Me quedo el resto de la mañana con Julián y preparo el almuerzo. Cada tanto es bueno comer algo casero.
Después de almorzar, comienza mi turno. Los días lunes no vienen muchas personas. La vez pasada solo fue ella y dos familias que ni siquiera pisaron el agua.
Estoy caminando cerca de la casa cuando la veo ingresar. Sonrío. Sus ojos se cruzan con los mios y continua caminando hacia la costa del río.
La observo desde lejos. Se quita el pantalón y la remera y deja su piel descubierta. Es tan pálida. Me sorprende, considerando que tiene la playa a pocos metros de su casa… Cuando pone un pie en el agua, tomo la silla y voy hacia allí.
Espero no tener que enfrentarme a una nueva discusión.