Mis ojos casi se salen de mis órbitas al ver a Oliver de pie allí. Tuve que parpadear un par de veces para asegurarme de que mis ojos no me estaban engañando.
—Hola Oliver— Me las arreglé para sacar algo de mi boca sin titubear con mis palabras.
—¿Qué diablos estás haciendo entrando a mi casa con mi esposa?— Me ignoró y enfocó sus ojos en Patrick.
—ex-esposa— repliqué enojada
—¡Lo que sea!— replicó de regreso. Tenía en sus manos algunas de sus prendas
—Amigo, solo la estaba ayudando a llegar a casa— Patrick no me soltó en ningún momento y bajo la furiosa mirada de Oliver me llevó al sofá para que pudiera sentarme.
—¿¡Nos separamos por unos días y ya vas tras mi mejor amigo!?— me fulmino con la mirada.
En ese momento mi estado de ebriedad no me dejaba pensar con total claridad, sin embargo, su pregunta me enojo en sobremanera, era un cínico de lo peor.
—¡Deja de actuar como si YO FUERA la que ENGAÑÓ al otro!— Grité —¿¡Qué diablos estás haciendo aquí de todos modos!?— Agregué, tratando de obtener algunas respuestas a lo que estaba sucediendo.
—Vine a empacar el resto de mis cosas y dejar los papeles del divorcio— se pasó los dedos por el cabello
—Entonces, ¿por qué importa si estoy aquí, hermano?— intervino Patrick.
—¡Porque ESTO NO ESTÁ BIEN!— su rostro estaba rojo de la ira, como muy pocas veces lo vi.
—¿¡Y QUÉ WESS!? ¿¡Qué vas a hacer si Patrick y yo nos liamos esta noche!?— pregunta retadora, sabiendo que la que estaba haciendo esa pregunta era mi yo con alcohol en mi sistema y que seguramente me arrepentiría de esto. —¡YA NO ESTAMOS JUNTOS!— Abrí mis brazos con ira
—¡NO ME IMPORTA!— Oliver respondió —¡No pueden estar juntos!— nos señaló como si eso nos fuera a intimidar
—¿oh sí? ¿según quién? Tu, dejame reirme.— hable sarcástica, y antes de que mi conciencia pudiera hacer acto de presencia, me gire hacia Patrick, tomando su rostro entre mis manos y estreché mis labios contra los suyos.
Él no me detuvo. En lugar de eso, puso sus manos en mis caderas y me acerco a él mientras su lengua entraba en mi boca.
«Que deliciosa forma de besar» pensé cerrando mis ojos y dejándome llevar por el beso, mi lengua también hizo acto de presencia y se enredaron como dos serpientes con vida propia. Este hombre no solo era guapo, también era un excelente besador.
—¡SUFICIENTE!— fue lo único que escuche antes de ser empujada al sofá y que Oliver comenzara a golpear a Patrick.
—¡Deténganse!— Grité cuando los marcos de fotos y las decoraciones empezaron a caer al suelo. ambos estaban enfrascados en una pelea en la que Patrick estaba saliendo vencedor. aquella pelea me devolvió la sobriedad.
—¡Por favor detenganse!— Corri y como pude alejé a Patrick de Oliver, empujandolo detrás de mí mientras miraba a Oliver de forma retadora. —Toma tu basura y vete— exclamé furiosa.
¿que esperaba? que al volver a casa yo lo esperara con los brazos abiertos después del horrible engaño, o encontrarme deshecha y desdichada llorando su ausencia.
Se levantó y me miró a los ojos, juro que por un momento pude ver al chico del que me enamoré en el fondo de esos ojos. Sentí las manos de Patrick en mis caderas, listo para tirar de mí detrás de él si Oliver intentaba algo de nuevo. Sin embargo,este no lo hizo, simplemente se dio la vuelta, caminó hacia la habitación,unos segundos después salió con su maleta y pasó junto a nosotros murmurando “vayanse a la mierda” en voz baja.
Dejé escapar un suspiro de alivio que ni siquiera sabía que estaba conteniendo tan pronto como lo vi salir por la puerta.
—¿Estás bien?— las manos de Patrick pasaron por mis mejillas limpiando un ligero rastro de humedad que dejaron mis lágrimas, lágrimas que ni siquiera sabía en qué momento habían salido.
—Sí, ¿tu estás bien?— Me solté de su agarre y rápidamente examiné su cuerpo para asegurarme de que estaba bien —¿De dónde salió esta sangre?— preguntè preocupada al ver la gran mancha de sangre en su pecho.
—Es de Oliver— habló, conteniendo una risa —¿Crees que volverá?
—Tal vez, pero no te preocupes estaré bien— trate de tranquilizarlo.
—No te voy a dejar aquí sola, princesa— sonreí como una tonta, me estaba empezando a gustar ese dulce apodo.
—Patrick, estaré bien— pase mi mano por su brazo, haciendo mi mejor esfuerzo para tranquilizarlo.
Cuando lo logré me dirigí hacia el dormitorio para asegurarme de que Oliver no se hubiese llevado nada que no fuera suyo. Patrick me siguió de cerca.
—Bueno, no parece que se haya llevado ninguna de mis cosas— murmure revisando mis cosas, pero me sentí decepcionada cuando mi mirada fue a mi tocador y vi que mis anillos de compromiso y de boda habían desaparecido —se llevó mis anillos— una pequeña lágrima rodó por mi mejilla, pero me negué a llorar nuevamente, al menos por su causa.
—Déjalo que se quede con esos anillos baratos— lo miré fijamente —lo siento— se retractó enseguida al ver mi rostro.