Cronicas de una guerra: sombras del tiempo

CAPÍTULO X

El día en el cuartel de la resistencia empezaba muy temprano, incluso antes de que los débiles rayos de sol chocaran contra el congelado paisaje. Aquellos con buen estado y que sabían pelear salían a buscar comida, mientras que muchos otros se pasaban el día cuidando de los heridos o los niños, o buscando formas inteligentes para sobrevivir un día más.

Hinto y Duncan se reunieron con los demás sobrevivientes del ejército real para hablar sobre la filmación que habían encontrado el día anterior. Eran poco más de diez personas, pero al ser todos de diferentes generaciones tenían opiniones diferentes sobre qué hacer y qué no, por lo que la discusión duró un par de horas.

Finalmente, decidieron que un grupo debería ir a la biblioteca para revisar viejos archivos y tratar de encontrar algo que les ayudara a entender un poco más lo que habían visto.

―Duncan. ― Unkas llamó su atención mientras preparaba un poco de café para un par de ancianos que acababan de despertar. ―Esta es Shappa, una de las guerreras del clan de la luz, estoy seguro que podrá ayudarte con tu pequeño problema temporal.

Una hermosa mujer de cabello blanco le sonrió y extendió su mano para saludarlo. ―Un placer conocerte por fin, Duncan. Recuerdo haberte visto en el campo de batalla cuando eras adolescente, pero nunca tuvimos la suerte de hablar.

―El placer es mío. ― el arqueólogo estrechó su mano con fuerza. ―¿Café?

Ella negó con la cabeza y luego hizo un gesto para que la siguiera. Él, por su parte, sí tomó una taza de la humeante infusión. ―Unkas me ha dicho que has viajado en el tiempo.

―Así es, veinte años hacia atrás.

―Es bastante tiempo. ― la mujer lo guió hasta una habitación, la suya asumió Duncan, y lo hizo pasar. ―Mi clan ha intentado viajar en el tiempo por siglos, pero hasta ahora sólo han podido hacerlo un par de horas hacia atrás.

―¿Crees que de aquí a veinte años alguien podría aumentar ese lapso de tiempo de forma tan brusca?

―No lo sé, y más considerando que se realizó remotamente. ― Shappa tomó un libro que se encontraba en una gran pila en el suelo. ―En este libro está toda la investigación de los sacerdotes de la luz sobre viajes en el tiempo, estoy segura de que encontrarás algo ahí. Y si hay algo que no entiendes... bueno, ya sabes dónde está mi cuarto.

Duncan tomó el libro, tan antiguo que las páginas se habían tornado marrones. La tapa era de madera liviana, tallada hermosamente con símbolos típicos del clan de la luz. ―Muchas gracias.

Luego de despedirse de la guerrera, regresó a la habitación que estaba compartiendo con Hinto y se sentó en la cama, comenzando a hojear el libro. Algunas partes estaban escritas en un dialecto antiguo que no alcanzaba a entender completamente, pero otras estaban en el idioma marciano moderno; sería una lectura pesada pero interesante y, esperaba, útil.

Hinto llegó al poco tiempo. ―Hey, ¿Shappa pudo ayudarte en algo?

―Hey, pues tendré que verlo luego de leer este libro.

―Genial. ― el joven sonrió y se sentó a su lado, mirando por encima de su hombro las páginas que estaba pasando. ―Oye, siento lo que...

―No. ― Duncan cerró el libro de golpe, sobresaltando levemente al otro. ―No tienes que disculparte por nada, lo que pasó fue por mi accionar también.

―Pero yo soy el que no ha podido seguir adelante, tu corazón ya pertenece a alguien más y...

―Hinto, si no hubiera querido besarte, simplemente no lo hubiera hecho. Pero lo hice, me dejé llevar por el deseo y los recuerdos, es algo con lo que tendré que vivir y no es tu culpa.

Se miraron por un largo rato, hasta que el más joven asintió con la cabeza. ―Entonces... ¿no me insultarás si te pido que esta noche volvamos a compartir cama?

Duncan no pudo evitar reír levemente. ―Claro que no idiota, en muchos aspectos aún eres un niño, ¿sabes? ― le dio una pequeña palmada en la espalda. ―Mis poderes te protegen del frío y no dejaré que mueras congelado.

Hinto sonrió levemente. ―Estás viejo, pero en el fondo sigues siendo el mismo de siempre. ― antes de que el otro pudiera quejarse por haberlo llamado viejo, volvió a hablar. ―Unkas dijo que deberíamos ir saliendo hacia la biblioteca.

―Okey. ― dejó el libro sobre la cama y ambos se unieron al resto del equipo que iría en aquella pequeña misión.

***

La biblioteca era, al igual que el templo, uno de los edificios más hermosos del Sistema Solar. Cualquier biblioteca de la Tierra quedaba en ridículo en comparación, como una simple estantería con algunos libros. Aquel lugar poseía la mayor cantidad de libros que alguien pudiera imaginar. Kilómetros de estanterías repletas de volúmenes desde los más antiguos hasta los más nuevos. Y no solo había libros marcianos, también había de los demás planetas habitados del sistema. La Tierra, Venus y Plutón tenían sus propias secciones allí en la biblioteca y había desde literatura hasta física cuántica, pasando por historia y biología, por supuesto.



#17420 en Fantasía

En el texto hay: amor gay, aliens, poderes elementales

Editado: 09.10.2019

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