— ¿Hizo eso por ti? Amiga, que suerte tienes, te libraste de un pelmazo y caíste en los brazos de un verdadero hombre — asentí con la cabeza dándole la razón.
Después de nuestra visita al médico y de comprar los costosos medicamentos que hacían parte de mi nuevo tratamiento, lo primero que hice fue correr donde Vicky para contarle las buenas nuevas.
— Me ha tratado muy bien, a su lado me siento realmente amada e importante.
— Olvier era un idiota, te lo dije amiga.
— Pero no siempre fue así, no puedo negar que pase momentos felices a su lado, también que lo ame en su momento, desafortunadamente sus intereses prevalecen por sobre nuestro amor.
— No es amor si se atreve a engañarte, si realmente ama no te engaña.
— Nos amamos mucho tiempo, solo que su amor murió primero, no puedo negar ni hacer de lado lo que una vez sentimos, no sería justo de mi parte.
— Tienes razón, aún así fue un completo idiota.
— Eso no lo niego.— ambas reímos mientras llevábamos nuestra taza de café a los labios.
Nos habíamos encontrado en una cafetería cercana a la casa de Patrick, aún no estaba muy segura de llevarla a aquella lujosa mansión donde ahora vivía, ella era ami mejor amiga, y se que nunca pensaría mal de mi, pero pasar de vivir en un pequeño apartamento, a vivir en una mansión con un narcotraficante era un cambio muy grande, no sabía cómo tomaría el trabajo de Patrick.
Hablamos por lo que pareció una eternidad, contándonos lo que no nos habíamos contado en cinco días, había mucho que decir.
— Vicks, hay algo que quiero contarte, y que espero que tomes muy bien, eres mi amiga y tu opinión es demasiado importante, y lo sabes.— Se quedó mirándome de forma seria.
— Sabes que puedes decirme lo que sea, igual te apoyaré siempre.
— Vicks… — antes de poder decir algo, un gorila se acercó a nosotras con cara de pocos amigos.
— Señora, debemos irnos, el señor me pidió buscarlas, hay una amenaza cercana y debemos salir de aquí — asentí con la cabeza imaginando que Price estaba cerca, y sin dudar me levanté de la mesa tomando a Vicky del brazo y llevándola conmigo a la salida.
— Espera Stefh, la cuenta.
— No se preocupe por eso señorita, ya está pagado.
Cuando salimos de la cafetería un lujoso auto nos esperaba, ayudé a Vicks a subir primero bajo su interrogante mirada, una vez el auto se puso en marcha se giró con rapidez hacia mí y me bombardeó con preguntas.
— Patrick tiene un trabajo peculiar.— fue lo único que pude decir.
— ¿Peculiar? A menos que sea un político muy importante, no entiendo el por qué tanta seguridad. ¡Nos vienen siguiendo dos camionetas de lujo! ¡Dos!
— Algo así — me rasque la nuca sin saber exactamente cómo decirle la verdad.
— Hemos llegado — suspiré aliviada cuando el auto se estacionó frente a la casa, con ayuda del gorila bajamos y nos adentramos a la lujosa mansión.
— Steph, no pienso moverme de aquí hasta que me expliques qué demonios está sucediendo — freno una vez pasamos la puerta y se cruzó de brazos. Sabía que no se iba a mover de allí hasta que no le dijera todo.
— Vicky, no sé cómo explicarte bien esta situación, de hecho…
— ¿Estás bien mi pastelito? — los brazos de Patrick me rodearon por la espalda y su rostro se refugió en el hueco de mi cuello y hombros.
— Estoy bien cariño, seguí a los guardias como me pediste.
— Me asusté cuando me informaron que Price estaba cerca de donde tú estabas — el carraspeo de garganta de Vicky nos sacó de nuestra conversación.
— Quiero una muy buena explicación de qué está sucediendo, y la quiero ahora.— Patrick me miró y asintió con la cabeza.
— Solo te lo contaré porque eres la mejor amiga de mi pastelito, y porque se que eres de confianza.
— Habla, si lo que me dices no me convence me llevaré a mi amiga lejos de ti, no la quiero ver sufrir por otro idiota — me acerque y la abrace contra mi.
— Gracias Vicks.
— Prometo no hacerla sufrir, tienes mi palabra, ahora vamos a mi oficina, hay algunas cosas que hablar.
Después de contarle todo a Vicky, su reacción no fue la que esperábamos, se puso de pie con su rostro completamente enrojecido y giró el rostro de Patrick de una sonora bofetada.
— ¿Cómo no me di cuenta? ¿Como permití que saliera de un idiota para terminar con una maldita rata de alcantarilla? Soy una tonta, salió de guatemala para meterse en guatepeor, y no me di cuenta.
— Vicky, tranquilizate — intenté acercarme a ella para tranquilizarla, pero me evitaba a toda costa.
— No puedo estar tranquila, te animé a estar con él, y resultó ser una persona peligrosa, tu vida estará en constante riesgo por mi culpa.
— No es tu culpa amiga, no digas eso, yo quise quedarme a su lado aún sabiendo a qué se dedica.
— Steph.
— No te preocupes Vicky, nunca permitiré que nada malo le suceda, daré mi vida por ella de ser necesario.