—Saldré a comer —les digo a mis padres cuando salgo de la habitación cambiada.
Al final, Cami me dijo que el vestido negro corto quedaba perfecto junto a las sandalias bajas que suelo usar siempre. Me siento cómoda así que adhiero a su elección.
—¿Un lunes? —dice sorprendida Pato.
—Si. ¿Puedo llevarme el auto?
—¿A dónde irás? —pregunta mi padre.
—Al río…
—La pregunta más importante es con quién —rie mi hermana.
Ruedo los ojos y espero que no se sumen a esa pregunta.
—¿Con quién? —dice mi papá.
Maldición.
—Con un chico… uno de los guardavidas. Es nuevo y no conoce mucho el lugar.
—¿Y le harás compañía? Que considerada.
—Ya cállate, Pato. No es tu asunto.
—Si estoy presente puedo opinar, ¿no?
—Ve. Pero ven temprano —culmina la charla mi madre.
Y antes de que alguien acote algo más, voy hacia el auto y me permito tranquilizarme. Los nervios parecen activarse peor.