Cruel tempestad

Capítulo 4º Amanecer

 

Melissa tuvo que complacer a Damián, en todo momento, acepto hacerlo, si le daba el dinero para su local.

Ella pensó, que él no aceptaría semejante cantidad de dinero, pero él ni se lo pensó, y acepto gustoso.

Por la noche tuvo que entregarse a él, que lujuriosamente se aprovechó de todo su cuerpo y la lleno de besos apasionados, surco todo su cuerpo, como un barco cruza los siete mares, sus manos surcaron todo el cuerpo de ella, sin dejar nada por recorrer, Melissa no se sentía cómoda, hace tiempo que no siente nada por Damián, nada más que odio, al que fue su marido y el amor de su vida, pero desde hace dos años, solo son una pareja fingida a vista de los demás. Que vive bajo el mismo techo, en una gran villa donde cada uno duerme en una habitación, y donde sus vidas van en direcciones opuestas.

Melissa quiere dejarlo e irse de la villa, pero de momento no se atreve, prefiere tener mejor solvencia monetaria, para poder vivir independientemente y no depender de nadie, y menos de tipos como Damián.

Mientras Melissa y Damián se comportan como un matrimonio feliz, sus invitados si lo son, ellos han pasado una maravillosa noche lujuriosa de amor, llena de pasión, donde ambos se han entregado sin límites, donde han explorado sus cuerpos mutuamente y con deseo, terminando abrazados, con la única música, que el sonido del mar.

Amanda y David, se levantan, se duchan y se visten y se dirigen hacia la cocina, donde esta Melissa.

—¡Buenos días, parejita! ¿Habéis dormido, bien?

—Si, muy bien—contesta Amanda.

—¿Dónde está, Damián? —Pregunta David.

—Esta en el timón, manejando el yate. ¿Queréis café y unas tostadas?

—Si, tomaremos café con leche, ¡por favor! y unos sándwiches, ¿puede ser?

—Si claro Amanda, sin ningún problema, ¿de qué queréis el sándwich?

—¡Vegetal, por favor!

—Muy bien, pues dos vegetales.

—¿Os levantáis, muy temprano? A nosotros se nos han pegado las sábanas hoy.

—Estamos acostumbrados a levantarnos sobre las siete y media, incluso cuando no trabajamos. Y eso que yo no abro la Boutique, hasta las diez de la mañana.

—Nosotros nos levantamos sobre las ocho, David no abre las agencias hasta las diez de la mañana, y yo empiezo las clases a las nueve.

—Cierto, me comentaste que eras profesora.

—Si, me encantan los niños, en un par de años, tenemos previsto aumentar la familia. ¿A ti, te gustan los niños?

—Si, pero tengo un gran proyecto en mente, y de momento no pienso en tener niños.

—Claro, somos jóvenes, tenemos proyectos y que disfrutar de nuestras parejas. A mí me encanta viajar, todo eso con niños, no se puede hacer ni disfrutar.

—Claro así, es Damián y yo estamos muy ocupados, él con el tenis fuera de casa por temporadas y yo con un gran proyecto a la vista.

—Lo imagino...

—Bueno, señoritas, las dejo, voy acompañar a mi amigo, que está muy solo.

Melissa y Amanda se quedan en la cocina, ideando algún plato exquisito para preparar y luego poder tomar un rato el sol.

David se dirige, donde esta Damián.

—¿Que tal, Damián? El mar está muy tranquilo.

—Si, y hace un día maravilloso amigo, luego podemos montar en las motos de agua, el mar esta perfecto. Quizá veamos algún delfín hoy.

—Me parece, una idea estupenda.

—¿Habéis, dormido bien? A mí el mar, me relaja muchísimo.

—Fíjate si hemos dormido bien, que a Amanda y a mí, se nos han pegado las sábanas.

—Jajaja, eso está bien y más, disfrutando de unas merecidas vacaciones. Melissa y yo, nos levantamos temprano, pero disfrutamos en la cama como, nadie.

—Sois una pareja formidable, y se ve que os queréis, prueba de ello, cinco años que lleváis ya casados.

—Así, es amigo, tanto en lo personal como en lo profesional, nos va muy bien.

—Bueno David, ¿nos damos un baño en la piscina, antes de comer...?

—Buena idea, las chicas están preparando algo para comer, aprovechemos para darnos ese chapuzón.

Amanda y Melissa ya han terminado de preparar un rico asado de cordero, con unas patatas al horno, y una fuente con ensalada.

De postre una selección de frutas, cortadas en raciones de piña, kiwi, sandia, fresa y melón.

Han ido a la suite y cada una se ha puesto un bikini para tomar un rato el sol, el día es maravilloso y la temperatura genial, para broncearse y coger un poco de color.

Melissa se ha puesto su bikini blanco, con un broche dorado en el costado de la parte inferior.

Amanda se ha puesto su bikini rojo, donde se ve su marcada silueta y esa exuberante delantera.

No tarda Damián en poner sus ojos sobre ella, desde la piscina las ha visto, poner las toallas y tumbarse al sol,

Daria todo lo que tiene, por poder pasar una noche, aunque solo fuera una noche con esa mujer, compartir y entrelazar sus cuerpos, poder besarla y hacerla suya, muchas ideas le vienen a la cabeza, unas tras otras, la ve tan encantadora, tan perfecta, con esos labios mojados, ese cuerpo provocador, cada movimiento de Amanda vuelve loco a Damián, que solo piensa en ella, incluso cuando esta con su mujer en la cama, ve a Amanda.

Melissa tiene un cuerpo bonito, pero no unas caderas tan pronunciadas, tiene poco pecho, también es un poco más bajita.

Amanda es la dulce golosina, que Damián quiere probar.

De momento se conforma, con que sus ojos puedan disfrutar de esa belleza, pero él no quiere solo eso.

Su mente no deja de pensar y planear, todo gira en torno a ella.

A su locura, llamada Amanda...

 




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