PATRICK
Me senté en el borde de la cama esperando a Stefhany mientras se vestía en el baño. No sabía exactamente qué era lo que me tenía tan prendado de esa mujer, pero desde que la vi nuevamente en la barbacoa no pude sacarla de mi cabeza.
«No la mereces, la vas a arruinar» me reprocho mi subconsciente, aunque sus palabras no estaban del todo erradas, no la merecía.
Seguí revisando mis redes sociales, ignorando todo lo que mi subconsciente decía, tratando de mantener mi mente ocupada. Hasta que la puerta del baño se abrió, y por ella salió una Stefhany completamente distinta.
—Joder...— Exclamé sin pensar al verla de pies a cabeza.
«Su cuerpo es para morirse»
Salió con unos pantalones cortos de color rosa de seda y una camiseta sin mangas gris, no llevaba sostén, así que pude ver sus pechos perfectamente redondos con los pezones asomando a través de la fina tela
Vi sus labios moverse pero no pude escuchar nada de lo que dijo, estaba demasiado distraído con la forma en la que se movía y veía su cuerpo. Puso su ropa en su armario, parándose de puntillas para llegar al área específica en la que colgó sus blusas. Se dio la vuelta y se dejó caer, haciendo que sus senos rebotaran casi enviándome por un precipicio. Tuve que morderme el labio para no decir nada y cruzar ligeramente la pierna para esconder la notoria erección que se marcó en mi pantalón.
—¿Patrick?— su voz suave y confundida finalmente llegó a mis oídos —¿estás bien?— ella se rió, probablemente lucia como un idiota en este momento
—Sí, solo estoy algo, lo siento— me rasqué la nuca y forcé un bostezo para hacerlo más creíble.
—Si quieres, puedes quedarte a pasar la noche—, dijo en voz baja, con un toque de duda en sus palabras. Podía asegurar que no estaba segura de que me quedara, pero maldita sea, en ese momento no quería irme a ningún lado.
—Sí, te lo agradecería— dejé escapar una sonrisa, esperando que la tranquilizara un poco.
—Voy a tomar un vaso de agua, ¿quieres un poco?— pregunto amable.
—No, estoy bien, gracias— respondí sin pensar, probablemente en ese momento me vendría muy bien un poco de agua, pero si iba con ella terminaría babeando más de lo que ya estaba y no me iba a poder controlar.
Cuando salió de la habitación, miré a mi alrededor para ver si había algo que pudiera usar para dormir. Al parecer Oliver se había llevado todas sus pertenencias.
«Supongo que dormiré en mis boxers» Me quité la camisa y deslicé mis pantalones hasta el suelo.
«Dobla tu ropa, no quieres que piense que eres un cerdo» Mi conciencia volvió a reprocharme.
Me agaché y agarré mi ropa y la doblé cuidadosamente antes de colocarla en una silla que tenía cerca de la cama. Me acosté en la cama esperando a que ella regresara,sacando mi celular para distraerme por mis redes sociales, y para dar unos últimos detalles a algunos negocios que tenía en puerta. pude escuchar perfectamente sus suaves pasos entrando en la habitación, antes de poder mirarla la escuche toser.
—¿Estás bien?— Me senté para prepararme en caso de que necesitara ayuda.
—Sí, no te preocupes—, continuó aclarándose la garganta un poco antes de caminar hacia su lado de la cama y colocar el agua en la mesita de noche.
—Lamento haberte besado antes, no debí haberte usado para enojar a Oliver—, dijo mientras se deslizaba bajo las sábanas, preparándose para dormir.
Era tan hermosa, no entendía porque Oliver se atrevió a dañarla y a dejarla por aquel intento de chica inocente, no me comía el cuento de “el único en su vida”, pues según lo que me contó, cuando estuvo con aquella mujer la primera noche estaba ebrio.
No podía mentirme a mí misma, la quise, desde que la conocí en la secundaria, incluso en ese momento la quería más de lo que quería admitir, pero no podía permitir que se convirtiera en parte de mi peligrosa vida. Ella no sabía de mi pasado, no sabía de mis negocios y de lo peligroso que era en realidad, y estaba seguro que si lo supiera ni siquiera me quisiera a su alrededor.
Detalle fijamente sus rasgos, sus hermosos ojos, su piel ligeramente bronceada, sus labios carnosos y suaves, labios que minutos antes habían chocado con los míos en un delicioso y sensual baile que me había dejado con ganas de más.
—Perdón por besarte antes, no debí haberte usado para enojar a Oliver— sonreí mirando sus mejillas sonrosadas, ¿Por qué tenía que ser tan dulce y sexy a la vez?
—Stefhany, puedes usarme cuando quieras.— con una sonrisa nerviosa se envolvió en el edredón de la cama y se giró dándome la espalda.
me acomode a su espalda y pase un brazo por su cintura atrayéndola más contra mi cuerpo, era algo apresurado, pero moría de ganas de tenerla en mis brazos aunque no fuera a pasar nada aquella noche.
«Quisiera quedarme así toda mi vida» pensé antes de dejar un beso en su cabello, me quede quieto en aquella cómoda posición hasta que morfeo se apoderó de mí.