Capítulo # 5
En Estados Unidos.
Axel observa la pastelería desde afuera y ve lo grande que es, está sorprendido que Gaia vive en una casa y no en un departamento pequeño como él se había imaginado, es una casa hermosa de dos pisos.
—¿Aquí vives? —pregunta Irene a su hermana.
—Sí, la compré hace tres años —respondió sonriendo y explica— me va muy bien en la pastelería.
—Yo quiero quedarme aquí —habla Ángelo con emoción.
Gaia abrió la puerta de su hogar y Ayla salió corriendo.
—¡Llegamos a casa!
En eso salió un joven de cabello marrón y ojos color café.
—Hola, mi princesa —habló él.
Irene al verlo quedo fascinada.
—Hola, Gian —saluda su prima y mirándolo— te presento a mi familia.
Gian se presentó con cortesía.
—Así que eres, el hijo de Julia —habla Daniella mirándolo con seriedad.
—Sí.
—Gaia, Mariana me llamó y preparé la comida —le informa, caminando hacia la salida— todo está listo.
—Gracias, Gian —dijo ella sonriendo.
Ayla llegó con álbum de fotos.
—Mira papi, aquí muchas fotografías mías.
Axel las agarró, para ver el crecimiento de su pequeña, se sentó en el sofá y al principio había fotos de Gaia embarazada, verla embarazada le dio una punzada en el pecho, demasiado hermosa y tenía una felicidad en su rostro que pocas veces lo veía en las pacientes que había atendido, siguió viendo el avance del vientre de su examante y se sorprendió cuando vio que Gaia se había hecho una sesión de fotos casi desnuda, sus manos cubrían sus senos y su parte íntima una manta.
—Esto no debería estar aquí.
—Papá está sonrojado —suelta Ayla con diversión.
—Llegaste a la parte de la sesión de fotos —habla Gaia y divertida— cuando nació Ayla, me hice dos nada más.
—No debiste de hacerlo —comenta celoso, de imaginarse rodeada de hombres viéndola— me parece muy exagerado.
—Mary es muy profesional —aclara y explica— solo fuimos ella, Ayla y yo.
Axel no respondió, se alarmó cuando vio la foto de Gaia casi desnuda, su hija está alimentándose con su seno izquierdo y el cuerpo desnudo de su hija, cubre el otro seno, su abdomen se veía tan plano que le parecía increíble que estuviera tan hermosa, al poco tiempo de dar a luz.
—¿Cuántos meses tenía Ayla?
—Solo tres semanas de nacida.
—Tres semanas —habla Ángelo y mirando la foto— estabas preciosa.
Axel cerró el álbum.
—Tú no puedes ver esto.
—Déjalo, todos que viene aquí, lo ven —dijo Gaia sin darle mucha importancia.
Emiliano había visto la fotografía.
—Es una obra de arte.
—Verdad que sí —habla Gaia orgullosa.
—Déjame ayudarte —se ofreció Daniella para servir la comida.
—Vamos madre.
Daniella y Gaia se dirigieron a la cocina, mientras que los demás estaban fascinados con las fotografías.
—Son muchas —habla Adriano con asombro.
—Mi mami dice; que me tomo una diaria —les cuenta alegre y emocionada— me dijo, que crecía tan rápido, que no podía evitarlo.
—Tu madre es una tierna —habla Emiliano y cargándola— eres una niña privilegiada, por tener una madre tan especial.
Su nieta le sonrió feliz.
—Vengan a comer —habló Daniella mirándolos.
—Sí.
—¿Y cuántas habitaciones tiene? —pregunta Axel.
—Tiene cinco habitaciones y tres baños —respondió alegre y explica— una habitación dormirá los abuelos, en otra nuestros padres e Irene puede dormir conmigo y tú con Ángelo.
—Me niego, Ángelo mete patadas —dijo él negándose y se sentó a comer— prefiero dormir con Irene.
Su hermana seria.
—Yo prefiero dormir con Ángelo.
—Entonces, Axel y Gaia duermen juntos —habla Emiliano y sonríe— se acaba el problema.
—Por mí, no hay ningún problema —aclara Gaia.
Axel se tensó un poco.
—Solo esta vez.
—Está delicioso —habla Natalie probando el pollo relleno.
—Gian está estudiando, para ser chef —comenta Gaia orgullosa.
—Cocina, delicioso —aclara su abuela y pregunta— ¿Y tienes socios?
—Solo Mariana —responde y comiendo un poco de pan— me gustaría quedarme aquí por un buen tiempo.
Ayla disfrutando de la cena.
—Mami, ¿Regresaremos de nuevo a Italia?
—Sí.
—Me gusta Italia, quiero vivir aquí —asegura ella y mirándolos— aquí están mis amigos.
—No te preocupes cariño, tu padre vendrá a vivir a Estados Unidos —anuncia Emiliano con una sonrisa.
Axel maldijo en voz baja.
Gaia quería decir algo y no lo hizo, para evitar que Axel se enojara más de la cuenta.
La tarde trascurrió normal para todos, Gaia platicó con Anna y Ciro pidiéndoles que por favor trabajaran juntos, Ciro no estaba muy convencido, pero después aceptó.
Axel saliendo del baño y observa como Gaia está acomodando la cama.
—Puedo dormir en el piso.
—No seas exagerado —dijo ella y con suavidad— nosotros nos conocemos muy bien.
—Han pasado años —recuerda y secándose el cabello—. ¿No te sentirás incómoda?
—No, no eres el único hombre que ha estado en mi cama.
Eso comenzó a enfadarlo demasiado a Axel, se fue hasta ella y la agarró del brazo fuertemente.
—¿Qué has dicho?
—La verdad —responde con una sonrisa, es fácil hacerlo enojar— crees que no tuve relaciones con otros hombres.
—¡Eres una madre! —exclama indignado.
Ese comentario hizo reír a Gaia.
—¿Te estás escuchando?
Él la soltó.
—Acuéstate —le ordenó.
Axel se dirigió al baño para dejar la toalla y después se acostó en la cama.
Gaia se soltó el cabello y se aplicó crema en las piernas, en los brazos.
—Sigues con esa maña —dijo mirándola.
Ella girándose.
—¿Por qué estás mirándome?
—Porque es lo único, atractivo en esta habitación —respondió sin más