Ángela suspiró con sus manos entrelazadas en su regazo jugueteando con sus dedos, el principe sonrió viendo a las niñas jugar entre ellas.
—Y bien —Dijo ella, miró al banco de más a la izquierda y habían dos mujeres mirándola hablando entre ellas, sus miradas le recordaba ah Adalia, debía hablar con ella tratar de arreglar las cosas—. Pensé que te ibas a casar con ella. ¿Que paso realmente?
—No pensé en casarme con ella en todo este tiempo, además solo tenía maximo dos semanas con ella de relación así que, no creo que dos semanas sean suficientes...
—Espera, ¿dos semanas?
—Sí, dos semanas. Por mucho mi segunda novia.
—Es en serio? —Ángela sonrió—. Pensé que tenían tiempos.
—¿Que te hizo pensar eso? Las peleas tal vez, no; eso solo era un indicio de que no éramos compatibles.
—No solo por eso, no lo sé; suele ser así. Segunda novia? Usted?
—Eh! primero que nada, no me diga usted. Además la primera vez que hablamos me trataste como un cualquiera —Ángela sonrió recordando eso—. Y sí, la primera la tuve en la secundaria. Me dejé de ella cuando iba en penúltimo año. No pensaba cargar con una chica desde ese grado sin saber que iba hacer con mi vida.
—Vaya que maduro se oyó eso.
—Soy muy maduro desde joven, Alisa es más alta que yo y parece que soy yo.
—¿Que es más vieja que tú dices?
—Sí, me lleva dos años.
—Oh, de verdad que parece más joven, por su personalidad y también su físico. Parece una niña de dieciséis con su cuerpo de muñeca —Nikolais sonrió.
—No le digas eso, siempre quiere parecer más vieja porque dice que por esa razón nadie la trata de conquistar. Ella dice, busquen en Wikipedia mi edad está ahí —Ambos carcajearon.
—Creo que le gustó el hijo del señor Nelson.
—Cual? No me digas. El coronel.
—No creo que sea un coronel. Es más bien un teniente o segundo teniente. No estoy segura pero coronel no es. Bien, entonces terminaste con Francesca.
—Sé de rangos. Sí ya terminó.
—Es de la guardia nacional. No es policía.
—¿Te gustaría salir conmigo? —Ángela se quedó en silencio mirando hacia las niñas, sintió la mirada de él posarse encima de ella, estaba nerviosa y su garganta se secó. Carraspeó sin tener éxito y eso hizo que Nikolais sonriera—. Tuve una sola cita con Francesca antes de pedirle que fuera mi novia —Ángela seguía en silencio. Nikolais se levantó del asiento y le dió el frente tapando la vista de las niñas—. Dime algo —Mas silencio—. Si me dices que me vaya, que no quieres nada conmigo, me iré. Si me dices que me quedé me quedaré. Pero tienes que decidirte, hay un vuelo para mañana temprano, lo dejaría todo por tí.
—¿Y si haces eso, quién te va a mantener?
—Tú, obvio con lo que ganas en el restaurante.
—Ah! —Ángela lo miró sonriendo, estaba nerviosa; tener a un hombre como Nikolais en frente no era un catchut, la chica suspiró mirando al suelo—. Quédate si quieres —Susurró.
—¿Dime? No escuché —Si la había escuchado pero quería escuchar otra vez lo que había dicho.
—Ya sé que lo escuchaste Nikolais no me hagas retractarme.
—¿Eso significa que me vas a mantener? —Ángela suspiró mirando al cielo.
—No, vete a tu país y arregla tus negocios Nikolais, ni que fueras un... No sé para yo mantenerte.
—Soy un principe —Ángela achino los ojos mirándolo.
—¿Es una mirada de deseo?
—Vete a la mier...
—Calmate estoy bromeando, adiós pobre —Se fue a donde estaban las niñas y se subió a un columpio, Darleni empezó a empujarlo.
—¿Y en qué quedaron? —Preguntó la señora Mercedes cuando Ángela se levantó y caminó hasta donde ella estaba.
—Me invitó a salir, ¿No es raro? Un hombre que terminó con su novia no sé tal vez hace un día y me invita a salir.
—Es raro pero es un principe. Sal con él, además es rico algo le sacas.
—¡Señora Mercedes!
—Angela yo nunca pensé que este hombre se interesará en una de ustedes, fui muy sincera con Adalia.
—Adalia, Señora Adalia me mintió. Me dijo que él le dijo que se iba a casar con su novia. Y no sé que otras mentiras más me dijo — Ángela se sentó a su lado y la señora Mercedes la miró.
—No sé, ¿cuánto tiempo la conoces?
—Tres años, desde que empecé a trabajar en el restaurante.
—Y siempre ha sido así contigo.
—No, esto empezó a cambiar desde que me pasó aquello ya sabes. No sé que le pasó a ella.
—Ángela, ¿Por qué dices aquello? Aún no puedes hablarlo. Porque no creo que esté bien eso —Ángela suspiró, no lo había pensado de esa manera pero sentía un sentimiento extraño cuando intentaba decirlo en voz alta.
—No, lo admito. Aún no puedo me siento incómodo.
—Bien, deberías ir a terapia, eso ayuda. La sicóloga te ayudo mucho cuando fuiste aquella vez.
—Sí, ahora que lo recuerdo. Por cierto el señor Nelson me dijo que trabajaré hasta la cinco, o sea, no tendré que irme a las ochos de la noche como siempre.
—Oh, me alegra. Que generoso es Nelson.
—Debería dejar de trabajar y descansar.
—No, no. Estoy acostumbrada a moverme mucho, además desde la vez que me enferme no me ponen a cocinar más que algunas cositas especiales, mayormente voy al restaurante a echarle el último visto a las comidas que no hago.
—Me di cuenta de eso. Pero eso está bien al menos no tiene el aretreo.
—Sí —La mujer le puso mechón de cabello detrás de la oreja—. Me alegra que hayas aceptado salir con él. Y cuando puedas iremos a la sicóloga.
—Esta bien. Se irá mañana a Dinamarca. No sé cuándo volverá —Echó un vistazo hacia el joven el cuál compraba helados para las niñas.
—Tu crees que durará mucho. No, realmente a sido sincero contigo. Me preguntó muchas cosas sobre ti, tenía tanga curiosidad. Me preguntó de tu ex, no sabía que Kevin y tú fueron novios.
—¿Kevin y yo? No, nunca por Dios! Cuando conocí a Kevin ya estaba con su esposa hace tres años o cuatro no sé bien, fue él que me ayudó a conseguir el empleo y desde ese momento solo hemos sido buenos amigos.
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Editado: 10.08.2022