20 - Ella

Al día siguiente entro al bar y no dejo de darle vueltas a lo que me ha dicho Cami.

“Espero que uses un tono más amable en el comedor si no espantarás todos los clientes de Waldo.”

Saludo a mi compañero intentando ignorar las emociones pasadas que ha despertado y me concentro en limpiar las mesas.

Después de atender a los primeros clientes que llegan, me siento en el mostrador. Y no dejo de pensarlo. ¿Estaré haciendo bien mi trabajo? ¿De verdad sueno muy mal cuando los atiendo?

Y sin reflexionar si lo que haré está bien o mal, la pregunta sale sin previo aviso.

—¿Crees que soy muy mala onda atendiendo a los clientes?

Mi voz parece alertarlo y después de unos segundos, ríe.

—Ambos sabemos que la gente no te cae muy bien, pero por lo que he visto lo estás haciendo bien.

Sonrío.

—Igual creo que podría hacerlo mejor, ¿no?

Se encoge de hombros.

—No te veo socializando más de lo justo y necesario. Pero si quieres intentarlo…

—¿Y qué les digo?

Lo piensa unos segundos.

—Cuando te preguntan sobre lugares del pueblo, en vez de llamarlo a Waldo intenta dar tu las recomendaciones. Después de todo, vives aquí.

Suspiro. Parece una tarea difícil, pero estoy decidida a hacerlo.