Damián no es un buen perdedor, esa noche, no se mostró nada amigo en la cena, estuvo más bien callado, cenó y se despidió antes que nadie.
Melissa se quedó, un rato más con la pareja...
—Está cansado y además no le gusta perder, y le has ganado David.
—Pues hacía mucho tiempo, que no conducía una moto de agua.
—Jajaja, pues quien lo diría, le has dado un buen repaso.
—Ni yo mismo, me lo creo...
—Qué bonito se ve el anochecer, y que tranquilidad se respira, —dijo Amanda, mirando al inmenso mar que les rodea.
—Si, y los amaneceres, con la salida del sol, son impresionantes, una autentica belleza contemplarlo, —respondió Melissa.
—Bueno chicas, creo que yo, ya me voy a ir a dormir.
—Yo También—dijo Melissa.
—¡Vamos entonces! Buenas noches Melissa! —Dijo Amanda.
—Buenas noches, pareja. ¡Hasta mañana!
Ya se encontraban ambas parejas en sus suites...
—Que pronto te has ido de la cena, no puedes portarte así, con tus invitados.
—Melissa, no vengas a molestarme, con eso.
—¿A molestarte con qué? ¿Acaso, te he nombrado algo?
—No, pero tienes intención de hacerlo,te conozco muy bien.
—No, eso demuestra que no me conoces en absoluto, lastima de cinco años perdidos a tu lado.
—¿Cinco años, perdidos a mi lado? Tienes de todo, no te falta de nada, vives como una reina.
—Vivo como una reina, porque trabajo, no gracias a ti.
—Tienes de todo gracias a mí, al igual que tu negocio.
—Perdona, cuando me conociste, yo llevaba con mi boutique tres años, es mía y no tuya, no has puesto ni un solo euro, es mi sacrificio y mi sudor.
—Pero vives en mi villa, bajo mi techo, a todo confort, con todas comodidades.
—No tengo ningún problema en irme, y lo sabes, nuestro matrimonio es una farsa, que tú quieres aparentar con todo el mundo, como el matrimonio perfecto. ¡Que asco!
—Te he pagado un dineral, y ahora sí que tienes que interpretar ser la esposa perfecta, para eso te he pagado, no te quejes ahora, que ya tienes el dinero en tu cuenta. Y terminara cuando yo lo diga...
—Supuestamente es, en este viaje con tus amigos, y nada más...
¿Supuestamente, Melissa? ¿Un millón y medio de euros, para solo unos veinte días? Estás loca, será hasta cuando yo decida.
—No dijiste eso, hablaste de estas vacaciones con tus amigos, nada más ...
—Pues alargo el tiempo, a cuando me dé la gana, para eso te hice un buen pago, que aceptaste muy gustosa, y acuéstate ya, demuéstrame que eres una mujer y no una llorona.
Melissa, se introdujo en la cama, cada vez le pesaba más, haber aceptado el dinero de Damián, el cada día le pide más.
Ella sabe que eso no tendrá fin, hasta que él no quiera.
Cada noche la hace suya apoderándose de toda ella, ni en el tiempo que fue su feliz matrimonio, Damián había querido tanto de su cuerpo, de tanta pasión, nunca había sido tan fogoso ni tan entregado a ella, pero en la mente y en las imágenes de Damián no existe Melissa, él ve la bella cara de Amanda, sus labios carnosos, esa melena negra y esos pechos enormes sobre él, ve a Amanda en su cama, desnuda disfrutando con él.
Melissa ni se lo imagina, ella tampoco conoce a Damián.
Mientras tanto en la otra suite, la pareja de recién casados, pasan noches de eterna pasión, de abrazos y suaves caricias, de entrega sin límites, cuerpo con cuerpo fundiéndose en uno, infinitas sensaciones juegos nuevos.
Sin enterarse tan siquiera, que, en la suite no muy lejana a ellos, hay otra mente y otro cuerpo deseando la misma mujer...