Crónicas de una sirena enamorada 2

Una conflictiva reunión familiar

El enorme ejército tritón se preparaba para su paso a las aguas del Atlántico. Ranhir envió a  Macelon escoltado por Traimor y Leyniker mientras que los demás esperaban un poco antes  de continuar su curso hacia la fosa de Puerto Rico. 

Ranhir observaba detenidamente a los tritones alejarse con el rey cariaco hasta perderse a lo  lejos. Volteó hacia su hija menor diciendo —¿Estás preparada para pelear? — Amaranta  respondió que sí con total seguridad, de igual modo era lo que ella había deseado desde hace  mucho. 

Cuando los soldados llegaron a la Fosa de las Cariacas, siguieron a Macelon hasta el cuarto  en donde Evan se encontraba. Al llegar al lugar vieron que en realidad estaba vacío. Atolón  sacó a Evan en complicidad con una exploradora cariaca sin que la reina ni los guardias se  dieran cuenta.  

—¿En dónde está? — preguntó Traimor enojado pues creía que se trataba de alguna jugarreta  por parte del rey Macelon.  

—Lo dejé aquí antes de salir, lo juro — Macelon estaba nervioso y confundido.  

—Leyniker, revisa las otras habitaciones — ordenó Traimor mientras apuntaba a Macelon  con su espada —Mas te vale que esté en el palacio.  

—¿Crees que tengo algo que ver? Tuvo que ser Atolón que llevó a su hermano a Marania sin  ser visto.  

—Traimor, aquí hay unos guardias muertos — hablaba Leyniker a lo lejos.  —¡Maldita sea! — Macelon sentía arrepentimiento al acceder a los caprichos de Atolón.  

—No debiste confiar en ese abyecto, Macelon — decía Traimor guardando la espada y  acercándose al rey — Ruégale a los dioses por tu pueblo, porque Tritonia no tendrá piedad  de las Cariacas si algo le sucede a Evan. — Acto seguido tocó su collar dando señal de que  siguieran.  

El collar de Thaón brillaba y este dio la orden de continuar con el viaje —Tritonia del norte a  Marania, Tritonia del sur a las fosas de las Cariacas ¡Ya!  

El ejército se dividió tal y como el rey Thaón lo había ordenado. Ranhir le pidió a su hermano  no ser tan rudo con el reino de Macelon, de todos modos, el rey cariaco ayudó diciendo el  paradero del joven cautivo.  

Mientras tanto camino a Marania, Evan desde el interior de la burbuja de aire suplicaba  porque lo dejaran libre. Atolón y Avarinia, la exploradora cariaca lo ignoraban por completo.

 

En el palacio Marania, el rey Maher esperaba por el regreso de su hijo y ordenó al ejército  prepararse para el ataque de sus enemigos. Sabía que Macelon había ido con los tritones a  decirles que tenía a Evan en su palacio. Cuando se percató que Atolón estaba a pocos metros  del palacio ordenó abrir las puertas para que este ingresara rápidamente. El rey maranio  estaba dispuesto a pelear antes que entregar a su hijo. 

Atolón llevó a su hermano al mismo calabozo en el que encerró a Joseph tiempo atrás. —Aquí permanecerás hasta que todo esto pase, hermanito. 

—Maldita sea, Atolón —decía Evan con la voz cansada — ¿Quieres matarme? Esta cueva  es más profunda que las del otro palacio y sabes que no estoy adaptado a esto. 

—Si sobrevivió tu amigo australiano podrás hacerlo tú también. 

Atolón dejó a Evan y se preparó para luchar contra los tritones. El marinero no tuvo más  remedio que quedarse en un rincón y esperar su rescate. 

Mientras en Marania estaba a punto de formarse una pelea con Tritonia, en tierra firme todos  los que esperaban por Evan imploraban por su bienestar y que pronto regresara a casa. 

Joseph estaba nervioso, caminaba de ida y vuelta por la sala de estar con las manos en la  cabeza pensando en su amigo. —Me devastaría si algo le pasa a Evan. 

Lumina se acercó al marinero y le dio un abrazo. La sirena también estaba preocupada por  su amigo. Tenía miedo de que Atolón o Maher lastimaran al joven sin importar si tenían su  sangre. 

En casa de Stara los jóvenes también esperaban pacientemente por aquel muchacho. Gema y  su hermano miraban el mar a través de la ventana mientras su padre caminaba cerca de la  zona rocosa acompañado del padre de Joseph. 

—Sé que Evan es bastante fuerte, de no ser por él yo habría muerto en cautiverio. —dijo  Perla tratando de animar a los hijos de Stara — Tengo fe en que pronto volverá. 

—Eso espero, Perla. —manifestó Gema— No soportaría la noticia de que Evan perdió la  vida bajo el agua. A pesar de que tiene genes maranios, no está acostumbrado a esas  profundidades. 

Raynor intervino —Como nosotros. Aún no hemos logrado dominar las habilidades que  poseen los tritones a pesar de que nuestra madre es de esa civilización. Para nosotros es más  complicado por ser mitad humanos. Pero, Evan no tiene genes humanos por ninguna parte  porque su Eudora es cariaca. 

—Eso lo sé — dijo Perla 

—Raynor tu collar — dijo Gema — está brillando

 

Raynor tocó su collar, Stara envió una señal desde Marania. Los tritones buscaban a Evan  mientras causaban estragos en la fosa de Puerto Rico. El joven salió para avisarle a su padre  que la sirena de cola blanca estaba bien. 

—¿Encontraron a Evan? — preguntó Austin 

—Lo están buscando, mamá dice que está bien y que está en posición de ataque. 




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