Control sobre ti ©

Capítulo 39

Hannah 

Estoy acostada en la cama de Ethan viendo el techo, no muevo ni un músculo. Ya que me duele a horrores mi parte íntima y las piernas me pesan el doble. 

Mi monstruo no está en el cuarto, lo cual agradezco. Hace rato comí un plato de sopa algo frío, Ethan dijo que cuando lo trajo no me quise levantar y por eso estaba en esa temperatura. No respondí a nada, solo comí en silencio. 

Una vez termine se llevó la bandeja y ya no volvió, respiro profundamente. 

Vamos Hannah, no sientas dolor...ya has pasado por esto. 

Muerdo mi labio inferior y empuño las cobijas a mis costados, logró sentarme y recargarme en la cabecera. Pongo una almohada entre mis piernas, el sexo con Ethan definitivamente no fue mejor que con Ian. 

Nunca lo habíamos hecho más de una vez en el mismo rato, cosa que fue el causante de que ahora me duelan mis piernas y zona íntima. Aunque también si toco mis caderas y cuello duele, ganas de arrastrarme a la pistola y darme en tiro...no me faltan.

Mas bien tengo miedo hacerlo, siempre veía a mi padre disparar a los animales en el bosque y nunca fallaba un tiro, mientras íbamos de cazeria me decía que una pistola debe sujétarse fuerte y firme, porqué si no al disparar te golpearías la cara o te lastimarías el brazo. 

Claro, nunca afirme si era cierto. Tenía miedo sostener una pistola y que se disparará sola o dispararme a mi, no quería que por eso mi padre se arrepintiera de haberme hablado cómo usarlas. 

Suspiro y dejo de ver los libros, me siento sucia y asquerosa en todos los sentidos. No debí ayudarlo a que me violara...porque eso ya no lo hace una violacion, si llego a escapar y denunciarlo en otra ciudad puede decir eso, que yo disfrutaba del sexo y que no me obligó a nada. Pero si me amenzo con que le chuparia su miembro si no me movía. 

Maldigo y golpeó mi cabeza con la madera detrás de mí, quisiera ser más astuta que él y poder vencerlo así escaparía tomando su auto. 

Pero, ¿como?, ¿Cómo dejarlo vulnerable? 

Muerdo mis uñas y pienso, veo a Eclipse dormir en el sillón, despreocupada y tranquila. ¿Qué te parece si cambiamos de lugar? 

¡Concéntrate Hananh!

Sacudo mi cabeza y me recargo completamente en la cabecera, que tal si una noche en la cual este yo en mi cuarto y él en el suyo, escapo. Me hago la tonta cuando venimos a casa por la carretera pro he mirado otro camino y por las noches luces a lo lejos. Podría correr y pedir auxilio, obviamente no iría a la policía si no a mi departamento, por mis cosas importantes y después subiría  en mi auto hacia....no sé. 

El aeropuerto mirarían mi aspecto y estaría en un dos por tres rodeada de policías, sería mujer muerta. Y a la casa de mis tíos harían lo mismo, ir con la policia corrupta. 

Jalo mi cabello y cierro los ojos, no tengo salida...

O podría ir con mis tíos y explicarles todo, así me ayudarían a salir de New York y me iría a Carolina del Norte, denunciaría a Ethan allá y después volvería a tomar un vuelo fuera del país.

Si eso podría pasar, debo esperar la noche correcta e intentarlo. Nada se pierde haciéndolo, mi vida no vale, no si él esta conmigo. 

***
 


Las horas pasan rápido, diría que estoy aburrida pero al contrario estar en silencio y sola, me trae paz. Ya que su sola presencia me altera, me pone nerviosa y se instala miedo en mi cuerpo. 

Pensé que con Ethan sería diferente, que él era bueno y solo estaba enfermo dejándose llevar por sus demás personalidades. 

Qué equivocada estaba y que gran decepción me lleve, al saber que las palabras dichas en la estación de policía eran falsas, solo estaba tapando el sol con su dedo, ocultando que él siempre será el verdadero monstruo y no los que lleva dentro. 

Dejo de pensar tanto y me quedo viendo la puerta, se han escuchado pasos. Como lo presentía Ethan entra con una bandeja en mano. Una vez entra por completo me mira y sonríe. 

- Buenas noches mi muñequita de porcelana, he traído la cena de Navidad - dice tranquilo y dejando la bandeja en el buró...¿hoy es Navidad?

¿Tan rápido ha pasado el año?, sin querer mis ojos se nublan. Recuerdos de la Navidad pasada con mis padres me llegan, torturandome y recordándome que ya no están conmigo y que ya no volvere a verlos. 

- ¿Por qué lloras?, te duele algo - su voz preocupada y tierna hace que mi pechos se estruje, niego y suspiro para que se vayan las ganas de llorar. 

James llega a mi lado y me toma por mis axilas para acomodarme mejor en la cama y quedar sentada, suelto un quejido por el tirón allá abajo.

- Perdón si te lastime, pero debes comer - regresa por la bandeja para después ponérmela en las piernas, miro la comida y mi estómago ruge - Alguien tiene hambre - ríe levemente y yo no expresó nada - Bien, comamos. 

Toma la silla del escritorio y la pone a lado de la cama, agarra su plato y se mete la primera cucharada. Regreso mi atención al plato, ¿es pollo?, ¿pavo?, no se acompañado con puré de papa, lo que parece picadillo y espárragos. También en una canastita hay panes y dos tazas. 

Bajo la mirada de James me meto una cucharada de puré, tiene un rico sabor. Así que hago el intento de una sonrisa para él. Me la devuelve y continúa comiendo, sé que es James por el apodo y su manera de ser.

Como ahorita, está sentado con una pierna cruzada y tiene un modo de tomar las cosas diferentes a los demás, como si se fueran a quebrar o sean frágiles. Pero en realidad es que casi no las toca por su trastorno de obsesivo-compulsivo. 

Las bacterias lo dominan, sé que en todas partes hay pero no hay que exagerar, por algo tu cuerpo tiene defensas y debes reforzarlas. Gran detalle, he sobrevivido al frío sin tener gripa, tos o cuerpo cortado, al parecer interiormente estoy bien. 




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