✨ CAPÍTULO 33

El señor Nelson ayudo a Ángela con la mochila para salir afuera, la chica se encontró con la sorpresa de que las niñas estaban metidas en un juego de fuerza con Nikolais, las cuatros niñas estaban encima de él, mientras Alisa y Gabriel gritaban cosas diferente ya que, al parecer era hombres contra mujeres pero viendo bien el panorama los varones estaban perdiendo.

—Oh, tendrás que esperar que terminen su lucha —Dijo el señor Nelson viendo hacia el grupo.

—Sí, eso creo es que de verdad me tengo que ir — Echó un vistazo a ver si veía la novia de Nikolais. El hombre que la llevaría a su casa llegó con el autobús y entro las bolsas, las niñas se detuvieron y ambas caminaron hacia ella.

—¿Nos vamos ya? —Preguntó Darlin, entre cerró los ojos cruzándose de brazos.

—Si, ya es hora.

—Pero, ¿por qué no nos vamos juntos todos? Dijeron que sería a las cuatro —Preguntó Darleni.

—No podemos, ustedes saben que tenemos que limpiar la casa y acomodarnos para empezar la rutina mañana sin preocupaciones —Ambas niñas suspiraron, miraron por última vez a Nikolais el cuál se había quedado mirando la escena, Ángela no lo miró.

—¿Ya te vas? —Preguntó la princesa caminando hacía ellas.

—Sí, ya me voy.

—Aah, que mal. Las voy a extrañar.

—Nosotras también a ti —La princesa le dió un abrazo a Ángela y luego abrazó a las dos niñas. Un minuto después se montaron en el autobús, el hombre se montó y empezó a conducir el autobús.

Las niñas se despidieron de todos por las ventanillas hasta que desaparecieron de la vista del lugar. Ángela se quedó triste durante todo el trayecto, hubiera querido que las cosas fueran diferentes pero esta era su realidad y ya para que seguir asiendo ilusiones para alimentar el ego. Era mejor terminar con esto a tiempo antes de que el mismo destino le dijera que ya terminó.

Nikolais se quedó mirando el pequeño autobús desaparecer de su vista, se sintió acongojado, debió hablar con ella para aclarar las cosas pero temía su reacción, nunca en su vida se había sentido tan vulnerable con una mujer, en las dos semanas que pasó de novio con Francesca se siguió sintiendo el hombre con mucha energía y ganas de triunfar pero desde que había conocido a esa mujer lo único que pasaba por su mente era amarla, quererla, estar con ella, ni siquiera su negocio era tan importante que eso, de un momento a otro todo eso había pasado a segundo plano.

—Señor Nelson ¿qué pasó? —El joven se acercó deprisa al señor Nelson y al llegar se cruzó de brazos con su rostro arrugado.

—¿Sobre qué? Con Ángela está todo bien, solo necesita limpiar su casa. Eso me dijo la señora Mercedes.

—¿En serio? Bueno eso es ¿bueno?

—No lo sé alteza, a las mujeres les gusta limpiar —El señor Nelson se encogió de hombros, Nikolais sonrió un poco aliviado, se despidió del señor Nelson y fue en busca de la señora Mercedes solo ella le ayudaría a conseguir todos los detalles sobre Ángela, la vio en el comedor junto a la  dos de las empleadas que había venido con ella, una de ellas era la que lo había advertido sobre acercarse a Ángela pidiendo que se alejara de ella de hecho pero Nikolais no le haría caso a esa chica, él quería a Ángela y haría lo imposible para conseguirla y hacer que olvidará por completo su ex novio.

—Señora Mercedes, puedo hablar con usted —La mujer no se sorprendió cuando vio el joven frente a ellas llamándole. Adalia le miró con el ceño fruncido a él y luego a la señora Mercedes.

—Sí —Le pasó los platos a Maritza—. Sigan ustedes —Dijo y se fue con el príncipe hasta los escalones para subir a las habitaciones, sentándose en el segundo escalón uno al lado del otro, Mercedes ya sabía a qué había venido, Maritza y Adalia miraban de sopeton cada vez que podían.

—¿Quieres saber sobre Ángela? —Preguntó ya que, el joven se había quedado en silencio sin saber cómo empezar. Nikolais tenía planeado preguntar cómo estaba y entablar una conversación con la mujer antes de preguntar sobre Ángela pero al parecer ella sabía sus intenciones.

—Sí, ¿cómo lo sabes?

—Estas desesperado por esa chica.

—Se nota tanto.

—Sé como se siente eso. La primera vez que vi a mi esposo fue en una marcha, él estaba a lo lejos con pancartas, se encontró nuestras miradas pero al parecer la única que quedó enamorada fui yo y eso me mantuvo desesperada por mucho tiempo hasta que ocurrió lo que esperaba y otra vez nos vimos. Esa vez fue diferente, él me prestó la atención suficiente y aquí estamos, tenemos cinco hijos.

—Es una historia bonita. Quiero tener una historia bonita. Dime lo que tengo que saber porque me voy mañana y de eso depende de que tome una decisión —Mecedes lo miró con sorpresa, de que hablaba este hombre.

—Ella tiene veintitrés años, está soltera. Siempre ha Sido muy dependiente desde los quince años. Me dijo que vive con sus hermanas desde hace siete años, se fue de la casa porque un padrastro intento abusar de ella —Nikolais se sobresaltó con eso recordando lo que una vez le contó el señor Nelson sobre una chica que fue abusada, ahora no estaba seguro de si se trabaja de la misma Ángela.

—¿Y su madre?

—Que te digo. La conocí una vez cuando fui a visitarla en navidad, me pareció una mujer irresponsable, amorosa pero irresponsable. Ella no defendió a su hija cuando lo necesitó pero se dejó del hombre ajuntandose con uno peor un borracho loco igual la dejo ir por un hombre luego Ángela se preparó y se trajo a sus hermanas por el miedo de que le pueda ocurrir algo similar.

—¿Angela tiene comunicación con ella?

—Viven en el mismo barrio, Realmente no entiendo como esa mujer puede estar tan tranquila. No sé, la verdad es una mujer rara. Mejor pregúntame otra cosa.

—¿Fue a ella que la violaron? —Mercedes carraspeó.

—Sí pero esa es otra historia que no deberías andar preguntando sin su consentimiento —El corazón de Nikolais se aceleró—. Ella fue víctima de un hombre que al día de hoy está libre, su cerebro no ha querido asumir la responsabilidad del recuerdo.