Crónicas de lo crónico: El amor mientras tanto...

Capítulo 11: Hetero, sí... claro (Marco)

Viernes. Será un día increíble... hoy saldré con Matteo... él es un chico de la escuela Con el que apenas nos conocemos. Fue una conexión casi inmediata. Mirarlo a los ojos se ha vuelto mi pasatiempo favorito.

Todos los días están siendo increíbles. Ayer Ian regresó a casa, por lo tanto, Sami volvió a ser ella, es feliz como antes.

Ah, y sigue siendo la falsa novia de Alan.

Mi madre está muy metida en el cuento, ayer me dijo que los encontró en una situación comprometedora y ya no iba a dejar que Alan esté a solas con Samantha. Por supuesto se los conté con gracia a los dos y rieron sin fin... Sigo sosteniendo que están enamorados de verdad.

A las tres de la tarde, iré de compras con Matt. Por otro lado, Sami y Alan irán por un café.

Me ilusiona pensar que algún día podríamos salir nosotros y ellos dos como parejas. Sobre todo, cuando ese par de enamorados acepten lo que sienten.

Estaba casi dormido, reposando en la silla del escritorio, cuando escucho el timbre sonar, así que bajo a atender la puerta.

—¡Marco! Amigo, ¿Cómo estás? ¿Vamos?

—¡Matt!

Le di un abrazo que creo él no esperaba.

El mundo es muy pequeño (También mi ciudad) o la casualidad de encontrarnos yendo al mismo lugar es muy grande, así que durante el paseo nos cruzamos con la parejita de enamorados.

—Hola noveleros ¿Cómo va su falso-no tan falso amor? Que sorpresa verlos por aquí... —digo sarcástico.

—¡Hola Marco! Y hola...

—Mi nombre es Matteo. Un gusto, soy amigo de Marco.

—El gusto es mío, yo soy Alan.

Ahora toca seguir caminando y fingir que no los conocemos.

—¿Es el novio de tu hermana? —pregunta Matteo.

—No, es el amigo-pareja-enamorado de mi hermana.

—Ya veo, ¿Y crees que se pongan en pareja?

—¿Por qué preguntas?

—Bueno, Samantha me parece... linda. También su amiga, Melissa. Siempre las veo en la escuela... a veces es difícil elegir —ríe.

Mi mirada bajó instantáneamente... el chico del que creo estarme enamorando... ¿Está enamorado de mi hermana?

—¿Y a ti te gusta alguna chica en la escuela Marco?

—Ah, yo- yo- no por ahora.

—Mmm ¿Seguro? hay muchas chicas hermosas en esa escuela.

—Sí- yo- estoy seguro.

Tuve que tragar el nudo en mi garganta. Chicas, chicas y chicas... el era... ¿Hetero?

Nuestro paseo se resumió en caminar por el centro comercial, comprar en las tiendas que nos gustan y sentarnos a criticar a las palomas del parque. Una actividad no tan divertida para dos chicos de diecisiete años, pero compartimos tiempo. El sabor amargo en mi boca seguía ahí, estaba procesando -o intentándolo procesar-, pero me perdía en su mirada.

¿Solo le gustan las chicas?

Durante el regreso dejé a Matt en su casa y pasé por la de Alan. Viven a unos pocos minutos de diferencia.

Quiero contarle todo, hablar con él... Se ha vuelto un hermano para mí. Mi cabeza está atentando contra mí ahora, como si tuviera una resaca de las malas.

Toco la puerta de Alan y sale a recibirme.

—¿Marco? Ferrer no está aquí, la deje en tu casa más temprano.

—No vine a buscar a Sami, solo quería pasar algo de tiempo contigo... creo que tenemos demasiadas cosas pendientes por charlar.

—Oh ¡Claro! Ven, haré café para los dos. Mis abuelos salieron, podemos ir a la sala.

Nos sentamos a conversar tomando un delicioso café, que poco a poco, trago a trago iba aflojando el nudo de mi garganta.

Intento sacar una charla muy "casual".

—Oye Alan ¿Crees que vale la pena seguir con lo de los entrenamientos?

—¿Por Ferrer?

—No, por ti. Por tu salud. Cualquier cosa puede pasarte y tu abuela ni siquiera es consciente de que lo haces. ¿Has pensado en decírselo?

—No, Marco, ella se negaría a que yo continúe con el básquetbol. Me prohibió practicarlo en cuanto se enteró del diagnóstico... aunque ahora que lo dices debo hablar con ella pronto.

—¿Por qué? ¿Has recapacitado sobre tu salud?

—No aún. Lo digo porque me ofrecieron entrar oficialmente al equipo escolar y necesito su autorización. Adicional a eso, nuestro profesor es entrenador de básquetbol profesional y dijo que soy muy bueno. No sé que hacer ahora amigo.

—Yo creo que deberías plantearle esto a tus abuelos y ver como lo toman. Con base en eso decides si contarles o no que estuviste entrenando a escondidas todo este tiempo. Y que no estás en una relación con Samantha, por ahora, claro.

—Sí. Lo haré.

El silencio se camuflaba con los sorbos en las tazas.

—Y, Marco... quiero hablar sobre Ferrer.

—Dime ¿Qué quieres saber de ella?

—Sé lo suficiente de ella.

—¿Y entonces?

—Sobre lo que hablamos antes ¿Si se enamora de mí? ¿Qué hago amigo?

—¿Corresponderle quizá?

—No. Marco, esas no son mis intenciones con ella.

—No te creo nada. No sé que puedes hacer. Supongo que DEJAR ESTE PLAN ATRÁS Y HACER LO CORRECTO, ya que siempre haces todo lo correcto —le digo mezclando el sarcasmo y la ironía.

—Tienes razón. Y, Oye, ¿Qué hay de tu amigo Matteo? Mi amiga Olivia que está buscando pareja, podemos presentarlos. Él parece... carismático.

—Bueno, él...

—¿Qué? ¿Ya tiene pareja?

—No, pero... no lo sé, no es buena idea quizas.

—¿Tiene una cita?

—Bueno, no, pero-

Me quedo en silencio, tratando de evitar la mirada de Alan.

—¿Marco?

—Es que no lo sé, yo-

—Amigo, ¿Qué pasa?

—Es que él me gusta.

Yo solo sentía que quería llorar, pero no ver una expresión de sorpresa en el rostro de Alan... me alivió tanto, que por un momento sentí que mis manos dejaron de temblar como gelatina.

—Entonces seguiré buscando candidato para Olivia —dijo con una sonrisa tranquila, como si nada importante acabara de pasar.

No dije nada al respecto. ¿Por qué pensé que reaccionaría mal? ¿Por qué me imaginé todas las versiones posibles, menos esta? Menos la buena versión. Solo pienso constantemente en lo malo, y-




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.