Corazón Mentiroso

Capítulo 38

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Deborah

Desde pequeña soñaba con dejar los problemas que me perseguían desde la muerte de mamá. Ha sido complicado lidiar con la vida que nos dejó, mamá me había ayudado a conseguir un trabajo de medio tiempo en una boutique que tenía una vecina para ayudar en los gastos necesarios en el hogar, al contrario de Carter que prefería la mala vida —dedicarse a negocios ilegales—, nunca hice una queja sabiendo que su mejor amigo era una mala influencia, pero conservaba la esperanza de que dejaría aquel trabajo.

Lamentablemente, la boutique cerró dos años después de la muerte de mamá dejando una deuda extensa de los gastos médicos y funerarios, papá nos había abandonado al enamorarse de una mujer mexicana que se volvió su centro de atención, así que tuve que enfrentar una situación complicada económica y la desesperación me hizo buscar una oferta laboral en diferentes bolsas de trabajo.

Asistía a diferentes entrevistas, pero ninguna empresa me aceptaba por la falta de experiencia en el sector. Durante años fui una empleada de mostrador cerrando la posibilidad de un trabajo de oficina debido a los requisitos establecidos, nadie quería contratar a una chica con una deuda y un futuro incierto al desconocer que sucedería.

Decepcionada recurrí a las amistades de Carter, tan bajo había caído que evito pensar en ello. Scott me había recomendado asistir a una entrevista en Hoteles Deluxe, una cadena hotelera establecida en Europa, Estados Unidos, Chile y México. La oferta laboral era en Kiwiah City cómo asistente personal, pensaba que era pésima idea enviar solicitud por los gastos que implicaba trasladar, pero afortunadamente Carter me apoyo en un pasaje de avión.

Viajé al norte del país a una entrevista que fue exitosa. Conseguí el empleo cómo asistente personal de Marcos Salazar, accionista y Vicepresidente de Grupo Deluxe; estaba emocionada al ejercer un nuevo empleo creyendo que todo mejoraría y pronto le podría pedir a Carter que se mudara conmigo dejando a un lado su mala vida.

Ser la asistente personal fue un trabajo complicado al tener que seguir un trabajo bajo presión y desvelarme seguidamente por la agenda pesada que llevaba Marcos, quien  era un jefe carismático y amable que poco a poco empecé a sentirme atraída y enamorarme, había escuchado comentarios entre el personal que toda asistente termina enamorándose. 

Marcos notó aquel sentimiento que ignoraba al hacer tener la idea que estaba mal en salir con un jefe. Pensaba en renunciar hasta qué, Marcos se declaró asegurando que estaba enamorado de mi, una típica historia de amor que vivimos. 

Fui una tonta en creerlo. Me aseguraba cada día que conseguiría una recompensa por el trabajo estresante que hacía, pero solo trajo dolor. 

Nuestra relación iba cayendo cuando aparecían secretos y engaños que él no deseaba hablar. Solo me limitaba a refugiarme en el apartamento desahogando el dolor, mientras sollozaba en la habitación. Cuando era pequeña imaginaba los noviazgo como un cuento de hadas, pero la cruda realidad me había afectado deje de creer en Marcos y tuve un plan de venganza. 

Al tener acceso a sus pertenencias me conseguí la libertad de revisar sus archivos para difamar su imagen ante los medios de comunicación; los periodistas creían que el vicepresidente era un alma caritativa dispuesta a ayudar al prójimo, pero en realidad era un desgraciado. 

Cuando abrí sus carpetas relacionadas a La Cereza, un negocio destinado a fines ilegales quedé aterrorizada al saber que existía un grupo de personas destinado a secuestrar mujeres. 

Por un segundo, dudé en guardar la información y entregarlo a la policía, al pensar en las consecuencias que tendría en tomar dicha decisión, pero cómo mujer pensé que merecen recibir ayuda, así contribuiría a reducir la violencia femenina.

Guarde la información en una memoria extraíble eran cientos de fotografías y vídeos de cada mujer privada de su libertad. Elimine cualquier rastro y salí de su oficina fingiendo que deje una documentación fundamental. 

Regreso al cubículo para terminar los pendientes. No pude concentrarme solo pensaba en las consecuencias que tendré cuando hable con la policía; ser testigo de un acto injusto puede traer represalias porque la persona encargada del crimen puede silenciar.

Fue una estúpida idea vengarme de Marcos. Hubiese terminado la relación aquella noche que peleamos en su apartamento, así evitaría tener problemas con la justicia. Estaba a tiempo de dar un paso atrás, pero no quería ser otra mujer que se quedará callada cuando encontraba una problemática.

—¿Nos acompañas a comer? —preguntó una compañera de oficina.

Parpadeo varias veces. 

—No, tengo una comida pendiente con mi hermano —respondí, con media sonrisa. 

—Oh, genial. Nos vemos de regreso —se despide

Sentía las piernas cómo dos cubos de gelatinas. Guardó las pertenencias en el bolso para salir a la estación de policía, era el momento adecuado de hacer la jugada contra Marcos. 

Camino hacia el elevador cargando la bolsa de lonche que usualmente traía para comer cómodamente en el auto de Carter, aunque esta tarde sería diferente. Le pedí ayuda a Bianca, quien me llevaría a cumplir un objetivo, así podré desenmascarar a un criminal que ha estado jugando a ser un alma de dios dispuesta a ayudar a quienes lo necesitan.




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