Cruel tempestad

Capítulo 5º Aire.

Melissa y Amanda se fueron a las suites a ducharse, y vestirse para juntarse todos en la terraza de proa, para comer.

Damián y David ya habían colocado la mesa, preparado el vino, se estaban tomando un apetitivo mientras ellas llegaban.

Melissa fue a la cocina a por el asado de cordero y las patatas, mientras Amanda llevaba una gran fuente de ensalada.

—¡Por fin! Aquí está el cordero, tengo un hambre voraz.

—Anda, siéntate Damián, tú siempre tienes hambre, —dijo Melissa.

—Sentémonos, Amanda—. Le dice David, a su mujer.

—Claro Amor, a tu derecha, —contesta a su marido, dedicándole una sonrisa.

Melissa ha servido los platos y las patatas, a sus invitados y como no a Damián, que la tiene como esposa y esclava, todo lo tiene que hacer ella.

—El cordero, te ha quedado riquísimo Melissa, —dice Amanda.

—¡Gracias Amanda! Se me da, muy bien la cocina.

—Sírvenos más vino Melissa, cariño, —dice Damián.

Damián ha terminado el primero de comer, Melissa se dirige a la cocina a por la bandeja de fruta, que tiene en el frigorífico.

—¡Excelente, fruta bien fría! una buena elección, —dice Damián.

—¿Queréis unos cafés? —Pregunta Melissa.

—Claro cariño, trae café y unas copas de Brandy, —le ordena Damián.

Melissa fue a por los cafés y a por las copas de Brandy al mueble bar del salón, Amanda la había acompañado.

—La comida a estado exquisita, Melissa.

—¡Gracias, Amanda! Eres muy amable.

—¿Te vas, a tomar una copa Amanda?

—¿Yo? No gracias y menos de Brandy.

—Tenemos licores, ron ,vozca y ginebra, —¿tal vez un gin-tonic?

—Si, un gin-tonic, estará bien Melissa.

—Vamos a reunirnos con ellos, que Damián estará esperando su café, es muy impaciente.

—Si vamos, yo llevo las copas.

—Ya están aquí los cafés y las copas, ¿tú que quieres, tomar David?

—Tomaré también un gin-tonic, gracias Melissa.

Los ojos de Damián se tornaban hacia el escote del bonito vestido floreado, que llevaba puesto Amanda.

La velada, era muy amena y entretenida, y se estaba realmente bien, la brisa corría y la temperatura era ideal.

—Esta tarde, disfrutemos con las motos de agua.

—¡Perfecto, buena idea cariño! —Contestó Melissa.

—Prepararé los trajes, y soltaré las motos.

—¡Bien! ¿Has montado alguna vez, Amanda? —Le preguntó Melissa.

—La verdad, es que no...

—¡Es muy emocionante, a mí me encanta! Me apasionan las motos de agua.

Bajaron a la parte de abajo del yate donde se encuentra, el garaje acuático, y se pusieron unos trajes, adecuados para la ocasión.

—¡Vamos cariño, sube! Haremos una competición, a ver quién gana.

—Sube, Amanda, agárrate bien.

—¿Pero sabes, manejar estas motos David?

—Claro mujer, hace tiempo, que no lo hago, pero eso no se olvida nunca.

—Confió en ti, no me vayas a tirar.

—Que no, no tengas miedo y disfruta.

Ambas parejas salieron en las motos de agua, Damián disfrutaba de la carrera, al igual que en lo demás, quería demostrarle que era más bueno que él.

Pero David le pasó por al lado, dejándole atrás, Damián enfurecido subió la marcha de la moto, para lograr alcanzarlo, pero no lo conseguía, lo que le ponía aún más nervioso.

Siempre tiene que ser superior a los demás y no está dispuesto a aceptar que su amigo sea mejor que él.

Pero David, jugo su baza y llegó al yate antes que su amigo Damián.

"Esta me la pagaras, estúpido presumido", pensó Damián para sí mismo...

 




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