—Lo siento, papá —dijo al alcanzar sus brazos—. No quiero que te enfades conmigo.
Derek la aferró contra su pecho.
—No me he enojado contigo. Lo lamento, no quise asustarte. Me molesté un poco, pero no fue contigo. No llores, por favor —la apartó y con delicadeza secó sus lágrimas—. Debes ser paciente. No permitiré que regreses con mamá, pero no soy un gran padre. No te conocía y no sé mucho de esto, pero haré mi mayor esfuerzo. No debes temerme, ¿vale?
—Te quiero, papá —lo abrazó—. ¿Puedes llevarme contigo?
—Por supuesto, pero antes dile a Caroline que te cambie el vestuario, iremos de compras.
Asintió, parecía que se marchaba, pero se detuvo, volvió hacia él y depositó un beso en su mejilla. Derek sonrió y la vio alejarse.
—¿A dónde vas? —preguntó Paul al salir junto a su amigo.
—Iba a verla, a preguntarle por qué ha lastimado a mi hija, iba a enfrentar a esa sabandija.
—Está en coma, mencionaste, no tienes muchas opciones, Derek.
—Claro que las hay, una vez despierte, pagará no solo por lo que me hizo, sino que haré que compense con creces el daño que le ha causado a Ellen.
—Perfecto, perfecto—le dio un golpe amigable en el hombro—. Veo que tu instinto paternal está despertando.
—Iremos de compras, por helado para la niña. Deberías venir con nosotros.
—Ve tú, Caroline parece tener experiencia y conocer a la niña. Yo me quedaré para resolver algunas cosas. Ve con ella.
Derek suspiró, miró en la dirección en la que las había dejado y al no verlas, mostró su frustración dejando caer sus hombros.
—Dale una oportunidad a Caroline, no todas son iguales, no son como las que acostumbras o como Jenell.
—No es por eso, simplemente no me agrada, pero supongo que ser padre me lleva a poner el bienestar de Ellen por encima de todo.
—Me gusta tu forma de pensar, sabía que aún quedaba algo de ese buen hombre en ti…
—Papá, papá —Ellen corría hacia él.
—Mira qué ternura, ella ya te ama, déjate conquistar, será la mujercita más importante en tu vida —expresó Paul con una sonrisa empática.
—Sí, me imagino que también la que me dará muchos dolores de cabeza, si hubiera sabido que esa mujer esperaba a mi hija…
—No hubieras podido hacer mucho, recuerda que se deshizo de ti enviándote a prisión. Ya, no te preocupes, ya la tienes aquí.
Derek asintió, se acercó a Ellen.
—¿Te sientes mejor?
Ella afirmó con gesto de cabeza.
—¿Me llevarás al parque?
—Por supuesto, ¿dónde está Ca…?
—Aquí estoy, Derek, ya podemos irnos —respondió ella.
Él se enderezó, pretendió adelantarse, pero Ellen tomó su mano, él bajó la mirada y simuló una sonrisa.
Caminaron juntos en silencio, llegaron al auto, abrió la puerta, la mantuvo abierta hasta que Caroline entró y recibió a Ellen.
Derek se subió, comenzó a conducir y no pudo evitar sonreír ante las ocurrencias de Caroline, intentando hacer reír a su hija.
En tanto manejaba, disfrutaba del espectáculo que ofrecían Caroline y su hija, mientras jugaban, Derek ignoraba algunas llamadas de mujeres que querían verlo.
Él anunció que habían llegado, pero que esperarían a su equipo de seguridad.
—¡Papá! —dijo la pequeña acomodándose donde pudiera verla.
—¿Sí? —respondió él, mirando hacia atrás.
—¿Tengo abuela y tías? —preguntó la niña.
—Sí, mis padres y hermanas gemelas, de hecho te pareces a ellas.
—¿Puedo conocerlas? ¿Me llevarás con ellas?
—Tan pronto como regresen de vacaciones.
—¿Tienes una esposa, papá?
—No, no tengo… —titubeó Derek.
—No podría —murmuró Caroline.
—¿Qué has dicho? —preguntó Derek.
—Nada, solo estaba pensando en voz alta. ¿Qué pasará con los medios y tus fans si nos ven juntos?
Derek hizo gesto de levantar la ceja y expresar confusión.
—Esperemos que nada, ojalá, pueda aclararlo antes de que nos relacionen.
—¿Por qué? —preguntó ella—. Claro, es obvio. No sabrías cómo explicar que te vean con una mujer de verdad.
—¿Y quién sería esa mujer? —respondió sarcástico.
—Que idio…—se quedó en silencio al notar la forma en que Ellen los observaba.
—¿Están discutiendo, papá?
—No, no, solo estamos bromeando, es un juego divertido…
—¿Puedo jugar con ustedes?
—No, no princesa, es un juego para adultos —explicó Caroline.
Ella miró a Derek y al verlo sonreír, rodó los ojos.
Caroline continuó jugando con Ellen, haciéndole cosquillas y logrando que se riera a carcajadas. Derek intentó actuar como si no estuviera interesado, pero lo sorprendieron sonriendo mientras las observaba a través del espejo.
—No quieres unirte, ¿verdad? Claro, no es algo que alguien como tú haría. En fin, seguirás conmigo, princesa.
—Papá, papá, sálvame —se escuchaba emocionada mientras Caroline fingía atraparla.
Derek sonrió nuevamente y se acomodó.
—Ven aquí, te salvaré de la bruja de cabello negro, malhumorada, insolente, altanera y…
—Ella es una niña, es solo un juego, Derek —protestó Caroline.
—Está bien, me disculpo, ¿puedes escapar de la bruja, Ellen? —preguntó con diversión mientras observaba la reacción de Caroline.
Ella permitió que la pequeña se liberara.
—¡Lo logré! ¡Estoy libre! —exclamó emocionada.
—Así es, ya nunca más volverás a ese lugar —dijo Derek, apartando los mechones de cabello que el sudor había pegado a su rostro—. Eres una princesa libre ahora.
—Te quiero papá —le dio un beso en la frente y luego se abalanzó hacia Caroline.
Derek recostó la cabeza y cerró los ojos.
«Me quiere sin ni siquiera conocerme, qué inocencia» pensó con ironía, hasta que su móvil sonó interrumpiéndolo.
—Ya está la seguridad aquí —bajó y les abrió la puerta—. ¿Qué te gustaría hacer primero, Ellen?
Ella encogió los hombros.
—¿Prefieres probar un helado o comprar ropa? —preguntó Caroline.
Ellen continuó encogiéndose de hombros, todo aquello era totalmente nuevo para ella. Caroline tomó la decisión, y él estuvo de acuerdo, irían primero por los helados.