—Eres tan jodidamente sexy, ¿lo sabes?— susurro mientras subía a la cama acechándome, como un cazador a su presa. cuando llego a mi lado sentí mi cuerpo más cálido de lo normal.
Sin poder evitarlo mi cuerpo se inclinó un poco, mis manos se posaron en su abdomen y con un pequeño impulso, uni mis labios con los suyos. Nuestros labios comenzaron un baile candente que ninguno de los dos deseaba detener.
Sus manos se posaron en mi espalda baja y me acercaron a él hasta dejarme casi sentada sobre sus rodillas. cuando nos faltó el aire nos separamos jadeantes, su frente se posó sobre la mía mientras intentábamos recuperar el aliento.
—No tienes idea de lo mucho que deseaba besarte, pastelito — soltó un gran suspiro —pero te prometí que te lo explicaría todo, y no estoy seguro si me querrás después de esto — sus palabras me preocuparon un poco.
¿Qué quería decir con aquellas palabras? ¿Por qué pensaba que me alejaría de él en el momento que supiera la verdad?
Me aleje un poco de él y me senté en la cama cruzando mis piernas como indio para escuchar sus palabras.
—Está bien, quiero escucharte ahora
—¿Por dónde debería empezar?— Se sentó y se apoyó contra la cabecera de la cama
—Puedes empezar diciéndome quién era ese tipo extraño en el restaurante — tenía muchas preguntas, pero no quería abrumarlo de entrada
—Su nombre es Braulio Price, es uno de los capos de la droga más importantes de esta zona— trague saliva, no espera esa respuesta.
—¿Y por qué te persigue? — Intente mostrarme serena, como si lo que estaba escuchando no me pusiera nerviosa.
—porque… Soy el segundo narcotraficante más importante de la zona— me quedé en silencio unos segundos, no esperaba para nada esa respuesta.
—Supongo que eso explica todo el dinero— Forcé una risita para tratar de aliviar la tensión.
—Puedes preguntarme lo que quieras, te diré todo lo que quieras escuchar y lo que no, porque seguramente preguntaras cosas cuya respuesta no quieras saber.
—¿Por qué no puedo estar sola en mi casa?— esta era la pregunta que rondaba en mi cabeza desde que lo soltó en su coche, pero no estaba segura de querer escuchar la respuesta, al menos, no después de su declaración.
—Tengo miedo de que te persiga— se pasó las manos por la cara
—¿Qué te hace pensar que lo hará?— estire mi mano y tome la suya intentando brindarle apoyo.
—porque él está tratando de vengarse de mí.— Tal vez esa era la razón por la que decía que no quería estar con él.
—¿Vengarse por qué?
—Hace unos años conocí a una mujer, su nombre era Tessa, su nombre no es importante.— suspiro pesado, — Ella era bonita y sensual, y yo estaba ebrio y con calentura—sentí ácido en el estómago, no esperaba esa declaración y me molesto bastante saberla —así que para hacerlo un poco corto, terminé acostándome con ella y resultó que ella era la mujer de Price.
— Oh.
—Envió a sus hombres a matarme, pero mis hombres fueron más rápidos y salimos bien librados de eso, sin embargo, siguió tras de mí. Casi mata a Tessa por acostarse conmigo, pero creo que ella terminó escapando antes de que lograra su cometido. Sé de lo que ese hombre es capaz y no podría vivir conmigo mismo si te pasara algo.
Por alguna extraña razón, aunque su relato no me agradaba del todo, tampoco me asustaba conocer aquella verdad.
Había una batalla en mi cabeza. Siempre fui una persona segura, siempre me he mantenido alejada de cualquier cosa peligrosa y me enorgullezco de ello, tal vez esa era la razón por la que estaba con Oliver. Mucha gente me dijo que saliera de la relación, pero me sentía tan segura a su lado que simplemente los ignoraba, pero hay algo diferente en Patrick, algo que me atraía como abeja a la miel.
—Entiendo totalmente si no quieres estar conmigo— apoyó la cabeza en la pared, mirando hacia el techo.
—¿Me prometes que me protegerás?
—Te protegeré con mi vida pastelito— puso su mano en mi rostro acariciando mi mejilla.
—Entonces esta bien— puse mi mano encima de la suya
—¿Está bien? ¿a qué te refieres?— le regale una sonrisa tierna, solo necesitaba saber que estaba dispuesto a protegerme. por alguna extraña razón quería darme una oportunidad con él. Locura o destino, mi corazón y mi mente me pedían quedarse allí.
— Me refiero a que está bien, creo en tus palabras, se que me cuidaras. Me quedaré contigo. — una hermosa sonrisa brotó de sus labios antes de presionar sus labios contra los míos.
—Joder, te deseo tanto hermosa—, susurró en mi cuello, dejando besos en medio de sus palabras.
Me sentó en su regazo, con mis piernas a cada lado de él, aproveche la posición para desabrochar el resto de su camisa y la lance a algún lado del cuarto.
la temperatura de mi cuerpo empezó a aumentar al igual que los latidos de mi corazón, su centro palpitante empezó a erigirse contra mi cuerpo lanzando ligeras punzadas de placer. Posó sus manos en mis caderas, agarrándose con fuerza y moviendo mi cuerpo lentamente sobre el suyo generando una fricción en nuestros centros que nos sacó algunos gemidos que fueron ahogados en nuestras bocas.