Crónicas de una sirena enamorada 2

La cumbre del Tánzur

El rey Tarek convocó a sus homólogos a la cumbre que se realiza en su nación cada cuatro años. Los reyes de las diferentes civilizaciones incluyendo a Maher asistieron para tratar algunos asuntos diplomáticos.

Al estar en el palacio de Tarek, los líderes de las demás fosas lo veían de tal manera que no comprendían el nivel de cinismo del maranio. Aunque este no tenía la culpa de los actos de su hijo, jamás hizo algo para corregirlo. Sin mencionar que el último conflicto con Tritonia parecía apoyar al príncipe Atolón.

—Bienvenidos a la cumbre del Tánzur. Espero que no haya algún tipo de discordia entre algunos de nosotros a causa del reciente y bochornoso hecho ocurrido en Marania —habló el rey Tarek.

Los gobernantes de los países más pequeños como Manchernor, Euphesis, Minasya, Antova, Ormir y Livartova, guardaban silencio al ver que los reyes de los países más grandes como Tritonia, Marania y Las Cariacas se miraban con desprecio.

Tarek quien permanecía neutral esta vez para evitar un conflicto dentro de gran nación, trataba de calmar la tensión que en ese momento dominaba el enorme salón en el que estaban reunidos.

Macelon no podía seguir en silencio y en un ataque de impulso, gritó a Maher diciendo —Tú tienes la culpa de que los tritones causaran estragos en mi reino. Tú y tu hijo llevaron al marinero hasta mi palacio.

—Pudiste evitarlo, Macelon. No quieras culparme ahora que estoy en crisis intentado reponer a mi pueblo del caos que dejó el reciente enfrentamiento con Tritonia.

—Caos que podías evitar si decías que Evan estaba cautivo y enfermo en Las Cariacas. Cuando Atolón lo llevó de regreso a tu palacio lo que hiciste fue apoyarlo en lugar de entregar al joven por las buenas — intervino Ranhir.

—¡Es mi hijo! Solo quería verlo por lo menos una vez en la vida. No sé cuándo voy a morir debía hacerlo ¡Pero claro! Como todos ustedes vieron a sus hijos crecer y disfrutaron cada minuto de sus vidas a su lado, jamás podrán comprender lo que siento. Esperé por ese instante por casi treinta años y después de esto moriré en paz al ver a mi pequeño muchacho convertido en un hombre.

—Un hombre de bien, todo lo opuesto al insolente que aspira a heredar tu trono algún dia, que, conociéndolo bien, milagrosamente no te ha asesinado para quedarse con la corona. — comentó Ranhir.

Thaón se acercó a su hermano y le habló al oído —Ranhir cálmate por favor, aún no estás del todo bien.

—¿Y qué con eso? No sabes la satisfacción que siento al decirle a este energúmeno sus verdades con la esperanza de que reaccione algún dia. Que se dé cuenta de que todo lo que hace es cometer errores y más errores en lugar de tratar de hacer bien las cosas y enfocarse en su reino. Debería castigar a Atolón, ese jovencito será un pésimo rey si continua asi. Pobres maranios, si supieran el cruel destino que les espera con su futuro rey, irían a Tritonia a suplicar que nuevamente seamos sus líderes. —dijo el rey Ranhir.

En medio de aquella discusión, Tarek les ordenó que hicieran silencio. Siguieron tratando temas importantes y dejaron atrás el problema entre las grandes naciones de Tritonia y Marania.

A las afueras del palacio, Traimor conversaba con Rinah sobre el secuestro de Evan y lo mal visto que había sido aquel acto para los países vecinos.

—Atolón jamás aprenderá — comentó Rinah — y tengo la corazonada de que la historia se va a repetir. Se casará con Avarinia, una exploradora cariaca. Creo que esa familia está condenada —Luego de una pausa, le preguntó a Traimor como era tierra firme.

—Es increíble. La luz del sol brilla con más intensidad y la brisa genera una sensación de tranquilidad.

—¿Brisa? ¿Qué es eso?

—Imagina una corriente marina, pero en lugar de agua hay aire.

—Eso suena asombroso. Hace tiempo he sentido curiosidad por ir a tierra firme, pero siento algo de miedo. Por otro lado, escuché que en la pelea estaba tu prima, la sirena de cola rosa.

—Amaranta, una gran sirena guerrera como la tía Stara.  —dijo el tritón lleno de orgullo.

—Rinah — Tarek llamaba a su hija

—¡Padre! ¿No estabas en la cumbre? — se acercó al rey

—¿Qué haces aquí?

—Sabes que estas cosas me aburren. Además, no tengo nada que hacer en mi habitación y decidí nadar un poco. Hace unos instantes me encontré con el príncipe Traimor y estoy conversando con él de manera agradable.

—Entiendo — dijo Tarek y se dirigió al joven — Príncipe Traimor, su padre lo está buscando. El comité de Tritonia está a punto de partir.

—Gracias, alteza. Bien Rinah, espero poder conversar contigo pronto.

Rinah se despidió del príncipe y lo acompañó hasta llegar con los tritones.

Tarek notó que a su hija adoptiva le gustaba el joven Traimor, así que se acercó a ella y le preguntó si había algo entre ellos.

—No, padre. Pero no voy a negarte que me atrae.  

—Traimor es un buen muchacho. Príncipe y soldado a la vez, además, veo que comienza a adquirir madurez. Sería un buen esposo para ti, Rinah.

—¡Padre, por favor! No hables de eso ahora. No creo que el príncipe Traimor esté preparado para tal cosa, y yo tampoco lo estoy.




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