Capítulo 47

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Carter

Mirar los negocios locales, edificios pequeños, casas y habitantes de Kiwiah City me provoca una nostalgia en recordar cada hermoso momento que experimente gracias a Jonathan con su capricho de mantener a su lado sin importar las opiniones de los Ross, yo solo acepte para abandonar la soledad que sentía cuando Deborah se mudó y no soportaba estar en un techo mirando a mi alrededor el vacía que habitaba después de haber escapado de un infierno que duró doce años.

Derramó unas cuantas lágrimas al recordar el momento de la decisión solamente contaba con seis minutos para decir en quedarme en un hogar que fue refugio de dos personas atormentadas o huir a un sitió dónde pueda iniciar de nuevo olvidando el dolor causado del pasado.

¿Cómo pude ser tan imbécil? Me arrepiento en haber conocido a Jonathan porque sin haber tomado dicha decisión estaría a kilómetros de ser perseguido a muerte; ahora queda afrontar los daños del error cometido sin haber pensando con claridad solamente quería huir a un sitió sintiendo una seguridad olvidando aquel tormento que viví.

No puedo negar cada experiencia buena con Jonathan y en la ciudad previamente al error solía divertirme visitando lugares costosos gastando una fortuna que no me correspondía a lado de Ross y conocí buenos amigos que fueron de gran ayuda cuando iniciaba de nuevo en la vida; sólo que estoy decepcionado de Santiago termine confiando en una persona equivocada, quién no dudó en encajar un cuchillo en la espalda en cuestión de segundos.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Mauricio—. Puedes hablar conmigo si lo deseas, no hablaré con nadie, te lo prometo.

Oh, maldición. Escuchó el ligero llanto soltado en recordar toda la miseria de la vida, debo darle una mentira piadosa impidiendo abrir el hocico y soltar todo el sufrimiento que cargo en el interior a pesar de hablar con una psicóloga conservó una herida que no he sanado y es el error que he cometido en el pasado, sé que no hay marcha atrás en la decisión escogida prefiriendo el bienestar que obtendría cuando todo acabará.

Sólo quería dejar el dolor que me atormentaba cada noche después de un día largo luchando en un lugar dónde no fui valorado sino humillado recibiendo insultos y malos tratos que perjudicaban la poca estabilidad que conservaba después del maltrato recibido por Patrick (mi padre).

—Estoy triste —respondí—, me arrepiento de haber tomado la decisión de dedicarme a negocios turbios, mi vida fuera otra sin dolor y no estaría pasando una tormenta sobre mí.

—Es normal equivocarnos, somos humanos en base a esos errores aprendemos —comentó Mauricio—,  si falles en algo la próxima ocasión que ocurra sabrás que decisión tomar.

Qué sinceridad en sus palabras.

Su comentario que motiva un poco en seguir adelante con toda la porquería que sucede a mi alrededor sólo debo mantenerme en el presente intentando solucionar el problema que tengo frente a los ojos. 

El pasado no puede ser remediado por arte de magia sino aprender de los errores cometidos para aprender dolorosamente cuando enfrentemos una situación idéntica, además no puedo seguir aferrado a un lugar que provocaba dolor emocional abandonando todo lo que soy convirtiendo en otra persona desconocida atormentada por los golpes emocionales recibidos cada día cuando salí a luchar por tener un futuro mejor.

—Sus hijos deben de amarlo, señor Ferrer —argumenté—. Sobre todo su hijo mayor debe escucharlo seguidamente.

—Me gusta tu sarcasmo, Carter —dijo Mauricio—. Ambos sabemos que César no escucha ninguna palabra y sigue valiendo madre en esta vida sin seguir consejos de las personas que lo aman.

—Gracias, señor Ferrer por el consejo.

El director Ferrer gira a una calle amplía permitiendo que miré las propiedades lujosas de una privada que hemos ingresado, la cual está custodiada por varios coches patrulla permitiendo una seguridad para sus habitantes. 

¿Será que me ha traído a su casa? Imposible, eso quiere decir que me encontraré con César y no tengo las palabras adecuadas para hablar acerca del incidente de Sebastián ni el problema con Santiago. 

—Espero que te sirva el consejo -dijo Mauricio

El coche se detuvo en una caseta que pide una tarjeta de acceso mediante un escáner, Mauricio escanea su tarjeta para ingresar a una residencial cuando la puerta se abre quedó impactado por el tipo de infraestructura es diferente a las casas tradicionales que hay en Kiwiah.

Estoy asombrado y comprendo el por qué de ciertas actitudes de César, a él no le importaba gastar sumas de dinero elevadas en drogas y alcohol cuando enfrentaba su crisis emocional. 

El siempre lo tuvo todo y no valora lo que posee, un caso parecido es Jonathan también se dejó perder por las altas sumas de billetes que entran a su cuenta bancaria para invertirlo en sexo, alcohol, Isabel y una vida vacía que no satisface el dinero.

—Claro —dije

El vecindario aparenta una tranquilidad, todos los vecinos se miran amables y fuera de problema todo es perfecto. Nunca busqué un estilo de vida lujoso, me gusta la sencillez ante todo sin olvidar mis raíces, además no encajo en los gustos de las personas adineradas.

Continúo mirando cada propiedad cuenta con una decoración basada en la personalidad del dueño, esto es increíble y esto me hace pensar en que César lleva una vida sin problemas solamente debe lidiar con sus problemas internos para obtener una libertad.