Después de algunas cervezas y un poco más de charla, me siento más cómoda. Me río y hablo bastante.
De repente, me encuentro disfrutando de su compañía y de la cita a la que me niego a denominar como tal. Pero que aun así me hace sonreír al pensar en esto como una cita.
No sé qué hora es, pero siento que el tiempo está volando. No quiero que esto llegue a su fin. No quiero que este lunes termine. No quiero que sea mañana, porque temo que la magia se termine.
Sus ojos conectan con los míos. Nos sonreímos. Y siento que todo cobra un sentido diferente a mi alrededor… Y más en mi interior.
No quiero ponerle nombre a lo que sucede. No quiero pensar en la cantidad de contras que existen si decido hacerle caso a los latidos de mi corazón.
Solo quiero vivir el ahora.
Solo quiero disfrutar de su sonrisa, de su mirada, de sus palabras.
Solo eso.