Corazones Congelados

Capítulo 18

Tatiana

La salida del hospital fue toda una operación logística. Entre la inmovilizadora en su pierna, los papeles del alta y las constantes preguntas de su pequeño equipo de apoyo, Tatiana sintió que el proceso había durado horas.

—Esto no es tan complicado, ¿verdad? —comentó Apolo mientras empujaba la silla de ruedas de Tatiana hacia la salida del hospital.

Hubo una pequeña disputa con Liam sobre quién debía hacerlo, pero terminó con Apolo ganando, solo porque Tatiana no quería escucharlo quejarse.

—Fácil para ti decirlo, tú no tienes que cargar i un montón de bolsas de regalos —bromeó Gala, quien caminaba al lado, cargando una pila de flores y chocolates que parecían multiplicarse con cada paso.

Thalia la ayudaba con la mayoría de los obsequios, aunque eso había generado una pequeña pelea entre ellas, ya que Thalia no quería que Gala cargara nada. Sin embargo, Gala simplemente se inclinó hacia su oreja y le susurró algo que la dejó roja, provocando que, sin decir más, le entregara unas cuantas bolsas.

—Deberíamos cobrar por el espectáculo que estamos dando. —Apolo señaló a las pocas personas que los miraban mientras pasaban.

Tatiana suspiró, sus mejillas encendidas.

—¿Podemos simplemente salir de aquí sin más comentarios?

—Tranquila, Tiana, estamos casi listos. —Liam le apretó el hombro con suavidad, su tono cálido calmándola un poco.

Al llegar al jeep, comenzaron los preparativos para acomodar a Tatiana. John la ayudó a levantarse mientras Malik y Gala ajustaban el asiento para que estuviera lo más cómoda posible. Tenía que sentarse con la pierna inmovilizada y extendida, ocupando dos asientos. Por ello, las chicas, Apolo, y Nur tuvieron que acomodarse en el maletero, aunque no parecía molestarles; de hecho, parecían estar disfrutándolo demasiado.

—¿Lista? —preguntó Liam desde el asiento del conductor.

En el copiloto estaba Thalia, quien había preferido alejarse del bullicio de atrás. Malik estaba a su lado.

—Lista —respondió Tatiana.

El camino a la casa de Liam fue tranquilo, al menos hasta que Gala decidió conectar su teléfono al sistema de sonido y poner su playlist favorita.

—¿Taylor Swift otra vez? —bufó Nur desde el asiento trasero.

—Es terapéutica. Tiana necesita esto ahora mismo. —Gala subió el volumen y comenzó a cantar, desatando una mezcla de risas y quejas entre los demás.

Finalmente, llegaron a la casa de Liam. John ya se había marchado, confiado en que ellos podían manejar la situación. Desde el estacionamiento hasta el ascensor, Liam cargó a Tatiana mientras Landon sostenía con cuidado su pierna inmovilizada, asegurando que nadie podía cargarla mejor que él, lo cual, para ser justos, era cierto.

—Esto es trabajo en equipo. —Apolo, por supuesto, documentaba todo con su teléfono.

—¿Estás grabando esto? —protestó Tatiana, con las mejillas rojas, aferrada al cuello de Liam.

—Por supuesto. Es contenido de calidad. —Apolo sonrió, enfocándola desde un ángulo dramático—. Además, es para la posteridad.

Tras varios minutos de maniobras y bromas, finalmente la acomodaron en la cama de la habitación de Liam, donde Thalia organizó todos los medicamentos estratégicamente en la mesita de noche. Casi maniaticamente.

—Bienvenida a tu hogar. Luego iremos a tu casa a traer las demás cosas —dijo Liam mientras ayudaba a Tatiana a acomodarse en la cama.

Tatiana no sabia si estaba preparada para enfrentarse a su padre, a Melonny y a Maya. Por los momentose se aseguraria de postergarlo lo mas posible.

No pasó mucho tiempo antes de que los chicos del equipo de hockey comenzaran a llegar, y el cuarto se volvió más pequeño con la cantidad de personas que entraban. Gala y Thalia se fueron antes de que los chicos llegaran. Valentino fue el primero en aparecer, cargando una enorme caja envuelta en papel brillante.

—¡Novia del capi! ¡Estuviste genial! —exclamó con entusiasmo, acercándose para dejar el regalo junto a la cama—. Esto es para que no te aburras mientras te recuperas.

—¿Qué es? —preguntó Tatiana, curiosa.

—Un rompecabezas de mil piezas. —Valentino sonrió con orgullo—. Es una pista de patinaje.

Tatiana arqueó una ceja.

—¿Mil piezas? ¿Estás tratando de torturarme?

—Es para mantener tu mente ocupada, de nada.

Tatiana sonrió con gratitud. Federik entró después, levantando una bolsa llena de comida.

—Traje helado y galletas. La mejor combinación para cualquier recuperación o eso dijo mi hermana mayor cuando la llame—Le guiñó un ojo antes de dejar la bolsa en la mesa.

—¿No estamos tratando de evitar que coma demasiado azúcar? —intervino Nathan, entrando con un ramo de tulipanes frescas.

—Shhh, déjala. Es por su salud emocional. —Valentino se encogió de hombros, ignorando las protestas de Nathan.

Richard apareció con una enorme sonrisa y un mazo de cartas de Uno en la mano.

—Les advierto, soy un genio jugando Uno, así que van a perder.




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