Contigo o sin ti

Capítulo # 4

Capítulo # 4

En la mansión Milano Grasso.

Axel abrió la puerta de la habitación de Gaia con brusquedad.

—Quiero una prueba de ADN —soltó enojado.

Gaia mirándolo con seriedad, porque su hija está entretenida viendo televisión.

—Está bien.

—Solo dirás eso —dijo sorprendido, esperaba una reacción un poco alterada, estaba dudando de su paternidad.

—¿Qué quieres que te diga? —Pregunta levantándose para sacarlo de la habitación y platicar con calma— no voy a enojarme contigo, Ayla es tu hija.

—Yo comienzo a dudarlo.

—Si quieres una prueba de paternidad, olvídate que sea de sangre —dice cruzando los brazos y seria— a Ayla le da miedo las agujas y prefiero evitárselo.

Axel intenta no sonreír, su pequeña salió a él en personalidad.

—No te preocupes, con una muestra de su saliva, será más que perfecto —comunica un poco más calmado y molesto— no quiero tenerte en mi vida Gaia.

—Lo siento Milano, pienso quedarme para siempre —dijo dándole un beso fugaz en los labios.

Axel quería agarrarla del brazo y aclararle que no caería en su trampa, pero ella salió corriendo de nuevo a su habitación, prefirió alejarse de ella.

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En el departamento de Carlo.

Lucrecia le explicó todo a su hermano.

—No puedo, ser amante de Axel —le aclara.

—Esa estúpida, no sé, para qué vino —suelta Carlo y enojado— no sabía que tenía una hija.

—Yo no voy a lidiar con una mocosa —aclara su hermana y molesta— para eso tengo hijos propios.

—Cálmate hermana, puede ser que esa niña no sea hija de Axel —dijo para darle esperanza y explica— puede ser, que esté engañándolos.

—Tal vez, esa niña no se parece nada a ellos, es idéntica de la madre —comunica ella y acercándose a la barra— voy a tomarme un whisky.

—No tomes demasiado.

Ella no contestó.

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Unos días después.

En la mansión Milano Grasso.

Gaia observaba como Axel jugaba y le daba besos a su hija, no puede negar que Axel está comportándose como un padre, pero cada vez que la veía se alejaba de ella o la ignoraba para evitar sentir contacto con ella, las pruebas dieron positivo y Axel solo sonrió al saberlo, él sabía que es el padre de la pequeña.

Lo único que lo atormentaba es su relación con Lucrecia, no quiere dejarla y mucho menos ahora que están a punto de casarse. 

—¡Llegaron los abuelos! —exclama Irene con Ayla en sus brazos.

—Qué niña tan hermosa —habla Adriano, acercándose a su nieta para mirar a la pequeña rubia— es tan preciosa.

—Es tu bisnieta abuelito —soltó Irene sonriendo.

Él la ve con asombro.

—¿Es hija de quién? —preguntó espantado.

—Es mi hija abuelito —habla Axel, acercándose a su hermana y quitándole a la niña— es mi hija con Gaia.

Natalie entrando a la mansión.

—¡Gaia! —Exclama emocionada y mira la carita de la niña— qué preciosidad, aquí ganaron los genes Messina.

—Eso mismo digo yo —habla Emiliano, para saludar a sus suegros— no voy a negar, que tiene la personalidad de su padre.

—¿Y cuándo será la boda? —Pregunta Natalie sonriente y ve la seriedad de su nieto— hija mata prometida.

—Mi hijo, lo sabe suegra —aclara Emiliano y anuncia— después de las fiestas navideñas, será la boda por el civil.

—Aquí está toda la familia —dice Natalie y emocionada— puede ser este fin de semana.

Gaia salió de la cocina, para darle un delicioso jugo de frutas a su hija.

—Marce, es hora de tu jugo.

Ayla se bajó de los brazos de su padre y salió corriendo para tomárselo. 

—Gracias, mami.

—En la cocina, hay una sorpresa para ti —dijo sonriendo.

Ayla soltó un gritito de emoción y salió corriendo para la cocina.

—¿Qué le hiciste? —pregunta Axel por el entusiasmo de su hija.

—Ya viene.

La pequeña apareció con un delicioso, brazo gitano relleno de mermelada de piña.

—¡Delicioso! —exclama la niña con emoción.

—Creía que hacías de chocolate —habló Daniella un poco decepcionada.

Gaia negó con la cabeza.

Ayla emocionada.

—¡Chocolate!

—No, no hice de chocolate —dijo y su hija está mirándola con seriedad— chocolate, prohibido para ti.

—Pero mami —dijo haciendo puchero.

—Acuérdate, que en los análisis no reflejaste alergia al chocolate, no quiero arriesgarme, que comas, sabiendo cómo te pones —le recuerda seria y regañándola— disfruta el postre y el jugo que te hice.

—Mamita… —murmura poniéndose triste.

—Ayla, por favor —dijo Gaia y cruzando los brazos— no me obligues a castigarte.

—Está bien, mami —murmura seria, se lo comió y tomo todo el jugo.

—Eres una mamá estricta —habla Natalie, abrazándola con emoción— qué bisnieta tan hermosa.

—Solo un poco, si hubieran vivido lo que yo viví, hace tiempo atrás, porque no sabía a lo que era alérgica —dijo, al mirarla, como disfruta al comer— tengo que estar pendiente de todo.

—Mami, mis galletas —suelta la pequeña.

Gaia sonriendo.

—Será para la próxima semana.

—¿Por qué? —pregunta sin poderlo creer y protesta— hoy es mi día de mis dulces.

Ella solo cruzó los brazos y la mira severamente.

—Lo siento mami.

—Demasiado estricta —soltó Emiliano, cargando a su nieta— abuelito te llevará al jardín a jugar.

Axel no le gusta mucho, que su hija esté tan intimidada por su madre, hablaría con Gaia para aclarar unos puntos sobre la crianza de su pequeña.

—Eres muy severa con la niña —habla Adriano y regañándola— no deberías ser así, es tan pequeña.

—Ayla es una obstinada, tengo que estar pendiente de ella —dice con calma y seria— Ayla es alérgica a la fresa, pero no salió al chocolate, cuando consume chocolate se pone hiperactiva, le da mareos, vómitos y algunas veces dolores de cabeza.




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