Chanel y Richard quedan encantados con los arreglos florales para la ceremonia y para el salón. Ella es quien tiene la palabra final, sin embargo, Richard opina, mostrándole a su prometida que a él le interesa esta boda tanto como a ella.
Son una pareja encantadora y se nota el amor que se tienen. Deben ser un buen equipo para poder trabajar juntos y ser pareja.
Cada vez que veo una pareja enamorada y entregada como ellos, la humanidad me da esperanza y me dan deseos de vivir algo así. Si sigo como estoy, me quedaré para vestir santos, aunque tendré un bebé y eso es un consuelo.
—Contigo todo es fácil, Lana.
Salgo de mis pensamientos y le brindo una sonrisa a Chanel.
—Yo digo lo mismo sobre ti. —reímos.
—Me alegro que estés saliendo con Chase. Él es un buen hombre y necesita una mujer independiente y de carácter como tú.
Trato de no borrar la sonrisa. Si ella supiera que no salimos realmente.
—Ya veremos. Nuestros mundos son muy diferentes. Es decir, yo me involucro en su mundo por el trabajo, pero a nivel personal, le huyo.
Ríe.
—Él no es de las personas más sociables. Cuando lo conocí, pensé que yo no le agradaba y solo trataba de mantener la distancia porque dice que si le sonríe a una mujer o es demasiado amable, tienden a confundir las cosas. En ese momento Richard no estaba en mi vida.
—Arrogante y exagerado.
—No lo es. Yo fui testigo de eso, si bien la mayoría lo busca por interés económico o por su físico, pues no lo conocen realmente. En cambio, tú no sabías quien es él cuando lo conociste y mi prometido me contó lo que pasó en la presentación de la nueva colección—ríe—. Me alegro que no te dejaras pisotear. Mi suegra no es mala, solo se sube el dinero a la cabeza y se olvida de donde viene y Natalie es una igualada que no tuvo reparos en dejar a Chase cuando las cosas no iban como ella quería, tampoco evitó esparcir rumores falsos de ardida en lugar de hablar con él. Ahora quiere regresar con él y no entiende que es la última mujer en el mundo con quien Chase estaría.
—¿Sabes lo que pasó entre ellos?
—No. Creo que ni Richard lo sabe. Chase fue muy reservado y no trató de defenderse de lo que Natalie salió a decir, como que era impotente o gay.
—Esas son mentiras, te lo aseguro.
—Pues claro, tú lo sabes porque te has acostado con él—ríe—. No pareces del tipo de mujer que estaría con un hombre impotente.
Me río por no saber que más decir.
No me he acostado con Chase, eso es claro, pero no creo que sea impotente, al menos eso creo. Gay no es, de eso estoy segura.
¿Será complaciente en la cama, dominante o de los que meten y sacan evitando caricias y emociones?
¿Por qué me estoy preguntando eso? No importa si es impotente o no, pues no va a pasar nada entre nosotros. Y no es asunto mío si pasa o no con otras mujeres.
Definitivamente la falta de sexo me está afectando más de lo que pensaba y todo por culpa del bebé que llevo en mi vientre, pues mis hormonas se descontrolan por completo. Cuando una está más sola que una planta en el desierto, las hormonas no se alteran tanto, pero cuando tienes un hombre guapo cerca que besa increíble, es complicado mantener en control a las hormonas.
—Chase acaba de terminar una reunión aquí cerca y sugirió ir a almorzar. —interrumpe Richard.
—Genial. —exclama Chanel.
—Son libres. Ya hicieron su parte, ahora les toca a las floristas y a mí coordinar con ellas.
—Tú también estás invitada, Lana—dice Chanel—. ¿Verdad, Richard?
—Por supuesto.
Me prometí a mí misma esquivar a Chase lo más que pudiera, solo estaría con él cuando fuera necesario. Y ahora estoy segura luego de los pensamientos que acabo de tener con relación a él.
La otra noche, en la clínica, tuvimos una breve discusión donde le eché en cara el contrato y él dijo una verdad que no pude negar. Yo acepté sin considerar otras opciones, aunque estaba demasiado abrumada por la situación como para pensar en otras opciones.
También está el hecho que sentí algo por Chase cuando me apoyó frente a su familia y que se quedó en la clínica hasta que Regina fue por mí. No sé si lo hizo por preocuparse realmente por mí o por sentir culpa, creyendo que mi colapso fue por causa del enfrentamiento que tuve con su ex y su madre, aun así, aprecié que lo haya hecho porque no estoy acostumbrada a tener apoyo.
Cuando me operaron del apéndice, estuve sola porque Regina y Fina habían viajado a Canadá a visitar a sus familias. Mila todavía no era parte del grupo.
No me quejo, estoy acostumbrada a estar sola y a contar conmigo mismo, pero es bueno contar con apoyo.
—No, yo tengo mucho trabajo.
—Puedes tomarte una hora libre. —insiste Chanel.
—Tienes que comer.
—No se preocupen, que voy a comer, pero lo haré en la oficina.
Carol, la dueña de la florería, me llama, así que me despido de la pareja sin dejarme convencer y me acerco esperando que la pareja se vaya sin seguir insistiendo. Me arrimo al mostrador en el momento que suena mi teléfono. Me disculpo un minuto y reviso los mensajes.