Contigo o sin ti!

33.

Capítulo 33: ¿Qué es el amor?

Nathan

Pasé la noche con Layla, y aunque intenté relajarme, no lo conseguí. No pude concentrarme en la película ni dormir casi nada, porque no podía dejar de pensar en Amanda… no podía dejar de recordar lo que vi. Su cara al despedirse de mí, ni tampoco nuestro beso.

Me levanté de la cama con cuidado de no despertar a Layla, quien sí había conseguido dormir plácidamente. Me quedé observando su rostro; se veía tan linda que podría pasar toda la mañana contemplándola. Pero de repente, mi momento de calma se quebró cuando la escuché llamar a Tyler mientras dormía.

Eso fue suficiente para devolverme a la realidad. Recordé nuestra profunda conversación de ayer y sentí un hueco enorme en el corazón, porque aunque no quería admitirlo, ya la había perdido.

Ella ya no veía en mí lo que soy, sino lo que fui. Y no me refiero al Nathan bueno, sino al malo. Al que la abandonó dos semanas después de la boda, le pidió el divorcio, se metió con otra chica y se burló de ella de todas las maneras posibles. Y aunque tenía una buena razón, le hice daño. La hice perderse, la hice llorar hasta el amanecer.

No bastaba con pedir perdón. No sé en qué estaba pensando cuando ideé un plan tan estúpido. ¿Qué Layla me esperaría después de eso? La verdad es que fui un idiota.

Por supuesto que no iba a esperarme. No le di razones para hacerlo; al contrario, la orillé a olvidarse de mí, y fue entonces cuando la perdí. Después apareció Tyler y me quedé incluso sin la oportunidad de recuperarla, porque ellos tenían una historia mucho más intensa que la nuestra.

Y en lugar de hacer algo para arreglar el desastre, lo empeoré más: me dediqué a insultarla, a golpear a Tyler y a seducirla, como si ella solo sirviera para eso…

¿De qué mierda me quejaba? Todo su desamor hacia mí era únicamente mi culpa. Y justo ahora, aunque estuviéramos juntos, muy cerca uno del otro, me sentía totalmente lejos de ella.

Nuestro amor estaba al borde de la cuerda floja, viendo constantemente hacia el precipicio. Y la única razón por la que ella quiso estar conmigo fue porque sentía que yo estaba perdido y que me necesitaba.

Ayer me lo había dejado muy claro: no me amaba. Me había idealizado, y aunque era alguien importante para ella, solo le traía tormentas a su vida.

¿El amor acaso trae solo tormentas? Por supuesto que no. El amor trae calma, paz, felicidad… incluso en los días difíciles, porque los hay, el amor siempre te devuelve la fuerza para continuar. Todo eso era Tyler para Layla. Y yo solo estaba interfiriendo en su amor verdadero, haciendo que mi hermano reprimiera sus sentimientos para no lastimar mi orgullo.

—¡¿Nathan?! —Estaba tan perdido en mis pensamientos que no vi cuándo ella despertó.

—Buenos días —dije, intentando actuar con normalidad, pero por su cara ya era muy tarde para eso.

—¿Qué sucede? ¿Por qué tienes esa cara? ¿Aún no te sientes bien?

—No es nada. Gracias por tu ayuda y por tu compañía. Fue genial sentir que, por una noche, volvíamos a ser lo que ya nunca seremos —le sonreí con tristeza mientras tomaba mis zapatos.

—Sé que estás deprimido por las cosas que te dije ayer, pero por favor olvídalas. Voy a estar contigo.

Dejé de amarrarme las trenzas y me incorporé para mirarla.

—¿Por qué? ¿Cómo pasaste de no amarme a hacerlo nuevamente en unas horas?

—Porque tú me necesitas, y yo no voy a dejarte.

—Pero yo no quiero que estés conmigo porque me necesitas; quiero que estés conmigo porque me amas. Y tú no me amas, porque aunque no quieras admitirlo, estás enamorada de Tyler.

Ella abrió los ojos de inmediato y comenzó a ponerse nerviosa.

—Yo… no… yo… —La abracé. Aunque se me rompía el corazón en mil pedazos, no quería que llorara.

—Está bien, Layla, no pasa nada. Puedes soltarlo… estaré bien.

Ella comenzó a llorar de forma desconsolada mientras se apartaba para mirarme a los ojos.

—¿Cómo podrías estar bien sabiendo que estoy enamorada de tu hermano? —Me dolió escuchar esas palabras, aunque ya lo sabía.

—Porque yo te amo, y lo único que deseo es que seas feliz, aunque no sea conmigo.

—Lo siento… lo siento… de verdad lo siento tanto… —Ella no dejaba de llorar, y aunque yo también quería hacerlo, me mantuve fuerte por ella.

Y de repente, Tyler entró. Por fortuna, porque solo quería salir de ahí antes de quebrarme.

---

Tyler

Entré para ver cómo seguía Nathan, después de todo lo que habíamos tenido que pasar.

Y me llevé la amarga sorpresa de ver que parecían haber estado peleando: Layla estaba hecha un mar de lágrimas, y Nathan tenía el alma vacía.

—¿Por qué están peleando? —pregunté con preocupación. Me dolía ver que, por orgullo, ambos se lastimaran de esa forma.

—No estamos peleando. Al contrario, por primera vez en mucho tiempo pude hacer lo mismo que tú: ver a través de sus ojos —le dio un beso a Layla en la frente. Ella lloraba como si se fuera a morir. Verla así me estaba matando; solo quería correr y abrazarla, pero esa era tarea de Nathan… y él solo se estaba yendo.

—¿Qué se supone que haces? ¡Ve y haz algo para que deje de llorar! No sigas haciendo estupideces, por favor… —Él me sonrió de la forma más triste, y eso me causó terror.

Colocó una mano en mi hombro y dijo: —Ya no tengo ese poder. Es solo tuyo. Y ahora que es tu turno, hazlo todo… y sin errores.

Después de decirme eso, no dejó que respondiera. Literalmente parecía tener prisa por salir de ahí, porque corrió hasta perderse. Entonces me acerqué a Layla, que estaba acostada boca abajo, llorando.

—¿Qué pasó? ¿Por qué lloras como si alguien hubiera muerto? —le dije mientras le acariciaba el cabello. No sabía qué hacer para calmarla.

—Es que siento como si fuera a morir —dijo entre sollozos.

—¿Pero por qué? ¡Quiero ayudarte, pero no sé cómo hacerlo! —Estaba frustrado. Se sentía horrible estar en medio de dos personas a las que amaba tanto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.