Crown, Love And A Cup Of Coffee

✨ CAPITULO 73

Ángela salió en los brazos de Nikolais de aquel juzgado envuelta en un mar de lágrimas, ellos entendía. Ella no tenía esos recuerdos y quizás para su mente era una injusticia cinco años para una amiga querida, pero Ángela lo había recordado todo, empezó a llorar porque cuando vio a su amiga hacerlo recordó cada detalle de esos días, cuando escuchó el testimonio de Dieguito era como un masaje para el cerebro hasta que la vio llorar, por alguna razón los gritos de Adalia despertaron los recuerdos en ella y es que, la joven había recordado las veces que lloro de esa manera donde le dolía la garganta, donde ella pedía a su mejor amiga con súplicas que se retratara porque precisamente quería evitar esto, lo que le había sucedido.
Recordó el terror que le causó estar a solas con Luis y las veces que él la maltrato.

—Cálmate Ángela, ya pasó. Y créeme ella tiene su paga.

—Lo recuerdo Nikolais. Lo recuerdo todo —Dijo entre llantos mientras los fotógrafos y camarógrafos trataban de detener el grupo que caminaba hacia el auto.

—¿En serio? —El joven abrió los ojos en sorpresa.

—Me duele, me duele mucho. No quiero sentir está pena —La chica abrazó a su novio fuerte, él no quería que llegara este momento y sabía que ahora más que en ningún otro momento ella necesitaría su ayuda. Los recuerdos habrían heridas que en su cerebros estaban guardadas. No estaban sanas, simplemente estaban ahí guardadas hasta el día de hoy.

—Es mejor que le den una pastilla para que duerma —Habló Gabriel en medio de la turbulencia, Ángela entró en el carro, luego Dieguito y del otro lado Nikolais la cuál abrazó a su novia.

—Todo empezará a cambiar, te lo prometo.

—¡No quiero volver a la casa! ¡No quiero! ¡No quiero! —Grito despavorida, la casa era una bomba de tiempo de ese inicio tan doloroso para ella y prefería ir a otro lugar que ese.

—Esta bien amor, está bien. Antonia vayanse en el otro carro con Rafael para que llegue a casa.

—Quiero estar con mi hija, llévame a donde ella irá —La mujer entró al auto y se abrochó el cinturón, se fueron hasta el hotel en dónde se había hospedado Alisa por primera vez. La joven entró a la habitación confundida, recordando cada momento. Era como si esos recuerdos estuvieron esperando el momento preciso para bombardear su mente, entró al baño y metió su rostro en el lava manos. Nikolais entró y le sacó la cabeza abrazándola. La sacó del baño y le dió el medicamento para calmarla, la joven se acostó en la cama quedándose dormida.

—Definitivamente este es el peor día de nuestras vidas —Comentó Dieguito sentándose en la cama.

—Lo sé —Respondió Nikolais mirándolo—. Él volverá a Dinamarca con nosotros —Se refirió a su madre—. Así que trata de arreglar las otras ropas que tiene. Durará los tres meses de la visa. Y será mejor para él, mientras tanto te puedes quedar en la mansión con las niñas no importa, hay habitaciones suficiente para que te quedes ahí  —La mujer afirmó con la cabeza—. Prometo que te lo cuido.

—Lo sé Nikolais, se que lo harás.

—Mamá es un príncipe, debe decirle alteza real —Comentó Diego medio dormido.

—No, no es necesario y tú tampoco debes hacerlo. Ustedes ya son parte de esta familia.

—Muchas gracias —Respondio la mujer—. De verdad, usted ha Sido muy bueno con nosotros desde el incidente.

—Es lo menos que puedo hacer, sufrió mucho y fue gracias a él que se pudo completar el rescate —Nikolais bostezó.

—Los dejaré descansar. Me iré, ¿Vienes? Le iré arreglar la ropa a Diego.

—No, ve alante. Quiero ver a mi hija cuando despierte —Comentó su madre sentada en un sofá. La mujer afirmó con la cabeza, salió de la habitación y se encontró con Gabriel el cuál hablaba por celular con Alisa contándole sobre el caso y lo que pasó.

—Quién podría imaginar que el último día para salir de esto ella viene y recuerda todo.... Si recordó todo.

—Me voy alante —Avisó la madre de Dieguito cuando salió de la habitación cerrando la puerta.

—Espera cariño. Bien, fuera está Rafael, ve para que te lleve —Respondió Gabriel a la madre de Diego y está afirmó—. Cariño, Te digo qué, Ángela recordó todo cuando la vio llorar. No sé que fue lo que hizo exactamente qué recordará, pero es obvio que fue en ese momento.

<Me imagino como sucedió todo eso, me hubiera gustado estar a su lado —Las niñas se encontraban en la habitación con Alisa viéndola caminar de un lado para otro a la joven con el celular en su oído mientras hablaba con su novio.

<Ahora si necesitara mucha sicología, en serio. Con decirte que ni siquiera quiso volver a la mansión porque le daba malos recuerdos.

<Eso es muy triste de escuchar 
—¿Qué sucede? Alisa, ¿cómo está mi hermana? —Cuestionó Darleni preocupada.

<Lo sé amor. Volveremos mañana a primera hora, Nikolais canceló la entrevista que tenía, dijo que cuando Ángela esté lista que será posible —Gabriel se detuvo en la puerta de la habitación.

<Él tiene razón, que sea Ángela que cuente su historia cuando esté lista, solo es cuestión de tiempo. Se entiende que es difícil, ese hombre fue culpable de muchas cosas malas en su vida, de las peores cosas que le puede pasar a una mujer.

—¿Nos vas a contar? —Cuestionó Darlin, Alisa afirmó con la cabeza acariciando el pelo de la adolescente.

<Sí, hablamos amorcito tengo que irme.

<Bien, cuídate. Te amo.

<Igualmente, yo también te amo.

<Más te vale, pensé que me ibas a decir igualmente en vez de un te amo.

<El antiguo Gabriel gutasolo te hubiera dicho eso, pero ahora soy un hombre que sabe lo que significa eso. A por cierto, mi papá te manda saludos y un regalo.

<Tu papá es único, ya hablamos está mañana.

<Fue ayer que te mandó el saludo, pero no pude llamarte ya sabes por todo el cansancio del viaje.

<Ah bien, pero traeme mi regalo que él si me avisó de eso.

<Bien amor, es tuyo. Hasta pronto.




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