Tatiana
Terminaron de entrenar cerca de las ocho. Ya casi no quedaba nadie en el centro deportivo, solo algunos patinadores dispersos por ahí, y el grupo: Malik, Nur, Apolo, Tatiana, Liam y John. Repasaron la coreografía en parejas unas cinco veces, y luego la parte individual, completando un total de seis repeticiones. Tatiana estaba exhausta, pero la inseguridad persistía cada vez que se detenía. Su rodilla le dolía, especialmente cuando aterrizaba tras un salto.
Las margaritas seguían sobre el banco, y cada vez que las veía, una sonrisa tonta se le escapaba.
—¡Derecha, derecha! —le gritó John mientras aterrizaba un triple axel para terminar. —¡Perfecto! Eso estuvo genial, Tati. Podemos terminar por hoy.
—No, espera, quiero hacerlo una vez más —respondió Tatiana.
—Tati, necesitas descansar. Todo saldrá bien, te lo prometo —le dijo John, mientras ella hacía una mueca. —Eres tan terca. Liam, te encargo que la saques del hielo. Necesito ver mi serie y cenar.
Apolo soltó una risa. —¡Eres un viejo!
—No empiecen, mocoso —respondió John despidiendose.
Tatiana comenzó a patinar sin música, asegurándose de recordar cada movimiento. Liam se acercó patinando.
—Princesa, lo sabes todo. Incluso Apolo lo sabe, por tantas veces que lo has hecho.
—Necesito estar segura. Una vez más, por favor —insistió Tatiana, mientras daba un giro estirando las manos.
—Entiendo tu ansiedad; yo también la tengo, pero necesitas descansar. Sé que te duele la rodilla. —Tatiana se detuvo de golpe, mirándolo fijamente.
—No me duele —contestó.
—Puedes mentirle a Johnny, pero a mí no. Sé cuándo algo no está bien —suspiró, mirándola con cansancio. —Es obvio que te duele.
—Bueno, tal vez un poco, pero no es grave —se apresuró a aclarar.
—Lo sé, lo sé —respondió Liam, sonriendo mientras se inclinaba para cargarla sobre su hombro como si fuera un costal de papas. Tatiana soltó un grito divertido.
—¡Liam, nos vamos a caer!
—Por favor, te levanto sobre mi cabeza a diario. Esto no es nada —dijo con tono de superioridad, dándole una palmada en el trasero. Tatiana se puso roja al instante.
—¡Liam!
—Ups, se me pasó —respondió él con una cara de inocencia, aunque claramente no lo era.
La dejó a la entrada, donde colocó los protectores de los patines y salió de nuevo.
—Ahora yo también estoy cansado, así que nos vamos a mi casa. Nos duchamos, cenamos y vemos una película.
—Pero...
—Sin peros —respondió él, ya sentado mientras se quitaba los patines, y Tatiana hacía lo mismo lentamente.
—Ustedes también pueden venir —dijo Tatiana, sin poder evitarlo. Liam resopló, Apolo y Nur se miraron entre ellos y sonrieron.
—¡Pijamada!
—Si escucho una sola respiración que no sea la habitual, gritaré —dijo Malik en tono de advertencia, haciendo que todos se rieran. Tatiana se sonrojó más.
—No podríamos hacerlo con ustedes en la misma habitación —murmuró, avergonzada, mientras Liam la miraba con picardía.
—Tengo varias ideas de cómo...
—¡No lo haremos! —Tatiana lo interrumpió, más indignada que nunca. —Apolo y Malik son como nuestros hijos. ¿Cómo crees que podríamos acostarnos con ellos al lado?
—Repito, tengo varias ideas... —Liam mantuvo su tono tranquilo, aunque su mirada no decía lo mismo.
—No hay ninguna idea que valga la pena —respondió ella, cruzando los brazos.
—Lo de los hijos de la relación me gusta —comentó Apolo, sonriendo con inocencia. Malik, por su parte, rodó los ojos, claramente exasperado.
—A mí no tanto —respondió Malik.
—Resuelvan ustedes —dijo Nur, riendo—. Yo dormiré como reina en la habitación de Landon.
—¡Cállate! Si pedimos helado, ¿nos lo van a dar, verdad, Tati? —interrumpió Apolo, con tono de esperanza.
—Nadie les va a comprar helado a ustedes —contestó Liam con fruncido de ceño.
—De hecho, se me está antojando helado. ¿Podemos pasar a McDonald's? —dijo Tatiana con una sonrisa traviesa.
Liam, incapaz de negarse, cedió.
—Sí, ¿por qué no? —Pero antes de que Apolo y Nur pudieran festejar, Liam detuvo la celebración con un firme: —¡Solo a Tiana!
—¡Hey! ¿Cómo puedes ser tan cínico? —protestó Nur, con un toque de tristeza en su voz.
Liam rodó los ojos, pero sin dejar de sonreír. Se levantó, agarró las dos bolsas y tomó la mano de Tatiana mientras se dirigían al estacionamiento.
—¿Podemos pasar a mi casa? Necesito traer lo necesario para mañana —preguntó Tatiana.
Liam le dio un beso en la frente y asintió.
—No estés nerviosa, eres genial, todo saldrá bien —dijo suavemente.
—No lo estoy. ¿Cuándo tienen competencia? —preguntó Tatiana, notando que los chicos estaban caminando más lento a su lado.
#410 en Novela contemporánea
romance, hockey ballet patinaje artistico drama, romance joven enamorado
Editado: 08.02.2025