Corazón de arena

28 - Él

Una semana más tarde, Julián insiste en que vaya a desayunar al comedor de la entrada. Y voy. Con más curiosidad que ganas.

Los días han sido tan rutinarios, que empiezan a ahogarme.

El aburrimiento del que tanto temía, se hace realidad. Y ansío con muchas fuerzas, un poco de variedad en mis días.

Y cuando ingreso al comedor, sus ojos se encuentran con los míos.

Al parecer, mis deseos se han hecho realidad con demasiada rapidez.




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