Conquistar su Roto Corazón

Capítulo 3.

Poco a poco la casa se empezó a llenar de personas, algunas conocidas, otras no tanto, Oliver siempre fue una persona muy amable y sociable por lo que tenia muchos amigos a su alrededor, algunos verdaderos. Fui a la gran mayoría de reuniones que hacían entre ellos, al igual que sus parejas, por ende, siempre estaba acompañada, y como en  anteriores reuniones, la mayoría de las esposas de sus amigos estaban aquí.

Todas estábamos de pie en un costado de la sala bebiendo una copa mientras los escuchábamos reír a carcajadas. Estos momentos eran los que necesitábamos para tratar de pasar el trago amargo que estábamos viviendo.

—Me encanta ese conjunto que llevas Stefh, daría cualquier cosa por tener tu cuerpo— sonreí de forma falsa a una de las chicas.

—Gracias— tomé un trago de la sangría casera que había preparado.

—Estoy de acuerdo, tu cuerpo es para morirse, niña— y con eso, el resto de las chicas comenzaron a intervenir y felicitar mi supuesto “buen cuerpo”.

No mentían, mi cuerpo era envidiable, lo sabía bien, pero ahora mismo, mi propio cuerpo no era mi mejor atributo, era un cuerpo dañado incapaz de hacer lo único para lo que estaba hecho, procrear un hijo.

«Es un cumplido, solo un cumplido.» Hice una mueca tratando de alejar los malos pensamientos que llegaban a mi cabeza, a veces me costaba deshacerme de ellos.

—Gracias chicas— cambié el peso de mi cuerpo a mi pierna derecha, sacando mi cadera izquierda para acentuar mis curvas tratando de hacerme sentir segura —me aseguraré de que los chicos no necesiten nada.

Me alejé de los chismes y la charla y me dirigí al patio trasero, cuando salí a la terraza me giré buscando a Oliver, sin embargo, mis ojos hicieron contacto visual con alguien a quien no había visto antes en ninguna de las reuniones, pero que se me hacía ligeramente familiar. Tenía cabello castaño oscuro, hermosos ojos color avellana y una figura muy atractiva. Su camiseta abrazaba su cuerpo de una manera que acentuaba sus músculos a la perfección. 

Mis mejillas se tornaron rojas cuando su mirada encontró la mía y me sonrió mostrando un par de hermosos hoyuelos que hicieron que mi estómago se removiera inquieto, como si mil abejas se movieran en un panal.

—¿Qué pasa Stefh?— Oliver llegó a mi lado y me sacó del trance en el que me encontraba. Gracias a Dios que lo hizo porque casi olvido para qué había venido hasta aquí.

—Solo vine a ver si alguien necesitaba algo— lo mire con una sonrisa evitando que descubriera que mis ojos estaban puestos en otro hombre y no en el hombre al que le juré fidelidad en el altar.

—En realidad, venía a buscarte para eso ¿podrías traerle un trago a mi amigo Patrick?

« ¿Patrick está aquí?»

Mire a todos lados intentando encontrarlo, recordaba bien a aquel chico, en la secundaria le llamaban fideo, porque era extremadamente delgado y cargaba una melena tan larga que a duras penas se le veía el rostro.

— ¿Patrick volvió? — preguntó intrigada.

Oliver asintió con la cabeza se giró señalando al mismo tipo que estaba mirando minutos atrás

«¡Mierda!» ese no se parecía nada a aquel flaco amigo. 

—¿Qué quieres beber amigo?— se acercó a Patrick y le dio un medio abrazo.

Patrick se giró para mirarme de nuevo, la forma en que sus ojos se encontraron con los míos alboroto las avispas en mi estómago, y una calidez extraña se instaló en mi pecho. Algo que no había sentido en mucho tiempo, desafortunadamente.

—Cualquier cosa está bien para mí— se pasó los dedos por su cabello brillante, llevándolo hacia atrás, movimiento que marcó aún más los músculos de su brazo —¿cuál es tu bebida favorita?— pregunto mirándome fijamente.

—Me gusta la sangría, de hecho he preparado una deliciosa, ¿quieres beber esa?

—Suena bien para mí— sonrió levantando sus cejas.

—Soy tan grosero…—. Oliver nos interrumpió. —No la presente, aunque debes recordarla— nos miró alternadamente con una sonrisa forzada en su rostro —Stefhany, este es Patrick. Lo conocimos en la secundaria— Me sonrió casi enojado —Patrick, ella es mi esposa.

—¡oh!— Patrick sonrió un poco incómodo y bajo su cabeza por unos segundos, supuse que se encontraba avergonzado, suspiro antes de levantar la cabeza para mirarme nuevamente y regalarme una hermosa sonrisa que nuevamente hizo arder mis mejillas —es un placer conocerte, o verte de nuevo Stefhany— extendió su mano para saludarme.

—Igualmente— estreché su mano mientras admiraba la línea de su mandíbula —Iré a buscar esa bebida para ti— Retiré mi mano sin ganas de soltarme de su agarre y giré sobre mis talones para ir a buscar su bebida.

No fui capaz de mirar el rostro de Oliver, me sentía muy avergonzada por mi comportamiento, aunque no me arrepentía en lo absoluto, Oliver estaba tan inmerso en su mundo que ya no me prestaba la suficiente atención, como mujer, me agradaba ser admirada.

Cuando entre de nuevo a la sala todas las chicas estaban paradas cerca de la puerta que conectaba al patio, sus miradas estaban perdidas en Patrick, y como no, si era un hombre muy atractivo.

Negué con la cabeza con una sonrisa en mi rostro, si sus parejas las vieran en este momento estarían en muchos problemas. Camine con parsimonia hasta llegar nuevamente a su lado, Oliver y Patrick estaban tan enfrascados en una conversación que apenas y me sonrieron antes de seguir en ella, di media vuelta y volví con las chicas, quienes estaban muy emocionadas hablando de Patrick.




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