La veo llegar con su vestido floreado y un andar mas relajado.
Me es inevitable sonreír.
—Hola, Santiago.
—Hola, Olivia.
Sonríe y deja su toalla en la arena. Se saca sus sandalias y se despoja de su vestido. La malla color turquesa es mi favorita. Se ve radiante con ella. Aunque seguramente se vería mejor sin.
Alejo ese pensamiento antes de que provoque efectos en mi.
Pasa por mi lado y sigue avanzando hacia el agua.
—Te has olvidado algo —le digo haciendo que sus pasos se detengan.
Me mira dudosa y voy hacia ella.
La miro a los ojos y sigue sin darse cuenta. Sonrío y me acerco a su oreja.
—Mi beso.
Y antes de que pueda accionar, atrapo sus labios con los míos.
Y todo mi interior se llena de paz. Porque desde que nos habíamos despedido había estado esperando volver a besarla.
Mis manos acarician su espalda baja acercándola más a mí. Sus manos suben por mi cuello y van hasta mi cabello. Se enredan allí, juegan con mis mechones y yo empiezo a bajar hasta llegar a sus caderas.
Entonces ella vuelve a cortar el beso.
—Debo nadar.
Y sin que pueda decir nada, se aleja corriendo y se zambulle.