Contigo o sin ti!

Ahí estas tu mirándote en el espejo, observando la peor versión de ti misma, una que jamas habías visto. Una versión de ti desaliñada, con ojeras y sin ganas de existir.
Pero existes, y porque lo haces te lavas la cara con agua fría, cepillas tus dientes, te deshaces de los nudos que hay en tu cabello y decides que es momento ya de ponerle punto y final a está fase de luto que llevas viviendo dos largos meses.
Te colocas ese vestido rosa alegre que te regalaron en tu cumpleaños y que aun conserva la etiqueta. Y por fin sales a la calle a respirar aire fresco, a sentir el sol y disfrutar de los pocos días de verano que aún quedaban.
Afuera de casa nuevamente te das cuenta de que el día que Nathan decidió cortar la relación, no lo perdiste a él sino te perdiste a ti misma.