¿contrato o desastre?

Capítulo 14: Lana

—No lo comprendo.

—Yo sí—dice Regina—. Le gustas y no quiere admitirlo. Le dio celos verte con Malcolm, por eso reaccionó como lo hizo.

—Y si le gusto, ¿por qué no admite?

Se encoge de hombros.

—Porque a lo mejor él no quiere admitirlo o no se da cuenta. Yo que sé. Es hombre y tienden a complicar las cosas diciendo que las mujeres somos complicadas.

Levo la mano a mi vientre.

—Tal vez se deba a que llevo un bebé de otro hombre en mi vientre. Me preguntó si Malcolm aceptaría a una mujer estando embarazada de otro, lo que me da a pensar que él no y cree que ningún otro hombre lo aceptaría.

—Es probable. En ese caso, es un idiota que se pierde a una gran mujer.

—Tiene mucha carga sobre sus hombros. Es un empresario importante con una familia demandante. Quedaría mal que su novia estuviera embarazada de otro.

Mi amiga estira los brazos hacia arriba bostezando.

—Si a él le importa más eso que sus propios sentimientos, entonces no vale la pena. Dado que veo que a ti te gusta.

—No entiendo por qué.

—Porque es guapo y, según me has dicho, puede ser amable y caballero cuando quiere.

—Dije que me gusta, no que lo amo.

—Yo no dije lo contrario, amiga—acaricia mi hombro—. Si quieres mi consejo, habla con él y coloca las cartas sobre la mesa. Dile que si él gusta de ti y no quiere estar contigo por el bebé o por lo que sea, que te lo diga y mantenga su distancia, sino el contrato se termina y te da igual. Tal vez admita que sí le gustas y quiera estar contigo y solo se mantiene de esa forma por no estar seguro lo que te sucede a ti con él o por temor a arruinar las cosas.

—Lo sé. Tienes razón. Voy a hablar con él y a dejar las cosas claras porque no puedo soportar que me haga escenas de celos y me bese sin razón válida... aunque bese muy bien.

—No te olvides de su buen trasero.

—No podría.

Reímos.

El sonido de la vecina teniendo sexo en el departamento de al lado nos hace reír a ambas porque hoy parece como gata en celo.

—¡Gózalo, vecina! —grita Regina y le doy un manotazo—. Ella sabe vivir.

—Tú también podrías vivir como ella.

Suspira.

—Poder sí, querer es otra cosa. No soy buena para las relaciones casuales. Necesito sentir algo más que atracción para irme a la cama con un hombre.

—Al menos puedes decir que te acostaste con un gay.

Me fulmina con la mirada.

—No era gay cuando se acostó conmigo.

—Lo era, solo que descubrió después.

Reímos al mismo tiempo que la vecina grita alto y claro, dejando en evidencia que su acompañante está haciendo un buen trabajo complaciéndola o ella es buena actriz.

—Creo que llegó al orgasmo—dice Regina riendo—. Me voy adentro antes de sentirme mal por estar en sequía.

Entramos en el departamento y cierro la puerta-ventana, mi amiga saca un pote de helado del refrigerador y camina a su habitación, yo busco mi celular y encuentro con un mensaje de Chase de hace unas horas diciéndome a la hora que pasará por mí para ir al fin de semana a una finca de su familia para celebrar el compromiso de Richard y Chanel. Pasaré un fin de semana completo en ese lugar, durmiendo en la misma habitación… Mierda. No había pensado en eso. No podemos dormir en habitaciones separadas porque se supone que somos pareja y nadie creería que no hemos tenido relaciones, o tal vez sí, después de todo salimos falsamente desde hace poco y nadie sabe que estoy embarazada.

Necesito hablar con Chase cuanto antes y dejar las cosas claras. No puedo con esto de me gustas, no me gustas, te beso, te hago escenas de celos, pero no quiero nada contigo. Demasiado estrés y no es bueno para el bebé.

Presiono responder.

Lana: ¿Estás despierto?

No responde, ni lee el mensaje. Tal vez está durmiendo.

Me sirvo un vaso de leche y me voy a mi habitación, me coloco el pijama y me acomodo en la cama para ver una serie. En eso, suena mi teléfono y reviso, encontrando una respuesta de

mi novio falso.

Chase: Sí.

¿Y eso es todo lo que va a decir? No es que haya preguntado mucho o dado pie para seguir hablando, pero podría haber preguntado que necesito. ¿No?

Lana: Tenemos que hablar y poner las cartas sobre la mesa.

Chase: Estoy de acuerdo.

¿Está de acuerdo con qué?

Lana: ¿Con qué estás de acuerdo?

Chase: Con hablar.

Claro, qué estúpida. No sé si culpar al bebé que crece dentro de mí que me chupa las energías de las neuronas o tiendo a ser algo estúpida por mi cuenta y no siempre me doy cuenta.

¿Sobre qué quiere hablar? ¿Le estará pasando lo mismo que a mí y quiere aclarar las cosas? Desearía poder meterme en su mente y saber que está pensando.




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