Crónicas de lo crónico: El amor mientras tanto...

Capítulo 9: El precio de las mentiras I (Marco)

Acabo de llegar de una reunión de clases extracurriculares, ya cumplí con todos mis compromisos... al menos por hoy.

Entré a mi habitación y, después de un día tan largo, me dejé caer sobre la cama como si fuera un salto de lucha libre.

Alan y Sami, impredecibles como siempre, pasaron riendo a carcajadas justo detrás de mí y se sentaron en la cama con un silencio parroquial, como si estuvieran a punto de anunciar a sus padres estrictamente religiosos que van a tener un bebé.

—Oye. —dice ella.

—Dime.

Ambos, se acercan entre sí mirándome y se toman de las manos... ahora mi pensamiento del bebé toma más fuerza.

—Nosotros... bueno... ahora estamos en una relación con Alan.

Creo que mis ojos demuestran tanta sorpresa que están por salirse de sus cuencas

—¿QUÉ? ¡Hace menos de un mes que se conocen!, no creen que-

—¡Relájate Marco! Es broma amigo —corta Alan mi Sermón —Solo vamos a... fingir una relación.

—¿Y eso por qué o qué?

—Bueno, verás... Sabes que a mi me gusta el básquetbol y que mi abuela no me permite ni respirar lejos de ella...

Ahí fue cuando Alan me soltó todo lo de su plan con Samantha. Para ellos tenía sentido, para mí... todavía no del todo.

—No se si sea lo correcto. ¿Por qué Estela no te deja hacerlo?

Vi que los dos se miraron sin saber que decir.

—Porque... porque... es que —balbucea Samantha.

—Porque padezco EPOC —la interrumpe Alan.

—Ah.

Mi respuesta los confundió a ambos, estaban esperando mi reacción.

—Pero ¿Qué es eso?

—Es una enfermedad pulmonar que me dificulta respirar.

Mi cara aún refleja confusión.

—Es como que tus pulmones se inflaman y se llenan de mucosidad sin dejar pasar el aire por completo. Siempre te falta el aire, y más cuando haces alguna actividad que te exige un poco más, como si respiraras por un sorbete —termina de explicarse

—Y bueno, mi abuela es un poco muy sobreprotectora porque teme que me pase algo, así que tengo que recurrir a ocultarle las cosas que hago. Yo solo vivo mi vida normal.

—Guau. ¿Y por qué no me lo dijiste antes? —pregunto.

—Creo que no estaba listo, es algo difícil para mí —dice él.

—Te entiendo. Es algo similar al diagnóstico de Ian, ¿No?

Samantha empezó a mirar hacia el suelo cuando escuchó mi cometario.

—De hecho, en mi infancia, yo-

—No es similar, Ian se recuperará, no va a tener lo mismo que tú. No vamos a hablar de esto —lo corta Samantha.

—Claro que se recuperará —intento tranquilizarla. Mañana podemos ir a verlo... ¿Nos acompañas Alan?

—Claro, sería un gusto.

Alan recibe una llamada de Estela, diciendo que era tarde y debía ir a casa.

—Bueno, el deber me llama, ¡Nos vemos mañana!

—Adiós —decimos al unísono con Sami.

Una vez que Alan salió, debía ir a lo importante...

—Oye, ¿Y qué pasa si tu mentira se te va de las manos? ¿Qué pasa si te enamoras?

Me mira extrañada, como si la hubiera acusado de cometer un crimen.

—Ni en tus sueños, no pasará.

—¿Y si pasa? —le pregunto.

—Y si pasa... ¿Qué? ¿Te molestaría que eso suceda?

—No Sami, claro que no. Sería increíble que Alan sea mi cuñado, pero ¿Crees que si te enamoras puedas acompañarlo en toda la vivencia de su enfermedad? Eso es importante.

—No lo sé, no lo he pensado. Tal vez porque no lo veo con otros ojos.

La veo jugar con un lápiz de mi escritorio mientras mira al vacío y piensa... le di un buen rato de pensamientos.

—Sabes, Marco... Hoy te diste cuenta que llorábamos en la cafetería, ¿Verdad?

—Claro, toda la escuela se dio cuenta Sami.

—Pues, fue porque hablamos de su enfermedad. Comenzamos hablando de Ian, y terminé diciéndole que tenía miedo de perderlo, miedo a que me deje sola. Tal vez le di a entender que lo necesitaba. Fue muy emotivo, pero las palabras salieron de mi boca sin pensar... es confuso —me dice ella.

Me río al escucharla —Tal vez ya estés enamorada...

—¡No! Aunque...

—Ay, ay ay, quien lo diría... Samantha Ferrer con un Napoli —me burlo.

—Cállate, es algo serio.

—¿Y si Alan está enamorado de ti?

—¿Cómo podría saberlo? Mmm, eso te toca averiguarlo a ti.

—O sea que sí quieres saber...

—Bueno... sí. Pero solo porque me intriga. —dice ella yéndose de mi cuarto.

Sé que no es solo porque le intriga. Me interesa averiguar, es que está pasando entre esos dos.

Mi celular suena, así que chequeo quien me envió un mensaje.

Keenan: (MENSAJE) 06:24 p.m.

—Hola Marco, qué onda?

Marco: (MENSAJE) 6:24 p.m.

—¡Keenan! ¿Cómo estás?

Estamos chateando estos días por Sami y Mel.

Keenan: (MENSAJE) 06:25 p.m.

—Yo muy bien. ¿Tú? Oye, estabas muy guapo hoy. ;)

Marco: (MENSAJE) 6:25 p.m.

—Me alegra saberlo. Yo también me encuentro muy bien. Gracias por el cumplido jaja.

Keenan: (MENSAJE) 06:27 p.m.

—Nada que agradecer amigo, puedo decírtelo todos los días.

Keenan: (MENSAJE) 06:27 p.m.

—A veces me haces dudar de muchas cosas...

Keenan: (MENSAJE) 06:28 p.m.

(Tómalo como cumplido también).

Solo dejé visados sus últimos mensajes. Siguió enviándomelos, cada vez más subidos de tono.

Keenan está en una relación con Melissa, esto es muy incómodo para mí, ya que en persona también he notado algunos gestos "sugerentes" de su parte.

Decidí archivar su chat.

Ahora siento que necesito hablar esto con alguien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.