo, le prometo que no le daremos problemas.
Jade disimuló la extraña sensación que saber aquella noticia le causaba.
—¿Justo hoy, Xander? ¿Se da cuenta del día tan importante que es hoy?
—Lo siento, pero no tengo nada en mi agenda para hoy, señorita Crosgrove.
—No lo puedo creer, hoy tenemos una reunión fundamental, con personas importantes, quienes seguramente no esperan verlo con su gorrito de mal gusto y con un bebé en brazos, mientras les expone.
—No tenía idea de este evento, señorita Crosgrove.
El bebé empezó a llorar como si fuera con él, el regaño de Jade.
—Deje de llamarme por mi apellido, ¿ese es el que describe como un bebé tranquilo? —señaló con molestia a Aylan.
—Lo lamento, es una mañana fría, ¿podemos entrar? Me haré cargo de la presentación, a menos que tenga alguien quien pueda reemplazarme.
—¿Quién cuidará de su hijo, mientras lo hace?
Xander se quedó en silencio, miró a su hijo y decidió ponerlo antes que todo. Después de todo era un hombre millonario, al que le bastaría levantar el teléfono, disculparse con su padre y volver a su país.
—Mi hijo está primero. Es usted una mujer sin corazón —Xander decidió marcharse.
Con los puños apretados y la cara roja de celos, Jade dejó su bolso al cuidado del vigilante y lo siguió.
—Me haré cargo de su hijo, a cambio de esta presentación.
Xander se detuvo, miró a su hijo y luego a Jade.
—¿Conservaré mi empleo?
—No tengo tiempo para conseguir a alguien más ahora, puede continuar, solo espero que traer a su hijo no se le haga costumbre. ¿Qué vendrá después? ¿Traerá a sus amantes aquí?
Aylan rio, como si entendiera el comentario. Xander sonrió, divertido.
—¿Dije algo gracioso?
—No. ¿Entonces no estoy despedido?
Jade lo miró de arriba abajo, dejando entrever una irritación que no sentía, pero que sus celos provocaban al centrarse en Aylan y ver que no se parecía a él.
—Creo que hablamos el mismo idioma —respondió tajante y continuó su camino.
Xander la siguió hasta la oficina. Ella se sentó y le pidió hacerlo, para ponerlo en contexto, pero eran interrumpidos por los gritos de alegría de Aylan, quien extendía las manos a Jade, para que esta lo cogiera.
—Muy tranquilo, su hijo —dijo con sarcasmo.
—Lo siento, no suele ser así. Hijo, mi jefa es alérgica a los hombres, no puede cargarte —bromeó Xander.