43 - Él

Veo que su rostro se relaja tras mis palabras. Acto seguido, se sienta a mi lado.

—Es mi lugar de paz… Cuando estoy atareada suelo venir aquí. O cuando necesito reconectar conmigo.

—¿Y puedes compartir tu lugar conmigo?

Me mira por unos segundos, estudiándome con cuidado. Yo también la observo. Mechones de su cabello rubio ondulado caen contorneando su rostro. Sus ojos denotan cansancio.

—No se si lo mereces —me dice volviendo la vista al frente.

—¿Por qué?

—No te conozco.

—Pues conozcámonos. Ahora tendré dos días libres por semana, me haría bien un poco de compañía en este pueblo fantasma.

Ella ríe. Su risa es música.

—¿En serio quieres mi compañía?

—¿Por qué no?

—Desde el primer momento te tiré mala onda…

—Pero eran días malos, según me has dicho, ¿no?

Suspira. No contesta. Quiero tomar su silencio como una aprobación.